No tengo palabras

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Emily's pov

Habían pasado tres semanas desde que se confirmara que estaba embarazada; y desde entonces empezamos a organizar ciertas cosas de nuestro futuro bebé, como el cuarto y comprar algo de ropa; claro que sólo de chico, ya que teníamos guardada varios modelos que llevaron las pequeñas en sus primeros días de vida. Estaba segura y tenía un palpito de que el hijo que lleavaba dentro sería una niña, nosé porqué, pero sentía que iba a ser otra princesa, aunque Ali dijera lo contrario, ella sostenía que no, que yo iba a dar a luz a un principito, y además sería como yo. Por lo que hasta que no estuviera de cuatro o cinco meses, no sabríamos el sexo, pero ya estaba ansiosa por averiguarlo y ver la cara que pondría mi rubia al conocer de que llegaría otra preciosa niña a la familia, igual de perfecta que su futura madre y sus dos hermanas.

Era viernes, y por mucho que fuera llegando el invierno, parecía que todavía el sol quería calentar en los días que pudiera, logrando así enardecer la mañana con sus rayos. Como tradición de los días de clase, me levanté tras apagar el famoso sonido que me acompañaba durante años, la magnífica alarma que llegué a odiar en mis momentos de juventud, donde lo único que deseaba era que ese asqueroso ruido se apagara y no volviera a sonar. Ahora se había convertido en algo diferente, algo a lo que mis oídos estaban acostumbrados, pero ahora la diferencia era que ya no me quejaba de tener que levantarme, sino que adoraba cada vez que alargaba la mano y apretaba el diminuto botón del reloj, pudiendo así despertarme y darme cuenta de que al lado dormía el amor de mi vida, persona a la que siempre que podía, apreciaba cada milímetro de su cuerpo, y la que después de tantos lustros, seguía sin abrir los ojos o incluso darse cuenta que mi famosa alarma había sonado, y ya era decir, porque no es que fuera un ruido placentero. Giré la cabeza y me acurruqué a la rubia dormilona, pudiendo así disfrutar del silencio y de tener a alguien tan espléndido entre mis brazos, claro que lo que yo pensaba que sería un momento de paz, donde Ali seguiría dormida hundida en mí, terminó del lado contrario, ya que al agachar la mirada, me encontré con esas órbitas azules tan espectaculares y esa sonrisa que tanto me derretía.

- Buenos días- saludé en un tono bajo.

- Buenos días- respondió con esa voz mañanera tan sexy que tenía- ¿cómo has dormido?- preguntó tocando mi barriga.

- Siempre que estoy a tu lado duermo genial- coloqué la mano encima de la suya- mira que hermosa estás- dije admirándola de arriba a abajo.

- Em, estoy en camisón y el pelo no es que esté precisamente peinado- echó una risa.

- Aún así sigues estando maravillosa- rocé nuestros labios robándole un beso.

- Cállate- me dio un pequeño golpe con su puño.

- Hazme- cogí su mano mirándola directamente a los ojos con una sonrisa.

- ¿Y qué quieres que haga?- levantó la ceja esperando a que dijera lo que deseaba escuchar.

- Veamos- puse cara pensativa- ¿que tal si me sorprendes?

- ¿Así que asombrar eh?- se mordió el labio inferior.

- Si, porque de lo contrario seguiré diciéndote cosas bonitas hasta que logres sellarme la boca- agarré su cintura atrayéndola hacia mi- veamos, ¿dónde estaba? ah si- sonreí maliciosa- bien, pues además de estar increíblemente sexy y hermosa, es increíble la manera en la que haces que cada mañana...

No pude terminar, ya que cogió mi cara y unió los labios en un apasionado beso; y lo que comenzó en tiernas muestras de cariño, terminó en convertirse en besos ardientes, desesperados, donde nuestras lenguas luchaban por ganar la batalla.

- ¿Tenemos tiempo suficiente?- decía entre besos.

- Si- contesté una vez mirado al reloj- todavía podemos disfrutar durante un buen tiempo- volví a unir las bocas.

Mi amor verdadero (Emison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora