95. CAMPECHE

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Jorge Muir se distingue a sí mismo como uno de los hombres más influyentes de México, estando entre los empresarios más poderosos de su país. Y así no lo supiera, sus semejantes se lo recuerdan a cada rato, haciendo su imagen portada de revista en las más prestigiosas publicaciones del mundo de los negocios.

En todo caso, su buena fama en la alta sociedad mexicana no es algo que le preocupe sobremanera. Él se hizo solo, a fuerza de inteligencia, mucho trabajo y extraordinaria constancia. Fue así como logró fortalecer el negocio familiar, que su padre dejó en sus manos por ser el único hijo varón, y ponerlo a la altura en la que hoy se encuentra. Sin embargo, a pesar de sentirse satisfecho de sus logros, no puede olvidar lo mucho que le costó forjarse un lugar en ese mundo, donde todas las disputas son válidas y cada día se pone a prueba la resistencia del más templado. Aunque, tiene que reconocer que se ganó a pulso el privilegio de estar instalado en el puesto que ocupa, en tan destacada lista de celebridades. Solo a veces se pregunta, cómo y porqué la prensa sensacionalista tiene esa fijación obsesiva por airear su vida privada, husmeando en los rincones más secretos de esta por más que él la quiera salvaguardar. No entiende por qué razón les interesa tanto pregonar sus triunfos, como si de los propios se tratara, enumerando una y otra vez su larga lista de posesiones. Él únicamente hizo lo que debía hacer; afianzar el negocio de su familia que, dicho sea de paso, proporciona un trabajo digno a miles de personas en su país. Ni sus muchas hectáreas de terreno dedicado al cultivo y la cría de caballos de pura raza; ni la petrolera que ha logrado consolidar como una de las más importantes de la zona; ni sus autos potentes, sus casas de lujo, el helicóptero y el avión que utiliza como herramientas de transporte en su trabajo. Todas y cada una de sus pertenencias son utilizadas por la prensa para tergiversar las noticias que difunden sobre su persona. Y ni hablar de aquellos que se ocupan de recopilar información sobre las incontables mujeres hermosas que pasaron por su vida. Pero ¿por qué no se preocuparon nunca de averiguar si tuvo alguna vez, buenos o grandes amigos? Aunque se teme que esto también lo investigaron en algún momento; mal pero lo hicieron. Nada más tiene que recordar aquella nota de que leyó en alguna ocasión, donde lo tachaban de vanidoso, altanero, exigente y muy selectivo a la hora de aceptar nuevas relaciones.

Lo que sí les tiene que agradecer a todos, tanto a la prensa como a sus conocidos, es que no hayan ventilado jamás sus contadas relaciones de pareja. La realidad es que ninguna de ellas ha llegado a ser significativa en su vida, ya que ninguna le dejó una huella que no pudiera borrar en poco tiempo. A tal punto, alguna vez llegó a preguntarse si no sería que el amor, el verdadero amor, no estaba hecho para él; máxime cuando caía en la cuenta de que ninguno de sus vínculos sentimentales llegó a durar más allá de los seis meses y nunca se animaba a reconocerse realmente enamorado. Resultaba entonces lógico que se hubiera llegado a preocupar del porqué, a sus treinta y seis años, todavía no había aparecido la mujer de su vida, si en verdad esa mujer existía, así fuera escondida en algún lugar del mundo.

Obviamente, tampoco es que este hecho lo haya inquietado demasiado en ningún momento. De haber sido así no le cabe duda de que se habría ocupado de buscarla con más ahínco. Pero si hace memoria, solo puede recordar una vez, de los veinticinco a los treinta, no sabe exactamente en qué momento exacto, el asunto le rondó en la cabeza por un tiempo, sin embargo, se encontraba tan inmerso en el trabajo, que pensaba en ello de manera esporádica y no como algo que tuviera que solucionar de inmediato. Su táctica, cuando realmente se sentía solo, había sido correr al lado de su familia programando visitas más prolongadas a la hacienda, seguro de que en aquel lugar se encontraban las personas que en verdad le hacían falta; sus padres, sus hermanas y sus sobrinos. Esto de alguna manera le había funcionado, calmando su ansiedad y sus necesidades de afecto. Quizás por eso dejó de parecerle urgente encontrar una pareja con la que compartir su vida, hasta que ella misma apareció a su lado casi por arte de magia. Y lo más asombroso fue que se le cruzó en el camino cuando menos la andaba buscando, en el lugar más insospechado.

La Peor de Mis LocurasWhere stories live. Discover now