Capítulo: 133. Un almuerzo en el castillo.

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Pdv: Rozemyne.

Habían pasado tres días desde que Ferdinand nos habló sobre la invitación de lady Galadrihel. Por lo que hoy, era el día en que iríamos al castillo a la cuarta campanada, para asistir al almuerzo. ‘No negaré que estoy asustada, por lo que podría pasar hoy. He tenido esa sensación de miedo y ansiedad desde que Ferdinand nos habló del veneno, que Verónica planea usar con nosotros. Yo no quería ser envenenada de nuevo…….. aún no tenemos nuestra jureve de alta calidad, y aunque Ferdinand, esta vez, se ha preparado para todos los posibles escenarios, incluso para el peor de los casos, aún así……… yo no quiero dormir por dos años en jureve, como en el tejido roto. No quiero que mi hermanita esté expuesta a éste peligro. Y No quiero que nuestra familia se preocupe, no me gusta verlos tan tensos y nerviosos, por nuestra culpa’.

Estos eran mis pensamientos, mientras veía a un Ferdinand, a un hermano Eckhart y a un abuelo con los ceños fruncidos, con preocupación. Y aunque madre Elvira y la hermana Heidemarie tenían una expresión tranquila en sus rostros, podía ver la inquietud viva en sus ojos, bajo la superficie.

“Todos, quieren dejar de poner esas caras, y dejar de vernos así. Eso no ayuda en nada, saben?. Ya nos hemos preparado para todos los posibles contratiempos, verdad?”. Pidió Cattleya, un poco irritada y tensa con la situación.

Luego continuó hablando, para tranquilizar a nuestra preocupada y tensa familia. “Entonces, no se preocupen demasiado. Ya saben; tenemos, antídotos optimizados y amuletos súper poderosos que  preparó nuestro prometido, además de la jureve. Todo estará bien, ya verán”. Esto decía Cattleya, agitando su mano despreocupadamente, restando importancia al peligro que representa este almuerzo. ‘Como quisiera tener sus nervios’.

Pensé, mientras ésta conversación se daba, en la sala de recepción, de la finca del abuelo Bonifatius. Donde nos habíamos estado quedando, estos dos últimos días, en preparación para asistir al almuerzo en el castillo. Pero también por nuestra seguridad. Nadie sería tan tonto como para atacarnos en la finca del abuelo. Aunque también fue el movimiento de Ferdinand, para mantener bajo control al abuelo Bonifatius, poniéndonos bajo su cuidado. Entretanto, él se encargaba de los preparativos y contramedidas, para cualquier ataque que recibamos en el castillo.

Ferdinand junto con la hermana Heidemarie, habían estado haciendo antídotos, para todos los posibles venenos. Pero Ferdinand estaba preocupado por uno en especial, el veneno que se activa con calor. Era un veneno muy poderoso y extremadamente peligroso para nosotras. Por lo que él, estaba haciendo un antídoto especial para nosotras.

Pero también estaba realmente frustrado, de no tener el suficiente tiempo para investigar más, y encontrar pruebas de que Verónica realmente pudo obtener el peligroso veneno. Con eso podría haberla arrestado, antes de que hiciera su movimiento. Y así haber evitado ponernos en peligro.

Aunque yo creo que para el corto tiempo de investigación que tuvieron, Ferdinand y Justus lo hicieron maravillosamente. Ya que lograron arrestar a Kantna, al alcalde de Hasse, junto a todos los contrabandistas. ‘Todo sigue ocurriendo, pero mucho antes y de formas diferentes, al tejido roto’.

A pesar de que todos estábamos muy preocupados. Y que ninguno de nosotros quería asistir a éste almuerzo. Pero de todos modos, debíamos asistir. Por lo que nos habían peinado con complejas trenzas y con nuestras hermosas horquillas de la temporada, que combinaban maravillosamente con nuestros ostentosos y elegantes vestidos, para la ocasión. Al igual que madre Elvira, Ferdinand, y el abuelo Bonifatius, todos estaban muy elegantemente vestidos.

Aunque por el miedo, preocupación y la ansiedad del momento, no se sentía como si fuéramos a una fiesta o a compartir en familia. Parecía más que íbamos a una batalla con la orden de caballeros.

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