Bruno Bucchiarati

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- Ya te dije que estoy bien...

- No lo estás, tienes fiebre.- Cambió el paño de su frente, metiéndolo en un pequeño recipiente con hielos-. ¿te sigue doliendo la cabeza?

- Aja... pero no deberías estar aquí, solo te vas a enfermar...

- No tengo problema con eso.

- Me sentiría muy mal si nuestro preciado Capo se enfermara por mi culpa~.- La respuesta de Bruno fue una risa ante aquello, haciéndola soltar un suspiro-. Aunque tener a un ángel como tu cuidándome hace que me sienta mejor...

- Ya estás delirando... y estás ardiendo en fiebre.- Bruno posó su mano sobre su mejilla, soltando un suspiro bastante preocupado-. Me quedaré contigo esta noche ¿bien? Iré a cocinarte una sopa...

- No es necesario...

- Llámame si necesitas algo ¿Entendido?.- Salió de la habitación con una pequeña sonrisa, encaminándose a la cocina para prepararle una buena comida a la fémina.

¿Amigos? ¿Subordinado y jefe? ¿Algo más? Realmente ninguno de los dos entendía como funcionaba su relación, era obvio que Bruno tenía un cariño especial con la fémina, los dos salían a pequeñas citas cuando Passione les daba descansos, y todos podían notar aquella adorable atmósfera que se formaba en el lugar cuando los dos hablaban. A pesar de eso ninguno de los dos había sido capaz de confesar sus sentimientos, o siquiera hablar del tema, tal vez por el miedo, tal vez por no querer arruinar la relación que tenían ¿Quién sabe? Pero los dos estaban bastante a gusto con esa relación.

-¿Cara? ¿te dormiste?.- Recibió un quejido como respuesta, suspirando aliviado al verla relativamente estable-. Te traje una sopa caliente... es la receta especial de mi padre, no creo que sea tan buena como la original pero fue mi mejor intento.

- Gracias, Bruno...- Se sentó en la cama, mirándolo con una pequeña sonrisa a pesar de que la cabeza le daba algunas vueltas-. Se ve delicioso... no merezco toda esta atención.

- Claro que si, no digas eso.- Se sentó frente a ella en una silla, dándole de comer sin una pizca de vergüenza. La fémina realmente no se podía negar, su rostro todo un poema por tener al mismísimo Bruno Bucchiarati dándole de comer como si fuera un niño pequeño-. Me alegra ver que al menos ya estás comiendo.

-¿Cómo podría negarme si haces esto? Por cierto... está deliciosa, muchas gracias...- Apenas terminó de comer Bruno le pasó un vaso con agua junto a unas pastillas, tomándosela enseguida-. No sé qué haré para agradecerte.

- No tienes que agradecer nada, cara.- Besó su frente con cuidado, dejando sus labios contra esta durante unos segundo más, acariciando su cabello con cariño-.  La fiebre no te baja...

- Estaré bien... en serio, puedes ir a casa...

- Llamaré a Fugo, el debe saber algo para que te baje la fiebre.

- Bruno...

- Amore, no te preocupes, ya vuelvo.- Volvió a salir de la habitación, la fémina volviendo a acomodarse en la cama, realmente su condición no había mejorado para nada y cada vez se sentía peor.

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-¿Cara...? ¡Cara!.- Bruno la tomó entre sus brazos al no escuchar respuesta, sintiendo como su piel ardía con intensidad. No dudó más, llevándosela al baño para meterse a la ducha con ella, abriendo la llave para que el agua fría caiga sin problema, metiéndose al agua con ella en brazos para ver si de esa manera la fiebre lograba bajar aunque sea un poco-. Vas a estar bien... ¿Me escuchas, amore?

JoJo ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora