Al final terminó explotando

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Emily's pov

- ¿Y cuántos días te vas a quedar?- cuestioné intentando parecer interesada en el tema, aunque la verdad era que deseaba saber la cantidad de días que pasaría, más que nada por estar al loro.

- No sé todavía, supongo que depende- encogió los hombros. 

- Creo que ya es tarde- solté de repente, deseando que se largar de mi casa.

- Lo es- asintió- y mira que bonita noche se ha quedado- añadió dejándome atónita de que mi manera sutil de decir que quería que se fuera no había funcionado, o era que no lo había pillado.

- Si...- mordí el interior del labio con fuerza.

- ¿Le gustan las estrellas a tu mujer?

- ¿A quién no le gustan?- rodé los ojos en el momento en que miró a la ventana.

¿Qué tenía que hacer para que se fuera? ¿Ser grosera? ¿Pegarle? ¿Cogerle de la camiseta y echarlo fuera del hogar? No entendía para nada ese interés que tenía por mi esposa, pero ya se le podía ir quitando, porque como siguiera así, le calzaba dos hostias. 

- Seguro que habrá a quién no le guste, hay gente para todo- volvió a mirarme. 

- Ooo créeme, si que la hay- miré al reloj- te acompaño a la puerta.

- No- negó la cabeza- esperaré a tu mujer- siguió inmóvil en el hueco. 

- ¿Perdona? pero..

- Las niñas han caído rendidas, incluso Kira- dijo mi mujer entrando en la sala con una gran sonrisa, esa que fue la única cosa que me calmó en el momento, ya que mi sangre estaba comenzando a hervir por culpa de ese mequetrefes. 

-Además que ya es tarde- rodeé su cintura con mi mano pegándola a mi todo lo posible.

Volví a comentar que ya era tarde como para que alguien "desconocido" estuviera en nuestra casa de alquiler a esas horas. Espera que esta vez captara la indirecta y por fin desapareciera, porque desconocía la cantidad de tiempo que aguantaría si seguía ahí. 

- A si, casi se me olvida- salió de la sal y volvió con un pequeño libro en mano- toma, devuélvemelo cuando puedas- se lo entregó a Jordan.

- Antes de que nos vayamos claro- salté con cierto descaro.

- Emily- golpeó mi pecho con cuidado echando una risa- es muy chistosa ella. 

- Muchas gracias- sonrió- le voy a dar un buen uso- le acompañamos a la puerta, yo con una gran sonrisa de que se fuera de nuestras vistas- ha sido un placer, ya quedaremos algún día para tomar algo, somos vecinos- rió- Emília- asintió y desapareció. 

- Me llamo Emily- murmuré en silencio.

Lo que yo pensé que sería una gloria no volver a toparnos con él, por mucho que fuera nuestro vecino, se esfumó en cuanto los días siguientes pasó ciertos ratos con nosotras. Que ilusa de mí creer que había esperanza de no tener que verle ni escucharle, pero ¿cómo no iba es estar, si parecía un perro faldero? reía a todo lo que decía mi rubia, y en cuanto yo decía algo, me sacaba esa sonrisa fingida, más falsa que los desayunos de los influencers, y se quedaba tan pancho. Tres insufribles días en los que el karma parecía haberme castigado con un ser como él, 72 horas en las tragué sin explotar, 86400 minutos en los que lo único que deseaba era que le arrollara algo y se lo llevaran de mi vista, pero sobre todo lejos de mi mujer.

Pero por fin al cuarto día, pareció que la suerte se puso de mi parte, porque salí de casa y no vi ningún rastro de Jordan. Lo sabía porque de lo normal, cuando salía a pasear a Kira, él siempre se asomaba a la ventana, no sabía si era para cerciorarse de que yo estuviera alejada, de tener la certidumbre de ver a Ali andar sola o cualquier otra cosa, aunque verle de reojo estar atento a cualquier movimiento me daba mal rollo. Me recordaba a esas personas mayores que se ponían o bien en la ventana o en la puerta de sus casa para observar cualquier movimiento que hubiera en el entorno, para luego después poder cotillear con sus amigas y hablar de la gente a sus espaldas. 

Mi amor verdadero (Emison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora