Juego de Shumil gemelos

Capítulo: 46. Reunión con los Linkberg. (Parte 1)

Pdv: Ferdinand

Cuando las hijas de Karstedt se fueron, todos en la habitación nos habíamos quedado en un completo silencio. El cual fue roto por Karstedt, quien dijo. “Mis pequeñas hijas son asombrosas… Pero esta conversación me dejó realmente agotado”. Mientras Karstedt decía esto, se desplomó en su asiento de una manera muy poco noble.

“Ni que lo digas, ese par de Shumil son realmente un dolor de cabeza, y una tormenta de emociones sin ningún control”. Yo me quejé, de las dos razones de mi punzante y creciente dolor de cabeza. 

“Mi lord parecía disfrutar de la discusión con las pequeñas princesitas. Es más, creo que lord Ferdinand, nunca había mostrado tan abiertamente su interés en algo, como lo hizo hoy”. Se burló mi descarado asistente erudito con una sonrisa desagradable en su rostro, mientras decía este montón de tonterías.

Yo molesto, lo fulminé con la mirada por su innecesario comentario, y luego dije. “No se te pidió tu opinión, Justus. Más importante, Karstedt, creo que lo mejor aquí, sería tener una reunión con Elvira cuanto antes,  para comunicarle todo lo ocurrido en esta reunión. De igual forma, tendremos que planificar lo que haremos con las niñas en el futuro, debemos ponernos de acuerdo para poder protegerlas de la mejor manera posible”. 

“Tienes razón, Elvira estaba muy preocupada por las niñas. Será mejor hablar con ella lo antes posible, ¿te parece esta misma noche, Ferdinand?”. Karstedt preguntó muy ansioso.

“Una reunión tan precipitada, ¿no representará un problema para Elvira? Aunque tienes razón en que esta situación lo amerita. Pero si no hay inconvenientes para Elvira, estaré allí para la cena”. Yo respondí al ansioso Karstedt, quien me miró agradecido por aceptar su invitación.

“No te preocupes, Ferdinand. Elvira estará mas que feliz de que vengas a cenar esta noche. De hecho eso la pondrá de muy buen humor, pero debo informarle de inmediato, que vendrás a cenar”. Karstedt dijo esto,  poniéndose en pie. “Entonces nos vemos mas tarde”.

“¿Lord Ferdinand, vendrá a cenar a casa de mis padres? Heidemarie estará encantada”. Eckhart dijo esto con entusiasmo. 

Viendo esto, y como ya no necesitaba sus servicios, lo despaché de mis aposentos junto a Karstedt, porque de seguro tienen preparativos que hacer. Además de informar a sus esposas lo ocurrido en esta reunión. Pero Justus en cambio se quedó conmigo, ya que necesito que me sirva durante la cena de esta noche.

Una vez se hubieron ido los Linkberg, Justus me pidió que le permitiera seguir yendo a la ciudad baja para seguir recopilando información, sobre las actividades de las gemelas. Por supuesto, yo sabía que no solo era por esta razón, sino que también era porque se lo estaba pasando en grande en esta misión. Aunque de igual forma, era una excusa para seguir sirviéndome, debido a esto se lo permití, pero con la condición de que no llamara demasiado la atención. 

“¿Qué piensas de las gemelas, Justus?”. Yo pregunté, ya que quería saber su opinión e impresión de las niñas. Él, suele tener una impresión muy diferente de las personas, y puede haber visto algo en ella que yo no.

“Bueno mi lord. En mi opinión, las princesitas no solo son demasiado astutas y listas para su edad, ellas fueron muy cautelosas y nunca bajaron la guardia, aunque en momentos parecía que si… Ellas dominaron las negociaciones e hicieron que lord Karstedt aceptara todas y cada una de sus demandas. Sinceramente mi lord, si no las hubiera visto, no lo habría creído”. Justus mencionó todo en lo que yo había estado pensando. 

Las sinvergüenzas usaron la culpa de Karstedt para manipularlo. Luego hablaron con tal elocuencia, para lograr hacer un nuevo negocio en el templo, a lo que no pude negarme, y solo me quedó aprovechar la situación para quitarme el cargo de Sumo Obispo de encima. ‘Aunque su última estrategia de persuasión fue muy desagradable en mi opinión, esa mirada suplicante fue un recurso que de seguro funcionará con Karstedt, cada vez que quieran conseguir algo de él’.