Diego Brando

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Caricias

Diego amaba abrazar a su pareja, su parte dinosaurio hacía que tuviera frió todo el tiempo, así que usar a su pareja como fuente de calor siempre estaba en su mente. Muy en el fondo, aunque no quisiera admitirlo, le gustaba el simple tacto de ella, se sentía amado como nunca se había sentido, pues las únicas muestras sinceras de cariño que había tenido en su vida se limitaban a su madre, y ya hace mucho que esas caricias habían desaparecido. 

- Diego ¿Puedes venir a sentarte conmigo?.- La fémina se encontraba en el mueble, acostada sobre uno de los brazos del largo sillón. El rubio no lo pensó mucho, y a pesar de su cara de molestia se fue a sentar contra ella sin chistar. Se acomodó entre sus piernas, descansando su rostro sobre su pecho, dejándose hacer por las suaves manos de su pareja, quien repartía caricias por su espalda-. Estás muy frío ¿Por qué no me pides que te abrace, eh?

- Tsk, no soy un niño para pedir esas cosas.- Chasqueó la lengua, pero eso se convirtió de inmediato en un suave ¿ronroneo? o algo parecido, sin darse cuenta su larga cola de dinosaurio había salido, meneándose de un lado a otro con suavidad.

- Uhm, si claro.- Soltó una suave risita al notar el movimiento de su cola, llevando sus caricias al rostro del rubio, peinando su cabello con cuidado mientras disfrutaba de las expresiones calmadas que ponía cada vez que sus dedos tocaban la piel de su pareja-. ¿Alguna vez haz pensado en... ya sabes, mostrarme como te ves como un dinosaurio?

- Ni hablar.- El movimiento de su cola paró, mirándola con el ceño ligeramente fruncido-. Eso... no, podría ser peligroso, no sabría que hacer.

- Diego, eres la persona más cuidadosa que conozco, pero si no quieres está bien.- Llevó una de sus manos a su rostro, acariciando su mejilla con cuidado con una pequeña sonrisa-. Tómate tu tiempo, pero necesito que sepas que no me das miedo ni nada, te conozco lo suficiente y sé que serías incapaz de lastimarme.

- Confías demasiado en mi...- Besó la palma de su mano con cuidado, abriendo después la boca para mostrarle los colmillos, parte de su boca se había transformado, pero tenía miedo de llegar a más-. Por ahora... esto es lo único que puedo mostrarte, me da miedo hacerte daño.

- Entonces está bien, puedo seguir acariciando a mi pequeño dinosaurio así.- Soltó una risita, acercándose un poco para poder besarlo, apenas un suave roce entre sus labios-. Si te gusta solo dilo, tu cola delata todo lo que sientes, cariño.

- Agh, te odio ¿Lo sabes? Sigue así por favor...- Desvió la mirada con un suave sonrojo en las mejillas, chasqueando la lengua como si en verdad no le gustara. Diego era un completo desastre para demostrar sus sentimientos, pero el suave movimiento de su cola decía mucho el como se sentía-. Me gustan tus caricias...

- Entonces así seguiré.- Las manos de la fémina viajaron por todo su cuerpo, proporcionándole el calor suficiente para sentirse a gusto, disfrutando del suave tacto de sus manos en silencio, dejando que su parte dinosaurio saliera un poco más.

- No era cierto lo que dije, te quiero mucho, nunca dejes de tratarme así...

- Lo sé, lo sé... yo también te quiero.

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JoJo ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora