99. Celebrando un compromiso

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La casa de Marina y Diego luce espléndida, engalanada para la fiesta. 

Don Sebastián, quien se encuentra cómodamente alojado en una de las habitaciones principales de la mansión, fue el primero en bajar a la sala y espera paciente a que se presenten los anfitriones, para recibir juntos a los demás invitados al evento íntimo. La pareja se ve radiante, felices de haberlos reunido allá en una ocasión tan importante para ellos.

 La pareja se ve radiante, felices de haberlos reunido allá en una ocasión tan importante para ellos

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Los pocos invitados han ido llegando de manera escalonada. Los Muir a primera hora de la tarde. Nicolás Alterio, con Marcela y Nadia, se presentaron poco después. Rosalía con sus hijos y Carolina Solís. Daniel y Andrea trajeron en su carro a las tres hijas de Diego, desde el apartamento de este en la ciudad. Eduardo, que se quedó en la casa para atender al abuelo en lo que necesite, se encuentra ahora ayudando a Marina a poner orden entre los meseros. Todo tiene que quedar perfecto para sus escogidos huéspedes.

Pero a Marina le preocupa que Ariel no haya llegado todavía. No entiende el motivo de su retraso, cuando le recalcó hasta el cansancio, que él es el único miembro de su familia que va a estar presente en la fiesta y lo quiere a su lado desde el comienzo. Sus padres no van a poder asistir por los problemas de salud de su mamá. En todo caso, Marcela la tranquiliza asegurándole que habló con él recién y dijo haberse entretenido resolviendo una complicación de última hora en su despacho. Lo que Marcela no le contó fue que habían discutido durante largo rato, hasta que pudo convencerlo de que llegara a la casa, así tuviera que ir disfrazado. La amiga comprende su miedo de última hora –más bien terror es lo que tiene–, a afrontar lo que sin duda se le viene, y que por ello buscó mil excusas que darle a su hermana para no asistir a la reunión. Pero eso Marcela no se lo va a permitir. Ellas, sus compinches en el enredo, no van a tolerar por más tiempo, la zozobra que les genera no saber en qué va a parar la intriga que tramaron entre todos. Si tiene que pasar lo inevitable, que pase ya, cuanto antes mejor. Marcela es consciente de que pueden arruinar el evento de esta noche, pero del mismo modo sabe que, el amor que se tienen Marina y Diego, es indestructible y va a salvar cualquier obstáculo de la manera que sea. Las cuatro mujeres ya se pusieron de acuerdo. Precisamente hoy, hallándose la familia reunida en el mismo lugar, van a poder contener entre todos el desastre si Valentina, como es de esperar, se sale de sus casillas y clama al cielo. Incluso Diego y Marina, cuando logren salir de la sorpresa, igualmente pondrán de su parte y haciendo entender a la muchacha que, lo que sucedió entre Ariel y ella, fue totalmente impremeditado.

Marina se ve bastante agitada, yendo de un lado para el otro, atendiendo a sus invitados sin saber donde pararse. Nada extraño teniendo en cuenta que este es uno de los días más importantes de su vida. Quiere que todo quede perfecto, que todos lo pasen bien y que nada altere la armonía de la reunión. Diego, tan nervioso como ella, se mantiene pendiente, procurando calmarla mientras conversa con unos y con otros, hasta que los ve acomodados como en su propia casa. Se detiene un rato para hablar con el abuelo, sentado con Sergio y Rosalía en un rincón de la sala.

La Peor de Mis LocurasWhere stories live. Discover now