Semana del deporte

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Emily's pov

Había llegado la semana del deporte, lo que indicaba una semana bastante liada, sobre todo para mí, que era una de las encargadas de entrenar al equipo de natación. Se le llamaba semana del deporte porque era la época donde nuestros equipos de cualquier modalidad competían contra otros de otros institutos; y sólo eran cinco días, pero se decidió que llamarlo así quedaría mejor. Cada vez que llegaba la temporada, intentaba estar lo máximo posible en el cole para poder ayudar al que lo necesitara, o incluso estar para aquellos que decidieran hacer un doble esfuerzo. 

Muchos profesores indicaban que esos cinco días les agotaban y les chupaban la energía; ya que además de dar clases, todos aquellos encargados de entrenar se tenían que quedar más horas por la tarde. En realidad no eran sólo los educadores, porque los alumnos también tendrían que estar agotados después de todos los esfuerzos, y más cuando eran ellos los que daban todo lo que tenían por intentar ser los vencedores. Sin embargo, a mí no me cansaba, era más, me sentía incluso con más fuerza por el echo de que me gustara y disfrutara tanto de ello; aunque debía decir que si alguien me quitaba ese vigor que poseía era Paige. Tener que trabajar junto a ella era como lo peor que me podía haber pasado, las dos teníamos nuestras opiniones, y muchas veces no era nada fácil llegar a una resolución; sobre todo cuando creía que ella tenía la razón en todo. 

No podíamos ir constantemente donde el director cada vez que teníamos una trifulca, ya que éramos adultas y debíamos mostrar que podíamos llegar a una solución sin tener que enfrentarnos, aunque la realidad era que muchas veces había problemas. Paige seguía siendo esa persona egocéntrica y despiadada que creía ser la mejor en lo que hacía, y para ella no había otro mejor o que se le acercara, y era ese ego que poseía lo que hacía que fuera aún peor de lo que ya era. A diferencia de ella, yo siempre intentaba mostrar mi mejor sonrisa cuando las dos estábamos en frente del equipo, no deseaba que los alumnos vieran los problemas que teníamos, pero sabía que sospechaban algo cuando veían que nos echábamos pullas con los comentarios. 

Me mantenía en la cocina esperando a que se hiciera el café mientras miraba la hoja de los nadadores y pensaba el orden en el que saldrían. 

- ¿A estas horas y ya estás trabajando?- escuché la voz mañanera de mi rubia.

- Sólo estaba pensando- me di la vuelta teniendo una visión completa suya- buenos días preciosa, ¿quieres un café?- sugerí al ver la cara de sueño que tenía.

- Por favor, no sabes lo mucho que necesito un chute de energía ahora mismo- se acercó a la encimera donde estaba y plantó un beso en mis labios- me gusta más cuando me despierto a tu lado- hizo pucheros.

- Lo siento cielo- rodeé su cintura con mis brazos- te prometo que mañana te despertaré como a ti te gusta- sonreí. 

- Eso me gusta más- sonrió y apoyó la cabeza en mi hombro abrazando mi cuerpo.

- Los niños todavía siguen dormidos verdad?- cuestioné rozando su espalda con amor.

- Si- asintió- he pensado que nuestras madres podrían ir a buscarlos a la escuela.

- No es mala idea, pero tú no vas a ir?- fruncí el ceño.

- Elena me ha pedido ayuda con una cosa de decoración, así que como vamos a estar las dos ocupadas a la tarde, he pensado que sería buena idea que hoy pasaran la noche con sus abuelas- levantó la mirada conectando nuestras órbitas. 

- Claro que si- sonreí besando su frente- además van a estar felices de pasar tiempo con ellos. 

- También vamos a tener tiempo para nosotras- dijo con una voz atractiva.

Mi amor verdadero (Emison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora