Día con la abuela Pam

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Alison's pov

Desde que Nate comenzara a andar, cada día se levantaba y caminaba con más firmeza, y sus hermanas estaban más que felices de poder disfrutar de él, ya que ahora el pequeño poco a poco lograba seguirlas con sus diminutos pies. Y es que nos tenía a todos locos de amor, porque a diferencia de Tay y Lauren cuando dieron sus primeros pasos, éste intentaba ir lo más rápido que corría, como si de una carrera se tratase, y claro, muchas veces caía al suelo, pero eso no lo paraba, ya que se levantaba o le ayudábamos, y volvía a sus andadas. Adoraba a nuestros hijos, cada uno con sus diferentes facetas pero iguales al mismo tiempo: Tay, a sus ya casi seis años, se estaba haciendo toda una señorita, ayudaba en casa en lo que podía, cuidaba de sus hermanos, nadaba con Em, y pasábamos nuestro rato de lectura en el jardín mientras los demás jugaban. No sabía la razón, pero nuestra hija mayor estaba sacando su pasión por la lectura de novelas que me gustaban a mí; mi morena decía que era porque las contaba con tanto delirio, que era imposible no encandilarse por ellas, y no veas cómo se me derretía el corazón cada vez que se sentaba en mi regazo y compartíamos la lectura. 

Lauren florecía cada día, mostrando su alegría e inocencia por las cosas, con sus famosas preguntas, dibujos, abrazos que nos daba a todos, cuidando de Nate y aprendiendo de su hermana mayor. A Em le impresionaba la manera en la que le cambiaba el color de ojos, unas veces los tenía más azules y otras más verdosos. Nate era un bicho, ahora que podía andar no paraba, y muchas veces cuando íbamos tras él para que no se alejara tanto, éste lo veía como un juego e intentaba acelerar el paso riéndose. Algo de lo que no tenía duda era de que en el interior de todos ellos había una parte de Emily, haciendo que fueran así aún más perfectos. 

Mis padres estaban muy ilusionados con sus nietos, pero debía remarcar que Pam estaba aún más hechizada, ya que al estar sola y no tener compañía como lo tenía mi madre con mi padre, siempre se le iluminaba la cara cada vez que íbamos de visita o se tenía que quedar al cargo de los niños. Por eso hoy habíamos decidido en pasar el día con mi suegra, para que nuestros hijos pudieran pasar tiempo con su abuela y para que pudiéramos tener la noche libre porque le había preparado una sorpresa a mi morena. Pam sabía sobre ello, por eso no tuvo ni que esperar a que preguntara si podía encargarse de los niños, ya que nada más oir lo que tenía organizado para mi mujer, saltó de inmediato diciendo que ella se haría cargo de sus nietos. A veces me apenaba que Wayne no estuviera entre nosostros, por todo lo que me habían contado Em y su madre, era un hombre bondadoso, una de las muchas cosas que había sacado mi sirena de él. Pero que no estuviera aquí no quitaba el echo de que no habláramos de él, sobre todo a nuestros hijos; Tay y Lauren iban sabiendo cada vez más de su abuelo y a Nate le enseñábamos una foto y le contábamos cosas para que poco a poco se le fueran quedando, aunque en ocasiones eran sus hermanas las que le relataban hazañas de él.

Estaba a medio despertar cuando sentí el tacto de unos labios viajar por mi hombro hasta el cuello, donde se quedaron sellados adornándolo con pequeños besos. El cálido toque de una mano rodeó mi cintura pegándome al cuerpo del que tan acostumbrada estaba; ni siquiera tenía que mirar ni preguntar para saber que la persona detrás de eso era Em. Y es que era verdad cuando decía que no había mejor despertador que mi morena; ya no tenía que volver a escuchar el famoso ruido de la alarma, ahora me concentraba en disfrutar de los momentos tan cariñosos que me daba mi mujer en cada despertar. Cuando los labios terminaron el trabajo en mi cuello, subió arriba hasta llegar a mi oreja, donde tomó mi lóbulo entre sus dientes y lo mordió suavemente mientras sentía el templado aire salir por su boca dejándome hipnotizada y con la carne de gallina ante su encanto.

- Buenos días preciosa- susurró con esa voz mañanera tan sexy que poseía.

- Para mi siempre son buenos días así- respondí entrelazando los dedos con la mano que sostenía mi cintura.

Mi amor verdadero (Emison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora