Mi amor verdadero (Emison)

Deporte mañanero

Emily's pov

Y aquí estaba de nuevo, después de unas horas de dormir me encontraba frente al espejo de nuestro cuarto haciéndome una coleta mientras observaba con una sonrisa a través del cristal el reflejo de la hermosa rubia que descansaba apaciblemente en el lecho. Decidí en hacer una pequeña corrida antes de desayunar y despertar a los demás, hacía mucho tiempo que no había corrido tan temprano, pero mi cuerpo se levantó con las ganas y no pude evitar en negarme a la idea. 

El cielo aún se mantenía pintado de oscuro, claro que en nada ya comenzarían a salir esos colores claros indicando la llegada de la mañana, cosa que era digno de ver. Por mucho que me encantara ver los amaneceres con la dueña de mi corazón, sabía que hoy sería mejor idea dejarla dormir, puesto que tras varios días de haberse levantado más tarde, tener que volver a la rutina de siempre le afectaba de alguna manera, como a nuestros pequeños. 

Me até bien los cordones para que no se me soltaran durante el proceso de deporte y me acerqué sigilosa a la cama plantando un tierno beso en la melena rubia que soltaba aroma a vainilla, una de mis drogas favoritas. Me fijé en los pequeños sonidos que emitían sus labios, quizás fuera de algún sueño, haciendo que sonriera al instante con el simple echo de pensar que la rubia pudiera estar teniendo algún sueño guarro. 

Salí a la calle recibiendo esa brisa refrescante contra mi piel haciendo que de primeras se me erizaran los pelos. Me agaché para saludar a mi compañera de carreras, la cachorra que estaba ansiosa por mover sus cuatro patas y correr a sus anchas junto a mí. 

- ¿Qué tal si hoy hacemos una ruta por el parque?- acaricié su lomo y me ajusté la correa en la cintura para que no se alejara mucho de mí- eso parece un sí rotundo- sonreí alegre volviendo a ponerme de pie y comenzando a dar los primeros pasos camino al parque. 

El transcurso a la zona verde lo hicimos trotando para ir calentando los músculos; llevando un ritmo asequible para las dos, de tal manera que no nos cansáramos de comienzo. En cuanto llegamos a nuestro destino, paramos cerca de un árbol y me fijé en los alrededores viendo algunas personas practicar su jogging diario. Me había olvidado la cantidad de personas que aprovechaban la madrugada para hacer deporte e ir más relajados al trabajo, o simplemente porque les gustara y les hacía sentir genial, que ese era mi caso. 

Llevé la mirada hacia el suelo donde Kira se mantenía sentada a la espera de que comenzáramos a correr. Me fascinó lo rápido que crecían los perros en el periodo de cachorro a adulto; ya no era esa mini bolita aquel día que la trajimos a casa, ahora había crecido pero seguía manteniendo esa ternura que tanto hacía gustar a las personas.

Empezamos a correr a través de toda la recta que llevaba hasta la otra punta del parque, a un ritmo no tan veloz considerando que hacía tiempo que no corría. Aún así, volver a este hábito hizo que me sintiera genial, era como si volviera a ser aquella adolescente que salía todos los días. 

- ¿Emily?- escuché una voz desde la distancia. 

- Toby- sonreí una vez me había parado para atender a la persona- que alegría verte- nos abrazamos cuando se acercó a mí.

- Lo mismo digo- se agachó para saludar a Kira- pero cuanto has crecido pequeña- le habló a la cachorra. 

- ¿Qué tal Spence y las niñas?- cuestioné una vez decidimos andar. 

- Muy bien, cada día están más grandes, y más hermosas- sonrió- aunque tu sabrás muy bien de eso.

- Ni que lo digas- eché una risa- una vez que nacen el tiempo pasa volando, los achucho tanto como puedo. 

- Son adorables- asintió. 

- Me imagino que tu mujer estará despierta, porque mira que yo suelo madrugar, pero como lo hace Spence eso ya es otro nivel- reí.