91. Te quiero hoy

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Santa Marta

La noticia de lo ocurrido en Mar del Plata, llegó a Santa Marta por boca de Rosalía, que habló con su mamá en La Casona nada más saber lo que había pasado en la facultad con Luisa y su supuesto enamorado. En un principio Daniel y Diego se opusieron rotundamente a que le contara lo sucedido a la familia, no obstante, la sensatez vence siempre a las buenas maneras, de modo que la mujer hizo valer su determinación y terminó convenciéndolos de que esto era lo más conveniente para todos. Mejor dicho: si ninguno de ellos puede evitar que en Colombia se acaben sabiendo del suceso, siempre es mejor ponerlos ellos mismos en conocimiento, antes de que los abogados de la empresa soliciten el permiso de los mayores para emprender juicio contra Víctor "Alemán–Steiner". Y no solo por la contienda que tuvieron en la universidad, que de esa no se van a poder librar ninguno, sino también, y más importante, por la implicación de aquel hombre en la estafa contra el Gobierno de la República Argentina en la que, de algún modo, se van a ver envueltos los Álvarez de Arauca. A fin de cuentas, la familia ha comprado la ""Steiner-Trans-Cruceros"" de manera que, quiéranlo o no, irremediablemente se van a ver involucrados en el pleito ahora que la interpol se puso al frente del turbio asunto.

Rosalía le hizo a su mamá un relato completo de lo sucedido con Luisa y aquel personaje; incluyendo la truculenta relación que este había mantenido con Marina tiempo atrás. Más tarde fue doña Eugenia quien informó a los demás, aquella misma noche en la comida, de lo que estaba pasando por aquellos pagos. Gracias a Dios estaban todos en La Casona y no hubo que insistir a nadie para que las noticias no salieran del entorno familiar. La buena reputación de los Álvarez de Arauca está en juego y en eso han de ser como una piña, bien apretados.

Las cosas en Colombia están yendo bien por el momento. La Naviera, contrariamente a las dudas que en algún momento expusieron los mayores, está siendo perfectamente dirigida por el hijo mayor de Rosalía y no es cosa de echar atrás los progresos logrados, por lo que ha sucedido allá en la Argentina. Los de acá no se deben preocupar porque todo va a salir bien. O eso al menos es lo que piensa Javier; harto ya de las muchas complicaciones que está teniendo la familia en los últimos tiempos, casi todas creadas por las hijas de Diego. Y no es que culpe por eso a su tío, pero bueno sería que tuviera un poco de mano dura con sus primas.

Javier ha pasado las dos últimas noches en el apartamento de Sofía. Ella tiene que preparar unos textos que le urge presentar en la facultad y él le está colaborando en el manejo de la computadora, pasando los apuntes que la joven le dicta. Lo cierto es que se están divirtiendo juntos, así sea que ni siquiera se han dado un tiempo para mimarse. Como diría su mamá si lo viera; "no puedo creer que mi pelado se esté portando con ese juicio al lado de una mujer". Pero su mamá últimamente no conoce sus pasos. En Argentina se asombraría de los muchos cambios que se produjeron en él desde que mantiene una relación, cuasi formal, con Sofía Maldonado. De hecho, ni siquiera él mismo se reconoce a veces. No sabe donde quedó el Javier parrandero y conquistador; Sofía lo ha cambiado por completo, con su beneplácito, por supuesto. Y lo mejor de todo es que se siente bien así, como está ahora, aunque no termina de reconocer que se ese bienestar es precisamente por eso: porque está con ella. ¿De cuándo acá, Javier de Borja y Álvarez de Arauca, hubiera pasado dos días –¡dos días completicos!–, encerrado en un apartamento así fuera con una mujer, dejando a un lado sus juergas? Solamente estando tan enamorado como lo está se ha podía lograr semejante milagro. Aunque él no sea capaz de admitirlo todavía, es eso lo que le pasa; que terminó colado por la última muchacha de la que pensó pudiera enamorarse un tipo como él.

Sofía es dulce, tierna y muy linda. Pero aunque antes no se hubiera fijado en esto, fue precisamente por esas cualidades suyas, que nunca le llamaron la atención en una mujer, que se enamoró de ella. A Javier siempre le gustaron bravas, duras y vividoras, como a su tío Diego. Quizás sea por eso que, como él, va a terminar colgado de la única mujer que realmente lo puede hacer feliz, en nada parecida a sus conquistas anteriores. Claro que él, por suerte, se va a evitar tener que pasar por dos divorcios para darse cuenta de qué es lo que verdaderamente le conviene. Sin embargo eso no importa demasiado. Ya vivió en cabeza ajena los desastres que resultan de una separación, por más que esta sea acordada y... no. Definitivamente, él puede pasar muy bien sin ellos.

La Peor de Mis LocurasWhere stories live. Discover now