Emily es una joven californiana que se muda a Rosewood tras la muerte de su padre. El pueblo fue lugar donde creció su madre, y será ahí donde encuentre a su amor verdadero.
Ser la nueva alumna de un instituto no es algo que agrade mucho, sobre tod...
Dos meses pasaron desde navidad, estábamos a mediados de febrero, época en la que muchas parejas programaban el día para pasarlo con sus amados o amadas, sí, hoy era 14, día de San Valentin, y como gran fecha para mostrar a tu amor todo lo que se la quería, preparé algo especial para Ali, aunque esta vez íbamos a tener a Taylor de acompañante y estaba más feliz que nunca. Spencer dio a luz un día más tarde del que el médico había dicho, 28 de diciembre, esa fue la fecha del nacimiento de su hija, que como todas las nuestras, no se quedaba lejos de ser una belleza, con esas diminutas manos que intentaban aferrarse a algo.
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Cada una teníamos la familia formada, aunque eso sólo sería el comienzo ya que ninguna de nosotras descartaba en tener más hijos, precisamente mi rubia y yo teníamos la idea de tener tres hijos como mínimo y estaba más que satisfecha con eso, ya que desde siempre había soñado con tener familia numerosa. Cece y Jason estaban en la intención de ir a por el segundo y darle a Katie un hermanito o hermanita, porque la pequeña a sus casi tres años formulaba palabras como si de un adulto se tratara y en más de una ocasión les había pedido a sus padres que deseaba tener un hermanito o hermanita, claro éstos no se negaron, ya que nunca habían suprimido la idea de tener otro bebé.
Algo bueno que tenía también este día era que los institutos daban dos días libres y eso indicaba que no tenía que ir a trabajar y podría pasar más tiempo con mis chicas; era miércoles y como todos los días y costumbre me levanté temprano sin despertar a la rubia de al lado, daba igual que no tuviera trabajo, ya estaba con la rutina y por mucho que intentara volver a dormir sabía que no lo conseguiría, por lo que me levanté despacio y tras besar la frente de mi mujer salí del cuarto para ir a la cocina. Comencé a preparar zumo de naranja, pero no tardé mucho en oír un llanto desde arriba y sabía exactamente a quién pertenecían, así que dejé de hacer el zumo y subí arriba dirigiéndome al cuarto de la pequeña. Abrí la puerta encontrándome con una pequeña con lágrimas y deseando salir de la cuna, pobre, no sé cuánto tiempo habría estado llorando, suponía que con el ruido del aparato no la había oído y Ali tampoco la oyó porque apagué el intercomunicador para dejarla descansar, me acerqué y la cogí al instante secando sus gotas y dándole un beso en la frente.
- Hola hermosa, perdona a mama por no haberte oído antes- miré a esos ojos tan maravillosos que tenía- creo que toca cambiar el pañal, ¿no crees?- dije con una sonrisa al oler su culito.
La puse en el cambiador y tras limpiarla bien, volví a ponerle el body y bajamos a la cocina a seguir con el desayuno, aunque esta vez tenía una ayudante y sentándola en su silla, le entregué una tostada con un poco de mermelada al borde para ver lo que hacía. Mientras seguía con mi trabajo, miraba de vez en cuando a Taylor para observar sus acciones y me impresionó al ver que estaba intentando untar la mermelada en el pan, claro pero a su estilo, que era tener más confitura en la ropa que en la tostada, pero no me importaba porque ese body era para lavar. Al terminar de organizar el almuerzo y el biberón de la criatura, lo puse en una bandeja y subí al cuarto colocandola cuidadosamente en la mesa y sin que Ali se despertara; una vez hecho eso bajé de nuevo para coger a la pequeña y la llevé a su habitación para cambiarla y tras estar como nueva fuimos a nuestro cuarto quedándonos en la puerta viendo a mi chica dormir.
