No se juega con una Dilaurentis

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Alison's pov

La anterior noche había sido espectacular, apenas tenía vocablos para describirla, aunque si tuviera que elegir dos palabras, sin duda alguna serían sensacional y sublime. Jamás olvidaría las caricias contra mi piel, la forma en la que sus dedos se ajustaban en mi interior, de tal manera que tuviera el mayor placer que uno pudiera experimentar; el roce de sus labios en cada parte de mi cuerpo, las marcas en el cuello, sus susurros en el oído haciendo erizar mi piel, y todo eso junto era causante de una de las palabras que no paraban de salir por mi boca: Emily. Dejé de contar después de la quinta vez que dije su nombre, perdí la cuenta de cuantas veces la nombré durante la noche, de la de veces que mis uñas rascaron su espalda, la de veces que cerré los ojos echando la cabeza hacia atrás de puro placer, y por supuesto la de veces que nuestras lenguas se unieron para batallar entre ellas. 

Y ahí estaba, tumbada con los ojos abiertos y una gran sonrisa mirando hacia el techo, mientras rememoraba los sucesos de la noche. Porque cada vez que jugábamos entre nosotras, liberaba mi cuerpo, el sexo con Em era espléndido, y sólo de pensar en ello hacía que tuviera ganas de tocarme, de pensar en ella y volver a experimentar lo ocurrido, pero en mi mente esta vez. Amaba a mi mujer más que a nada en este mundo, era tan afortunada de tener a alguien tan tierno, adorable y fuerte como ella; la persona con la que había construido una familia y con la que pasaría el resto de mi vida. 

Aún con esa sonrisa con la que mi morena me dejaba siempre, giré el cuerpo para abrazar a aquel que todas las mañanas estaba unido a mí, aquel que me protegía y me daba calor. Aunque lo que yo esperaba encontrar en el otro lado de la cama se desvaneció tan rápido como la sonrisa de mi cara, ya que en ella no estaba la persona que deseaba ver, sólo un hueco vacío con una nota en su lado de la almohada. Cogí el cacho de hoja y comencé a leer las palabras que escribió en su bella escritura, donde me decía textualmente: "me he levantado porque han llamado a la puerta y no te he despertado porque estabas muy tierna durmiendo; por cierto, anoche fue grandioso, te quiero preciosa"

Sólo Em era capaz de sacarte una sonrisa genuina de esa manera, sólo ella era capaz de hacer que sintiera esa felicidad con unas simples pero dulces palabras. Ese era uno de los muchos efectos que tenía en mí, y oh dios que encantada estaba de poder disfrutarlos a diario con ella. Levantándome del lecho y volviendo a ponerme el camisón y una bata sobre ello, me dirigí al espejo que teníamos para peinarme un poco, ya que deseaba estar un poco presentable para la visita que teníamos abajo, aunque me preguntaba quién podría haber venido tan pronto y despertar a mi sirena haciendo que abandonara la cama y no pudiera estar pegada a mí.

- Madre mía- murmuré al ver las marcas que adornaban mi cuello, donde conté nada más y nada menos que cinco chupetones- Emily Fields, eres toda una fiera- sonreí colocando los mechones de pelo hacia delante para que no fueran tan visibles. 

Abandoné la habitación y me dirigí escaleras abajo donde cada vez que estaba más cerca del suelo, oía risas salir desde la cocina, y por la variedad de risas que había pude saber que nuestros hijos también estaban despiertos, por lo que yo era la única que faltaba por presentarse. Caminé sigilosa hasta estar a unos metros de la puerta, y ladeé la cabeza teniendo visión del interior y de la visita que había sido causante del despertar de mi morena. 

- La madre que la parió, no me lo puedo creer- susurré rechinando los dientes- ¿pero es que no tiene más cosas que hacer que venir aquí constantemente?- dije airada viendo que esa zorra volvía a pisar el suelo de nuestra casa. 

Di unos pasos hacia atrás y volteé el cuerpo volviendo hacia la habitación, donde tras coger el móvil, llamé a la persona que deseaba que se pasara por casa ahora mismo.

- ¿Si?- contestó una voz ronca, lo que me ayudó a saber que todavía no se había despertado por completo.

- Han, está de nuevo aquí- resoplé.

Mi amor verdadero (Emison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora