Capítulo: 124. Cómo encantar un objeto.

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Pdv: Ferdinand.

"Espera mentor, aún falta lo más importante para que esté totalmente terminada tu horquilla". Dijo Cattleya extendiendo su mano hacia mí, para que le entregara la horquilla por un momento. "Si me permites mentor, te enseñaré a encantar un objeto". Continuó diciendo Cattleya, con una sonrisa divertida en su rostro.

Yo no quería darle mi valiosa horquilla a mi traviesa Diosa, para que le hiciera alguno de sus locos experimentos, aunque me ganó mi curiosidad. Por lo que se la entregué algo inseguro. Cattleya la tomó y la puso delicadamente sobre la mesa de trabajo, comenzando con una clase de magia de su mundo anterior. "Verán, encantar un objeto no es tan diferente de lanzar un encantamiento o hechizo a una persona. Primero debes mover correctamente tu varita". Explicó felizmente Cattleya sacando su varita y apuntó la horquilla. "Pero eso no es todo, también deben decir las palabras del hechizo correctamente con una completa concentración, y tus intenciones deben ser claras y precisas. Como en esta ocasión quiero que el objeto detecte solo a las damas que miren con codicia y malas intenciones a mi mentor. Bueno, esa será mi intención al encantar el objeto". Continuó explicando Cattleya, antes de agitar su varita y decir el encantamiento. "Que este objeto detecte a todas las damas que codicien de forma romántica, y con malas intenciones a Ferdinand. Y les salgan forúnculos en la piel formando la palabra "Zantze roba novios" en la frente "Furnunculus"". Finalizó el encantamiento mi Diosa traviesa sobre mi horquilla, con una enorme sonrisa malvada y traviesa en su rostro. 'Espera, qué fue lo que dijo al final esta tonta?'. "Listo mentor, tu amuleto de protección está terminado. Ahora es un detector de "gatas roba novios". Jejejejee........". Cattleya no solo les destrozará el rostro, sino que también las humillará públicamente.

"¡¡¡Wooow!!! Hermanita, eso fue increíble! ¿Pero cómo lo probamos?". Preguntó mi ingenua y dulce Diosa, a su traviesa gemela, inclinando la cabeza lindamente.

"Eso será sencillo, hermanita. Yo estaba pensando en probarla, en la próxima fiesta del té que organice madre Elvira. Verás, si mi mentor va a buscarnos a la fiesta del té y las damas idiotas lo ven por un momento, sabremos si funciona correctamente el detector, verdad hermanita?". Continuaron su discusión y planes mis traviesas y posesivas Diosas. 'Al parecer Sylvester tiene razón, y mis Diosas son peor que Ewigeliebe........... Estas idiotas están planeando castigar a las damas nobles, solo por mirarme de forma inapropiada?'.

"Si, esa idea se oye bien, cierto Ferdinand?". Preguntó con entusiasmo mi dulce e ingenua Diosa. Sin darse cuenta de mi oscura satisfacción.

Por lo que respondí. "En efecto es una muy buena idea, mis traviesas Diosas". Yo respondí con una sonrisa de medio lado, mirando con diversión a mis pequeñas prometidas, y luego dije la idea que estaba rondando en mi cabeza. "Y con lo que aprendí ahora, podré lanzar encantamientos a los amuletos de protección, que estoy preparando para mis pequeñas prometidas. Mmm........ ¿Qué encantamiento debería lanzar sobre sus amuletos, podría usar ése mismo hechizo "Furnunculus" o tal vez un "Petrificus totalum" o un "Inmobilus"?". Pregunté de forma pensativa dándome golpecitos en las sienes.

"¡Bwugh!". Hizo ese tonto sonido de sorpresa mi Diosa bondadosa palideciendo un poco. "E-espera Ferdinand, pero tus amuletos ya son muy poderosos y peligrosos".

"Si mentor, mi hermanita tiene razón. No creo que sea necesario poner encantamientos como éste ahora, somos niñas, recuerdas?. Pero si quieres hacerlo, pues adelante mentor". Dijo despreocupadamente mi ingenua Diosa encogiéndose de hombros. Y luego tomando entre sus dedos la horquilla dijo felizmente. "Oye mentor, como tu amuleto está terminado, si quieres podemos ayudarte a ponerlo en tu cabello?". Preguntó descaradamente mi Diosa traviesa, y sin esperar mi respuesta, continuó dando instrucciones a mi sorprendida y avergonzada Diosa bondadosa. "Vamos hermanita, tú trenzas de un lado y yo trenzo del otro. Ven mentor síguenos". Continuó dando instrucciones Cattleya, tomando de la mano y arrastrando con ella a una nerviosa Rozemyne.

Juego de Shumil gemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora