Perfecta

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Alison's pov

Para una persona que le gustaba dormir mucho, de aquellas a las que se les denominaba dormilonas, era un placer poder tener el tiempo suficiente de poder disfrutar de un gran momento de descanso. Yo, como ser vivo, me incluía en ese gremio de los dormilones, y no es que lo fuera ahora, llevaba siéndolo desde que era pequeña, porque me gustaba el mix de la comodidad, el calor y gusto que sentía cada vez que estaba tumbada en el lecho. Aunque yo iba mucho más allá que eso, ya que no me quedaba sólo por el confort, y era que en todas esas ocasiones en las que el colchón tenía el peso de mi cuerpo, pensaba en todo aquello que deseaba o que me hacía feliz. Cuando era pequeña, las típicas cosas que rondaban por mi cabeza eran diversión, la familia, el amor de vez en cuando, pero en cuanto Emily apareció en mi vida, y desde que empezamos a salir, ella era la única que ocupaba mi mente.

No había día que mi mente no me diera imágenes de mi morena, de lo felices que éramos y de lo maravillosa que era, haciendo así que me enamorara también en mis pensamientos. Ahora que éramos una gran familia, mis reflexiones se centraban en Tay, Lauren, Nate y Em, porque ellos eran lo más importante para mí, eran los que me daban vida cada día, los responsables de que cada mañana me despertara con energía. Si, era dormilona, pero porque por mucho que la realidad fuera un millón de veces mejor que los sueños, no quitaba el echo de que no soñara o pensara en ellos en mis sueños, por eso a veces parecía que se me pegaban las sábanas, ya que mi mente estaba ocupada con cosas muy importantes. Aunque hoy iba a ser un día de eso en los que me despertaría temprano, hoy era especial porque iba a ver el amanecer con mi mujer, y no había sueño que detuviera el momento que iba a pasar con ella, no había nada que fuera a impedirme el levantarme pronto.

Realmente ya estaba despierta, pero me hacía la dormida porque uno de mis placeres era cada vez que Em me despertaba cada mañana, porque sólo ella sabía cómo darle ese toque de romanticismo y sensualidad. Y sabía que no tardaría mucho en sentir sus dos brazos rodear mi cintura, al tiempo que sus labios rozaban mi piel e iban escalando hasta llegar a mi oreja, instante en que me susurraba sus famosas palabras.

- Buenos días preciosa- noté el cálido aire rozar mi piel.

Ahí estaba, ya en marcha para darme el mayor despertar que uno pudiera tener, y con el que gozaría cada segundo.

- Buenos días cielo- sonreí ante la unión de nuestros cuerpos- te has acordado- me giré teniendo contacto con sus bellos ojos.

- Por supuesto, jamás me olvidaría de la oportunidad de ver un amanecer contigo- plantó un beso en mi frente- todas las veces que desees recuerdas?

- Todas las veces que desee- me uní más a ella uniendo las bocas en un dulce beso- me encantaría quedarme acurrucada en la cama, pero como sigamos así veo que nos vamos a perder el alba, por lo que debemos levantarnos- sonreí saliendo de la cama.

- No me lo digas dos veces que me quedo pegada a ti- rió cogiendo una manta y siguiéndome hasta la terraza.

- Por qué me da que no me extrañaría eso?- eché una risa.

- Porque sabes que lo haría- me unió a ella envolviendo nuestros cuerpos con la manta.

Apoyé la cabeza en su pecho y llevé la mirada arriba con una de las grandes sonrisas en consecuencia de mi morena, y empecé a ver el cambio de color que estaba teniendo el cielo. El oscuro y negro color que una vez ocupaba el cielo, estaba siendo transformado a colores más claros y cálidos, siendo el azul y el mix de naranja y amarillo los mayoritarios. Ladeé la cabeza y me fijé cómo Em observaba el amanecer, la manera en que sus labios se estiraban en una amplia sonrisa y cómo sus perfectas órbitas marrones se llenaban de alegría al ver tan espléndido espectáculo. Y fue entonces que el alba pasó a ser segundo plano porque tenía algo mejor y mucho más hermoso que eso; admirar a Em era sin duda algo superior.

Mi amor verdadero (Emison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora