Vuelven los madrugones

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Emily's pov

Me pasaba tal y como a los niños y cualquier persona que estuviera estudiando; en cuanto las vacaciones se terminaban y todo volvía a la rutina de siempre, volvía el desnivel. Cuando no se tenía que ir ni a clase ni a trabajar, todo era muy diferente, ya que hacías lo que querías y sin tener un horario fijo, tu diversión se basaba en lo que tu decidías. Los días se te pasaban volando, y no sólo por las distracciones, sino también porque como ley de Murphy, cuando algo era muy bueno, se esfumaba tan rápido como había llegado. De ahí que las vacaciones se pasaran tan rápido, y que los comienzos se hicieran tan pesados y lentos, sobre todo para los más pequeños. 

No era que me quejara ni me costara levantarme temprano, porque sabía que mi cuerpo comprendía que en cuanto llegaba la fecha, siempre estaría levantada antes que todos, pero de vacaciones se estaba tan bien, sobre todo poder disfrutar de los achuchones mañaneros con mi rubia. Aun así, ahí estaba, tumbada en la cama y con las órbitas bien abiertas, como si no hubiera pegado ojo en toda la noche, cuando en realidad era todo lo contrario; pero como mi cuerpo ya estaba echo a estas cosas, era de esperar que fuera la primera de la casa en desvelarme. 

Me acurruqué más a mi rubia, rodeando su cintura con mis brazos, sintiendo todavía el calor que desprendía su cuerpo, y apoyé la barbilla en su hombro dejando pequeños besos en su cuello. En cuanto mis labios tuvieron contacto con su piel, noté enseguida el movimiento que me indicaba que aunque pareciera que seguía dormida, ya estaba dando ciertas señales de despertarse. 

- Buenos días preciosa- murmuré en su oído. 

- Mmmmm todavía es pronto- se dio la vuelta pegándose a mí- pero puedes seguir con tus besos- añadió apoyando la cabeza en mi pecho, de tal manera que su pelo adornaba parte de él. 

- Claro que si- eché una risa plantando un beso en su cabeza- aunque me da que no queremos llegar tarde el primer día verdad?- dije con ternura- yo por mi me quedaba aquí, aunque debemos dar ejemplo. 

- Ugg, ¿por qué hay que madrugar tanto?- se sentó estirando los brazos- la noche se ha pasado en nada. 

- Lo sé cielo- acariciaba su espalda apoyando su postura. 

- Sin embargo hay algo que puedo hacer para que despiertes por completo- sonreí de oreja a oreja. 

- ¿A sí?- giró la cabeza dándome toda su atención. 

- Mmmm- asentí con una gran sonrisa. 

- ¿Y qué es eso que...- no pudo terminar, ya que comencé a hacerle cosquillas- Em- no paraba de reír. 

Seguía llenando su cuerpo con pequeños picores, mientras sus risas hacían eco entre las paredes, hasta que vi y sentí el giro del pomo de la puerta por el rabillo del ojo; sabiendo ya no éramos las únicas desveladas en la casa. 

- Mamis- sonrió la pequeña rubia yendo hacia la cama con sus dos hermanos tras ellas.

- ¿Con que vosotros también eh?- los subí uno a uno, y después empecé a hacerles cosquillas con la ayuda de mi rubia. 

Por mucho que estuviéramos pasando un buen rato, no podíamos estar así más tiempo porque teníamos que organizarnos para la vuelta al cole. Como fui la primera en vestirse, ayudé a Nate a ponerse ru sopa a medida que las demás terminaban de preparase, y para cuando miré la hora en el reloj, ya estábamos camino al cole de los niños, desayunados y todo. 

- Tened una gran primer día princesas- planté dos besos en las cabezas de nuestras hijas.

- Lo tendremos mamis- respondió Tay cogiendo la mano a su hermana y entrando por la puerta mientras se despedían con la mano sobrante. 

Mi amor verdadero (Emison)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora