76. LA PLATA

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Marcela Luján tuvo que viajar a La Plata, viernes y sábado, acompañando a Daniel Álvarez de Arauca. Allá debían asistir a una importante reunión de negocios con Nicolás Alterio, para comprobar de primera mano cómo están las cosas, ponerse al día con los problemas por los que atraviesa la "Arauca-Cruceros" y ver si pueden echarla a andar de una buena vez.

Va para un mes que Daniel y su esposa se instalaron en Mar del Plata y el hombre ha hecho todo lo posible por colaborarle a su hermano en la buena marcha de la compañía. De hecho, Diego se siente bastante mejor, ahora que se ve apoyado y atendido por sus hermanos. Aunque no se lo diga, esto es algo que Marcela le agradece a Daniel, ya que su presencia supone un peso menos para Nadia y para ella, que se veían agotadas física y mentalmente por la situación, sin contar con el apoyo ni los medios para resolver tanta complicación que se les vino encima de golpe. Aparte, Marcela congenió desde el primer momento con la encantadora pareja. Nada nuevo ni extraordinario, teniendo en cuenta que, dado su carácter abierto y ocurrente, es difícil que alguien pueda chocar con ella hasta el punto de caerle –según sus palabras–, como el orto. Si ha sido capaz de ganarse a Valentina, todo lo demás le viene a la mano sin esfuerzo.

En cualquier caso, lo mejor del viaje a La Plata para Marcela (obviando el hecho de llevar sus documentos en regla y los asuntos del laburo aprendidos de memoria, para que no surjan nuevas complicaciones con la empresa), es haber tenido la oportunidad de conocer más a fondo a Nicolás Alterio; con quien hasta entonces solo había mantenido conversaciones telefónicas –algunas de ellas bastante agrias– y un encuentro cara a cara que tampoco se dio en muy buenos términos. En esta ocasión, con su orgullo porteño por bandera, ha podido demostrarle al Gerente de La Plata que, quien la valora, lo hace en su justa medida, sin quitarle ni ponerle. Pero sobre todo, le hizo ver que ella se da toda entera, cuando quien la recibe es merecedor de sus atenciones.

Nicolás es un buen tipo. Algo cohibido ante la magnitud de la empresa que han dejado en sus manos, pero muy capaz de gobernarla, tan solo con que le den unas pocas nociones y total libertad de acción. Por lo demás es agradable, atento, ameno y, como buen argentino, amigo de sus amigos sin trabas ni barreras. En pocas palabras: una visita maravillosa para ella. Y habría sido completamente perfecta, de no haber tenido que superar la penosa diligencia que se fijó antes de salir de Mar del Plata.

Un tiempo atrás, Ariel le comunicó que su hermana ya ha tomado posesión de su nuevo cargo administrativo y en breve estará de vuelta en la ciudad Feliz

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Un tiempo atrás, Ariel le comunicó que su hermana ya ha tomado posesión de su nuevo cargo administrativo y en breve estará de vuelta en la ciudad Feliz. Sin embargo, parece ser que sus jefes inmediatos todavía no creen que esté lo suficientemente preparada, para manejar sola las muchas responsabilidades y complicaciones que lleva consigo el trozo de Atlántico que le corresponde a su sede departamental. Antes de eso tendrá que pasar una última prueba en La Plata. Tiene que solucionar, bajo la supervisión de sus superiores, el espinoso asunto que trae de cabeza a todos en el Ministerio.

Así las cosas, por más difícil que le resulte, y ya esté Marina todo lo enredada que esté, Marcela no va a dejar pasar la oportunidad de tenerla al frente, para que le explique en su cara porque se ha negado a recibir a Diego, en las tres ocasiones que él intentó acercarse, tras saber por ella donde ubicarla. Con Daniel deben estar en la ruta después del almuerzo, de manera que tiene toda la mañana para hacer la diligencia. Y así tuviera que quedarse un día más, no regresará sin haberlo logrado.

La Peor de Mis LocurasWhere stories live. Discover now