Hoy me toca hablar a mí

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Emily's pov

Estábamos a mediados de febrero, lo que indicaba que estábamos a un día de los días más esperados por muchas parejas enamoradas: San Valentín. La historia de tal día remontaba muchos años atrás, en la antigüedad, donde se celebraba en Roma una fiesta pagana dedicada a la fertilidad llamada Lupercalia. Lo que ocurría era que las mujeres esperaban a ser golpeadas con látigos hechos de piel de cabras y perros, mojados en la misma sangre de estos animales, ya que creían que ese ritual les otorgaba fertilidad. Más tarde, un papa prohibió la celebración e instauró el 14 de Febrero como día de la fiesta de San Valentín; pero fue en el siglo catorce cuando un escritor inglés escribió un poema y mencionó el día de San Valentín, y desde entonces, esa fecha se consideró como un día dedicado al amor. La verdad que cuando me puse a indagar sobre las crónicas de tal día, no me esperaba que tuviera un giro tan grande, que comenzara con golpes hacia las mujeres con la intención de concederlas feracidad, hasta llegar a ser prohibida la práctica y convertirse en un día del amor gracias a un poema, fue algo que me dejó bastante sorprendida.

Como actividad del instituto, entraban las charlas, y después de votar en la sala de profesores, me tocó a mí ser la encargada de hacer el discurso sobre el amor. Creo que tenían pensado por adelantado que sería yo la gerente de tal conversación, porque en cuanto vi los votos, había ganado por unanimidad, y los demás sabían perfectamente la cara que pondría, ya que en cuanto les envié mi famosa mirada de "sé que os habéis puesto de acuerdo en esto", empezaron a reírse a carcajadas. No obstante, no era algo que me molestara, al contrario, poder hablar sobre un tema que me encantaba, y así intentar llegar y cerciorar más a los alumnos, era un trabajo que adoraba, y no sólo por eso, sino que me daba rienda a que pudiera abrir más mi corazón y exponerme a mi gran amor, la mujer de mi vida, aquella que iba a estar en primera fila con una sonrisa que me derretiría, rubia por la que respiraba cada día, alias: Alison Fields.

Apagué la alarma nada más oírla, y me deshice de las sábanas que cubrían mi cuerpo para levantarme y ver que poco a poco con el tiempo, la barriga había crecido, y se veía bastante pronunciada. Estaba feliz porque en menos de dos semanas, sabríamos el sexo de nuestro bebé, pero había más noticias: Aria esperaba otra niña, pobre Hanna, pensaba que la pequeña morena tendría un varón como segundo hijo, y a Spence le quedaba menos de un mes para dar a luz, por lo que a principios de marzo, daríamos la bienvenida a otra persona. Katherine estaba como loca de tener una hermanita, muchas veces se preguntaba porqué no tenía hermanos, y ahora que Spencer y Toby le iban a dar una, no hacía más que hablar de lo feliz y encantada que estaba de que por fin iba a tener a alguien al que cuidar, como lo hacían Natalie y Taylor con sus hermanos. No sólo eso, Chelsea tampoco se quedaba atrás, además de estar rebosante de felicidad por la hermanita que le iban a dar Aria y Ezra, algo que me conmovió mucho fue oírla decir que en cuanto aprendiera a leer, sería ella quien le contara las historias a su hermana; la pequeña era completamente una mini Aria, tan romántica y apasionada como su madre.

- Buenos días cielo- me giré para ver a mi rubia apoyada en la puerta con una gran sonrisa.

- Alison Fields, últimamente me sorprendes demasiado- la miré impresionada- ¿dónde está mi mujer dormilona? ¿qué has hecho con ella?- me burlé conteniendo la risa.

- Idiota- cruzó los brazos frunciendo el ceño.

Me encantaba cada vez que la hacía de rabiar, se veía tan guapa cuando se ponía de morros, que no podía evitarlo.

- Anda ven aquí- abrí los brazos para que se acercara.

- Que sepas que lo hago por nuestro hijo- vino apuntándome con el dedo haciendo que sonriera aún más- buenos días mi vida- se agachó dándole un beso a mi barriga.

Mi amor verdadero (Emison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora