Barbacoa no prevista

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Emily's pov

Jamás me hubiera imaginado que Darcy hiciera todo eso por intentar tenerme, que abandonara su trabajo y viniera a Rosewood, que tuviera cada plan calculado, pero ni mucho menos que fuera capaz de dañar a mi mujer. En nuestra época de universidad Darcy y yo nos convertimos en grandes amigas, y tal vez esa conexión que tuvimos hizo que termináramos teniendo un amorío, aunque incluso cuando estuve con ella, Ali seguía en mi cabeza, por eso no duró tanto. Y cuando lo dejamos, acordamos que seguiríamos siendo amigas, algo que las dos decidimos; pero nunca me hubiera imaginado que en su interior guardaba tanto rencor y envidia por la rubia que ocupaba mi corazón, que tuvo que crear todo su macabro plan con tal de deshacerse de ella. Igual era posible que le pasara los planes, pero que le pusiera la mano a mi Ali no, eso si que no lo admitía, cualquier persona que se atreviera a tocar un pelo a mi rubia lo pagaría muy caro, y fue lo que terminó haciendo la que yo pensaba que era mi amiga.

Lo único que deseaba era que se pudriera en la cárcel, no podía imaginar que le hubiera pasado a mi mujer si las cartas se hubieran tornado de su contra, si en vez de estar despierta y poder escapar, el golpe la hubiera dejado inconsciente. Por eso no tuve escrúpulos en romperle el maldito brazo a esa zorra, claro que aunque no fuera ni la mitad de lo que se merecía, se fue a comisaría con un buen regalo. Por suerte el golpe de Ali solo fue una herida sin secuelas y ni lo suficientemente profunda como para tener que dar puntos, lo importante era que ella estaba bien. Decían que después de la tormenta venía la calma, y que razón tenían, ya que Darcy, que en este caso era ese diluvio, se fue dejándonos con la más paz y tranquilidad que uno pudiera tener.

Y como cada mañana de costumbre, permanecía tumbada en la cama con los ojos abiertos y gozando del silencio y de la presencia de mi rubia que aún seguía dormida. Su cuerpo estaba ligeramente unido al mio, con su mano apoyada en mi pecho mientras parte de la melena rubia cubría su hermoso rostro. Después de tantos años y todavía seguía derritiéndome con su presencia, aún lograba dejarme atónita incluso cuando no estaba despierta, uno de los muchos efectos que Alison Fields tenía en mí.

- Sé que me estás mirando- habló una dulce voz mañanera.

- ¿A sí?- levanté la ceja- ¿y cómo es eso si tienes los ojos cerrados?

- No hace falta tener los ojos abiertos para saber que me estás observando- fue abriendo los ojos poco a poco deleitándome con su bella mirada- después de tantos años sé y tengo práctica de que me contemplas cuando duermo- sonrió.

- Señorita Fields, me acaba de dejar sin habla- me uní más a ella- y ahora qué hago eh?

- Quizás puedas darme uno de esos besos mañaneros que tanto me gustan- colocó la mano en mi mejilla.

- Eso puedo hacerlo perfectamente- sonreí uniendo las bocas en un dulce beso.

- Mmmm Emily Fields, creo que soy adicta a tus labios- echó una risa mientras miraba lo adorable que se veía.

- Te quiero, lo sabes verdad?- cogí su mano besándola con delicadeza.

- Claro que si cielo- me miró con amor- yo también te quiero, y mucho además.

Ojalá supiera que yo era adicta a ella, que cada simple parte de su cuerpo lo era todo para mi, y que todo en su conjunto era una explosión de la que jamás me cansaría de escuchar.

- No sabes lo que me alegra saber eso- planté un beso en su frente y me levanté de la cama.

- ¿A dónde vas?- preguntó a medida que observaba cada paso que hacía.

- Voy a preparar a todos el desayuno- sonreí- ¿quieres ayudarme?- sugerí.

- Por supuesto- se levantó acercándose a mi y besando mi mejilla- es más divertido cuando cocinamos las dos, no crees?- guiñó un ojo abandonando la habitación y dejándome con una sonrisa de oreja a oreja.

Mi amor verdadero (Emison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora