Capítulo: 24. Un extraño par de Shumil

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Pdv: Benno

Otto me había arrastrado a su reunión, para destruir los sueños de un niño que quería convertirse en comerciante ambulante. Dijo que sería interesante y divertido, sobre todo, por las gemelas. Sin embargo, fue todo menos divertido… desde el principio sentí el mismo peligro, que sientes cuando haces negocios con los nobles. 

“Otto, estás seguro que no son hijas de un noble caído? O nobles ocultas tal vez?”. Yo pregunté una vez llegamos a casa.

“Ya te lo dije Benno, son las hijas de mi capitán, estoy ciento por ciento seguro de eso”. Respondió Otto, mientras abrazaba a Corinna por la espalda y la besaba en la cabeza.

“Puedes hacer eso cuando no esté presente, por favor”. Yo dije molesto, dándole un golpe en la cabeza. 

“¿Qué pasó hermano? ¿Por qué estás de mal humor, su cita salió mal?”. Preguntó Corinna, con preocupación, ya que ella había notado que estaba tenso. 

“No, todo estuvo bien… creo. Es solo que siento que tuve una reunión con nobles hoy”. Yo respondí rascando mi cabeza con frustración.

“No se de que te quejas, yo debería ser quien esté molesto, ya que robaste mis asistentes”. Dijo Otto con reproche. 

“¡Maldita sea Otto! No las robé, estuviste ahí ¿no? Prácticamente me obligaron a aceptarlas como aprendices en mi tienda”. Yo respondí en una queja al tonto de Otto, quien solo puede culparse a sí mismo, por lo ocurrido. Yo no estaba dispuesto a dejar los productos de las gemelas en manos de ese viejo.

“¿Qué? Dices que un par de niñas te obligaron a hacer algo, hermano? Eso se oye increíble”. Preguntó Corinna sorprendida e interesada. “Por favor cuéntenmelo todo, quiero saber que puso así a mi hermano. Pero acompañemos la interesante charla con té y bocadillos, los serviré enseguida”. Dijo Corinna comenzando a preparar el té.

Una vez nos sentamos y el té estuvo servido, comencé a contarle todo lo que ocurrió en esa extraña reunión a Corinna. Le hablé sobre la rareza de ése par de gemelas, que a simple vista parecen unos lindos e indefensos Shumil… Pero eso no podía estar más lejos de la realidad, porque ésas mocosas eran un par de leonas voraces, y yo literalmente me metí como un idiota en su jaula. 

Para cuando estuve dentro, y me di cuenta, ya era tarde…. Me convertí en su presa y jugaron conmigo, como un Zantze juega con un Shumil antes de devorarlo. Me empujaron a aceptar sus planes y no pude negarme. ‘¡Maldición no estaba preparado para esto!’. Se suponía que eran solo niños del sur de la ciudad, con sueños estúpidos como querer ser un comerciante ambulante.

Al terminar de contarle todo lo sucedido a Corinna, ella se veía bastante impresionada. “Todavía no puedo creer, que existan un par de niñas que puedan manejar a mi hermano de esa manera. Son un par de niñas muy interesantes”. Ella dijo con una expresión preocupada en su rostro. “Otto me había hablado de ellas, pero él solo mencionó lo listas y traviesas que son. Y como lo estaban ayudando con el papeleo en la puerta, y son las hijas de su superior, por eso se aguantaba sus payasadas”. 

“Si, pues se quedó corto con su descripción”. Yo dije esto con ironía. Luego continué con la descripción de las gemelas. “Y eso no es todo Corinna. Lo bien educadas que están. En mi opinión solo alguien muy bien entrenado, podría actuar con tanta seguridad y confianza, como lo hicieron ellas”. Yo expuse mis dudas sobre el verdadero origen de las niñas.

“Bueno, en eso tienes razón mi amigo”. Dijo Otto frotando su barbilla de forma pensativa, mientras mencionaba. “Yo una vez, le pregunté al capitán por lo bien educadas que estaban las gemelas. Pero él, solo comenzó a jactarse de lo maravillosa que son sus hijas. Aunque ahora que lo mencionas, tal vez solo intentó desviar el tema nada más”. 

Juego de Shumil gemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora