Día emocional

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Alison's pov

Todo el mundo había tenido o tenía algún día en que no se sentía bien, ya fuera por alguna razón de salud o por alguna otra causa. Yo había experimentado en muchas ocasiones lo que era sentirse mal por algua causa saludable, sin embargo, aún no sabía realmente lo que era sentir la pérdida de alguien tan cercano. Pero había una persona que lo conocía muy bien, el ser más maravilloso de este mundo, que desde tan joven tuvo que sufrir la pérdida de alguien muy importante en su vida, y era en estos días en los que era yo la encargada de ser la más serena, porque lo necesitaba. Emily, mi perfecta sirena perdió a su padre cuando apenas tenía 15 años, y aunque lo llevara bastante bien desde hacía tiempo, siempre tenía esos días en los que la nostalgia se apoderaba de ella. Para mí, su madre y ella fueron muy valientes en seguir adelante de la manera en que lo hicieron, claro que Pam recaía más veces que mi morena, ya que perdió al amor de su vida, y muchas veces aunque no supiera lo que se sentía en realidad, la comprendía en cierta manera, porque sabía muy bien que si por alguna casualidad perdiera a mi mujer, no sería la misma, mi mundo se derrumbaría.

Emily lo era todo para mi, no había universo sin ella, era como si mi cuerpo dependiera de tan solo verla para poder funcionar. No podía verla sufrir, se me rompía el corazón, por eso hacía todo lo que podía para intentar animarla en sus días bajos. Tenía que estar ahí, con ella, abrazada, susrrándola cosas, palabras que hicieran hacerla sentir mejor. Me afligía saber que perdiera a su padre muy joven, sí, sabía que lo hizo luchando por su país, pero aún así, nadie merecía perder a alguien desde tan pequeño. Que fuera tan fuerte fue una de las muchas cosas que me conmovieron y atrayeron de ella, protegía y aguardaba a su madre por el día, y luego era en la noche cuando derramaba lágrimas.

Era sábado y eso ayudaba a que pudiéramos estar más en la cama, la alarma estaba apagada, de ahí a que no sonara el famoso ruido chirriante de todos los días. Estaba girada, envuelta en las mantas, viendo cómo cambiaban los números de los minutos acercándose a la siguiente hora, que serían las ocho de la mañana. Había un vacío en el lecho, y conocía muy bien esa sensación de no estar protegida por dos brazos, o del simple echo de sentir calor de otro cuerpo, hundimiento en la otra parte de la cama. Em se había levantado temprano, y cuando decía temprano, me refería a muy pronto, ya que desde que mis ojos decicieron en que era la hora de contemplar la oscuridad, ella ya se había ido, y si no recuerdo mal, eran las siete de la mañana cuando noté el despego de su cuerpo contra el mío. Me preocupaba, y aunque deseaba que derramara gotas entre mis brazos, sabía que necesitaba su espacio, por eso me quedé en la cama para darla tiempo. Cuando los minutos cambiaron a cero indicando la hora, me levanté y me puse una bata para ir a donde mi chica, no quería que sufriera tanto sola, prefería que lo hiciera conmigo, por eso una vez con la prenda puesta, bajé las escaleras con la intención de verla en algún rincón de la casa.

Pasé por todas las habitaciones de abajo: la cocina, sala, despensa, baño, y los cuartos de invitados, pero fue en vano, no la encontré en ninguno de esos sitios. Estaba inquieta, no sabía más donde mirar, y fue justo en el momento en que estaba yendo al salón cuando me di cuenta que la puerta que daba al jardín mostraba una figura sentada en el suelo. Me acerqué sigilosa y ahí la vi, abrazada a ella y sollozando en silencio; fue entonces cuando noté un fuerte golpe en el pecho, mi Em estaba llorando sola, sufriendo. Sentí gotas caer por mis mejillas, me desolaba verla así, tenía que abrazarla, no podía dejar que siguiera así, por lo que secando las lágrimas me aproximé a ella lo más sigilosa que pude.

- Cielo...-dije en un susurro para no alarmarla.

Se quitó rápidamente las gotas con sus manos y giró la cabeza para verme; sabía muy bien que había echo eso para no preocuparme, para hacer decir que estaba bien, pero no me engañaba, la conocía muy bien y sabía cómo se sentía, además el color rojizo de sus ojos la delataba.

Mi amor verdadero (Emison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora