Capítulo. 60. Sala de conferencias. (Parte 2)

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Pdv: Cattleya

Yo no quería hablar sobre mi pasado, ni siquiera se lo había contado todo a Rozemyne. Mas había obtenido la promesa de mi mentor, de que él, protegería a Myne, mi querida hermanita gemela. Ella era lo más preciado para mí, en este mundo. 

‘Yo podía entender lo que ella quería… Myne quería que mi mentor, confiara en nosotras. Pero el saber eso, no lo hace más fácil…’.

Enfrentarme a mi pasado, y recordar cosas que quería sepultar para siempre en el olvido… estaba siendo más difícil de lo que creí. Aun así con el pesar de mi corazón, respiré profundamente y me armé de valor, luego comencé a narrar mi historia.

“Ok, verán, mi vida como Hanna Walker fue normal, tranquila y feliz hasta los 7 años. Yo tenía, amigos y una familia completa; con padres amorosos. Los mejores momentos de aquellos días, eran cuando papá me leía cuentos por las noches, cuando llegaba del trabajo… yo esperaba eso con ansias todos los días. De hecho, fue él quien cultivó ese amor por las historias de fantasía y magia. Sin embargo, de la nada las cosas comenzaron a cambiar. Papá comenzó a llegar tarde del trabajo, y ya no tenía mucho tiempo para nosotras”. 

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Aún recuerdo las excusas… “Papá, ¿me lees una historieta o un cuento? Por favor”. Yo preguntaba a diario.

Y cada vez el respondía. “Lo siento hija, estoy cansado ahora, tal vez mañana”.

“Ok, pero yo escogeré la historia”. La pequeña yo, respondía creyendo que así sería. ‘Vaya que era ingenua, en aquel tiempo’.

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Estos recuerdos venían a mi memoria, mientras les hablaba de mi vida anterior. “Cuando mamá descubrió que papá la había engañado con otra mujer, ellos comenzaron a pelear todo el tiempo. Aunque por supuesto, yo en ese entonces no entendía que estaba sucediendo. Pero poco después de eso, mis padres decidieron divorciarse y todo mi mundo cambió. Mamá decidió alejarse todo lo que pudo de papá, y comenzar de nuevo en su país natal. Así que nos mudamos a un nuevo país, a comenzar una nueva vida, solo nosotras dos. Eso fue realmente difícil, y tuve que adaptarme rápido a esa nueva vida… una nueva cultura, un idioma al que no estaba acostumbrada a hablar todo el tiempo, una nueva escuela sin mis amigos, y una familia que no conocía, pero que nos ayudó mucho”. Yo continué narrando esta etapa de cambio, que viví en aquel entonces.

‘Ahora que me doy cuenta, he pasado demasiado tiempo en modo supervivencia’. Con esta reflexión yo continué hablando.

“Hubieron momentos realmente malos, en los que mamá lloraba sola frente a las cuentas, cuando pensaba que no estaba viéndola. Muchas veces la vi llorar por papá, y eso dolía en mi corazón… porque yo también lo extrañaba mucho”. Nunca había hablado esto en voz alta, y estaba resultando realmente difícil.

“Como yo no quería ser una carga para mamá, decidí ayudarla en todo lo que pude, así que me volví independiente. Comencé a hacer todo por mi cuenta; si tenía que limpiar y ordenar lo hacía, aprendí a cocinar, lavar la ropa, en fin, en todo lo que podía ayudar a mamá, solo lo hacía”. ‘Pese a que era una niña, era consiente de muchas cosas, y por eso, ¿cómo podría ignorar el dolor y el cansancio de mi madre?’.

“Aunque fue difícil al principio, aún así tenía que aprender rápido, porque todos estos quehaceres nadie los haría por mí. Ya que mamá llegaba tarde y demasiado cansada del trabajo, tenía que ayudarla de alguna manera. Y a pesar de las dificultades y la tristeza, las dos salimos a delante”. En este punto, tomé una respiración profunda, antes de continuar con la siguiente parte de la historia.

Juego de Shumil gemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora