Capítulo: 111. Hechizos prohibidos o maldiciones.

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Pdv: Rozemyne.

Para cuando regresamos al templo, nuestros asistentes nos estaban esperando en la puerta de los nobles.

"Bienvenidas de vuelta lady Rozemyne, Lady Cattleya, bienvenido Sumo Sacerdote". Nos saludaron nuestros asistentes del templo con cálidas sonrisas.

"Hola Zahm, hola Fran, es bueno estar de regreso". Saludamos al unísono.

"Estamos de regreso". Saludó Ferdinand a nuestros asistentes, luego comenzó a darles instrucciones. "Fran, ocúpate de que Rozemyne y Cattleya se cambien a sus túnicas, lo más pronto posible. Y Zahm, tú ocúpate de avisarme de inmediato en cuanto estén listas, para dirigirme a sus aposentos. Tenemos una reunión pendiente".

"Como desee sumo sacerdote". Respondieron nuestros asistentes, haciendo una reverencia con los brazos cruzados sobre el pecho.

En cuanto Ferdinand dio estas instrucciones, nos apresuró a volver a nuestros aposentos. Entonces Fran y Zahm nos guiaron a las cámaras del Sumo Obispo, cumpliendo con las órdenes de Ferdinand. Cuando estuvimos allí, Fran y Zahm les indicaron a nuestras asistentes femeninas, que nos cambiaran rápidamente a nuestras túnicas de Sumos Obispas.

En cuanto estuvimos listas, Zahm se retiró para ir a avisar a Ferdinand que estábamos listas. No pasó mucho tiempo, cuando Ferdinand apareció con sus asistentes del templo, Justus y Eckhart siguiéndolo de cerca. Apenas entró nos indicó, que lo siguiéramos a nuestra habitación oculta, a lo que Cattleya y yo tomadas de la mano entramos detrás de Ferdinand.

Una vez dentro, Cattleya se apresuró a su mesa de trabajo, preguntando. "Rozemyne, queda de la "poción de Greifechan"?. O tendremos que preparar más?". Ella preguntó mientras revisaba las pequeñas botellas con pociones.

"No, las últimas que preparamos se las dimos a Ferdinand y Justus, recuerdas?". Yo respondí, también acercándome a la mesa de trabajo.

"OK. Entonces tendremos que preparar más, mentor nos ayudas?". Preguntó Cattleya mirando a Ferdinand.

Quién nos miraba con una ceja levantada y respondió. "Cattleya, dije que tenemos una charla pendiente".

"Mentor podemos hacer los planes mientras trabajamos, la idea es espiarlos hoy". Dijo mi hermanita, algo ansiosa. "Con lo ocurrido en el almuerzo, estoy segura que tendrán una charla como la que estamos teniendo ahora nosotros, verdad?. Solo quiero que Greifechan nos eche una mano con nuestra misión de espionaje......... ¡Oh! Espera, pero que tonta, no es necesario hacer una poción, verdad?. Solo pidamos la bendición y ya está". Dijo mi gemela sacando su varita, lista para dar su bendición.

Pero justo en ese momento Ferdinand la detuvo, diciendo. "Expelliarmus". Desarmando a mi gemela y atrapando su varita con mucha destreza.

"¡Mentor!". Se quejó mi hermanita, la tonta estaba demasiado ansiosa por ir a espiar a los de Dunkelfelger.

"Cattleya, dije que primero vamos a hablar, esto no es un juego, si vamos a hacer esto juntos lo haremos como yo diga, estamos claros Cattleya?". Dijo Ferdinand con severidad.

"Si, mentor". Respondió de mala gana mi tonta hermanita, bajando de su banquito.

Yo tomé su mano y la arrastré hasta nuestra tumbona para sentarnos allí. "Hermanita, Ferdinand tiene razón, no hay que precipitarse debemos planear muy bien nuestros siguientes pasos. Es demasiado peligroso improvisar aquí".

"OK. Esta bien hermanita, es solo que es súper emocionante. ¡Digo partiremos a nuestra siguiente aventura!". Exclamó Cattleya con los ojos brillando de pura emoción.

"¡Par de tontas desvergonzadas!". Dijo Ferdinand, pellizcando nuestras mejillas, pillándonos desprevenidas. '¡¡¡Nooooo...... Lo sabía nuestras pobres mejillas, sufrirán la furia de Ferdinand!!!'.

Juego de Shumil gemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora