Jotaro Kujo

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Tired

Los exámenes finales estaban llegando, para Jotaro, Kakyoin y la fémina era terrible pues habían estado casi 4 meses fuera, entre el viaje a Egipto y la recuperación en el hospital después de eso el año escolar se había ido, y si no querían perderlo tenían que esforzarse al máximo. La fémina y Kakyoin eran los que motivaban a Jotaro a seguir estudiando, pues realmente no le interesaban sus clases.

Esa tarde se habían pasado horas estudiando, repasando cada uno de sus apuntes y haciendo sus propios exámenes para comprobar si sabían lo necesario, los tres formaban un buen equipo no solo en peleas contra stand ussers, sino también como compañeros de clase, cada uno ayudaba al otro en lo que necesitaban sobre todo la fémina con Jotaro pues ella compensaba esa falta de atención a las clases que el más alto tenía siempre.

- Bien... creo que iré a casa, siento que he aprendido más de lo que debería hoy.- Kakyoin se levantó de la mesa, estirando su cuerpo con cuidado. Aún sufría de algunas secuelas de la pelea contra Dio, pero gracias a la fundación SpeedWagon estaba recuperándose muy bien.

- Creo que me quedaré un rato más, debo practicar inglés con Jotaro.- La fémina le sonrió desde su lugar, estirando los brazos un poco pues también estaba algo cansada.

- Llámanos cuando llegues a casa.

- Está bien, nos vemos mañana chicos.- Los dos jóvenes se despidieron de Kakyoin, escuchando como se despedía de Holly en la otra sala. 

Se miraron por un par de segundos, compartiendo una sonrisa antes de que la fémina se echara en el suelo, descansando su cabeza en el regazo de Jotaro. Los dos se gustaban mutuamente, llevaban una relación bastante tranquila, aunque no cualquiera lo notaría, pues la personalidad estoica del pelinegro hacía parecer imposible el que esté en una relación con alguien.

- ¿Quieres que te explique la ultima clase de inglés? Te vi bastante perdido... Ni si quiera estabas prestando atención ¿Pensabas en algo?

- No realmente... solo no quería escuchar a nadie, no me estaba interesando.

- Pero aún así debes atender para pasar la materia, Jotaro.- Estiró su mano hacia las del más alto, tomándola con una sonrisa para llevarla hacia ella, abrazando esta con cuidado-. Uhm, estaré feliz de enseñarte pero no te pases de vago en clases.

- Yare yare... Pero de todas formas no te opones a darme clases extra.

- Eso es... bien, bueno, lo disfruto, lo admito.- Soltó una risita para ella misma, cerrando los ojos un momento mientras abrazaba su mano. Se giró hacia su estómago, acurrucándose ahí con una pequeña sonrisa-. Aunque ahora estoy algo cansada... dame un momento y seguimos ¿Bien?

- Puedes dormir un rato si quieres, de todas formas no es como si me fuera a ningún lado.- Se encogió de hombros tomando uno de los libros que estaban en la mesa para empezar a leer, intentando restarle importancia, la mano que estaba en el cuerpo de su pareja descansaba contra su rostro sin problema, dándole suaves caricias.

- Gracias... despiertame en 15 minutos ¿Si?

- Aja...- La miró de reojo, esperando a que por fin cierre los ojos para sonreír, aún dejando suaves caricias sobre su rostro.

Después de unos minutos pudo escuchar el sonido de la puerta abrirse, Holly había entrado con un plato de galletas y té para la pareja, pero en vez de encontrarlos estudiando se encontró con la fémina dormida en el regazo de Jotaro, abrazando su cintura con fuerza, mientras el joven leía bastante tranquilo un libro de biología, bastante concentrado pero con una muy pequeña sonrisa en el rostro. Quería gritar de la emoción al ver a su hijo así, pero apenas abrió la boca Jotaro le hizo una seña para que no dijera nada.

- Yare yare... estaba cansada y se quedó dormida... le diré que trajiste eso cuando se levante, por favor no hagas ruido.

- Está bien... me alegra que la cuides de esa manera, hijo.- La sonrisa de felicidad de Holly podía verse a kilómetros a la distancia, nunca había visto a su hijo así, gracias a la chica el joven Kujo había cambiado para bien, y estaba profundamente agradecida-. Haré la cena en una hora, dile que se quede a comer con nosotros, y... bueno, puede quedarse a dormir si desea, no debería andar sola por ahí en la noche.

- Bien.- Volvió a la lectura de su libro bajo la atenta mirada de su madre, quien después de unos minutos salió de la habitación más que feliz. Sus manos viajaron suavemente al cabello de la chica, enredando sus dedos con cuidado mientras leía tranquilo. Aunque nunca lo admitiera amaba esos momentos, estaba seguro de que nada les pasaría, y ver el rostro en profunda tranquilidad de la fémina hacía que se sintiera aún mejor.

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