Para mí siempre es San Valentín contigo

870 51 13
                                    

Emily's pov

Hoy era uno de los días más esperados por mucha gente, parejas para ser más exactos, ya que hoy, 14 de febrero, era el día de los enamorados, o como mejor se conocía en todo el mundo: el día de San Valentín. La historia de san Valentín se remontaba décadas atrás, desde la antigua roma donde había un sacerdote llamado san Valentín, hasta siglos más tarde donde la iglesia católica recogió las historias de este sacerdote y las quiso formalizar. Pero no fue hasta años más tarde cuando este día se asoció al amor romántico, dando así nombre a San Valentín como patrón de los enamorados, donde desde entonces la fábula fue creciendo hasta llegar a nosotros. Era interesante sabe cómo al principio la tradición constaba de intercambiarse postales con mensajes amorosos, y ya después comenzaron los obsequios, tal como los bombones y las rosas.

Aunque esta fecha fuera una en la que realmente muchas parejas la celebraran a su manera, para nosotras era mucho más. Ya que festejar el amor no era sólo de lo romántico, sino mucho más: amor de amistad, amor de familia... cada uno celebraba el día como quisiera y con quien quisiera, no había por qué tener pareja para conmemorarlo, todos éramos san Valentín para alguien. Por eso Ali y yo teníamos el día organizado para pasarlo con nuestros pequeños, ya que el amor por nuestros hijos era tan grande que no se podía dejar sin festejarlo, además de que en cuanto fuera su hora de dormir, tenía algo organizado para mi rubia de la que ella apenas tenía idea, pero sería a la noche.

Los primeros rayos de sol comenzaron a salir por el despejado cielo entrando en nuestro cuarto y proyectándonos con el cálido bochorno con el que nos encontraríamos durante el día. Por eso nada más sentir ese pequeño ardor, no pude evitar en abrir los ojos y permanecer despierta mientras mi reina dormía apaciblemente junto a mí con todo el pelo despeinado. Bajé la mirada para observar a mi bello ángel, donde cada pedacito de su cuerpo me parecía alucinante, no había nada de ella que no amara, incluso hasta el mismísimo detalle era imponente. Siempre pensaba para mis adentros de cómo era posible que una radiante mujer como Ali se convirtiera aún más hermosa por cada día que pasaba, era algo para lo que no tenía una respuesta exacta, por eso siempre me quedaba embobada mirándola. Definitivamente era la persona más afortunada del mundo por ser capaz de decir que era mi mujer, alguien con la que compartía todo, alguien de la que ya hacía mucho tiempo me había enamorado, y alguien con la que había comenzado una familia.

- Em cielo- vi la figura de una mona llamar mi atención.

- ¿Si?- dije aún embelesada por ella.

- Buenos días por tercera vez- echó una risa- ¿estabas en tu mundo?

- Bueno, yo...- si supiera la razón por la que estaba así- estaba...yo estaba...- y fue en el momento de la mirada cuando vi esos maravillosos ojos azules.

Esas hermosas órbitas azules, pero no de un azul ordinario de cielo, o el color de una pintura descascarándose del viejo cobertizo detrás del campo, o incluso de las pequeñas flores que crecían al borde de la carretera. Sus ojos eran azules como el mar, azul brillantes y cristalinos, magníficos y excepcionales. Cuando miraba a sus ojos, podía escuchar las olas chocar contra la costa, y ver la espuma volar por el aire. Sus ojos eran azules, tal y como el cielo antes de que el sol desapareciera, eran azules como ese jersey de lana que me ponía cuando el aire era más fresco: cómodo, cálido, familiar; así eran sus ojos.

- Dime- plantó la mano en mi mejilla.

- Estaba inmersa en tu encanto- comenté hundiéndome en la caricia que su pulgar daba en mi moflete.

- ¿Por qué no me sorprende eh?- se unió más a mí teniendo sus labios a milímetros de los míos.

- Porque sabes que es verdad- susurré sintiendo el cálido aire salir por su boca.

Mi amor verdadero (Emison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora