Guido Mista

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Perfume

- Mista...¿Acaso te bañaste?.- La mirada sorprendida de Trish alertó a los demás, que miraban a Mista con igual sorpresa-. ¿Hay alguna misión que lo necesite o algo?

- Es raro que Mista lo haga, odia todas esas cosas~.- La risa de Narancia hizo que el pistolero baje la mirada con algo de vergüenza, maldiciendo por lo bajo.

- ¿Qué tiene de malo? 

- Nada... solo, no es muy normal en ti.- Fugo se encogió de hombros, mirándolo de reojo antes de seguir con su lectura-. ¿Algo especial hoy?

- Nada, no sé porqué hacen tanto escándalo esos idiotas.

- ¡Hey! Al fin estoy de vuelta, la misión fue un éxito~.- La fémina iba regresando junto a Abbacchio, habían tenido una misión juntos por orden del Don Giorno y les había tomado algunos días, así que se sorprendió al ver a todos en casa justo para su regreso-. ¿Me perdí de algo?

- ¡Bienvenida a casa!.- Narancia la fue a recibir, y la fémina no dudó en palmear su cabeza con una sonrisa-. ¿No estás lastimada? 

- No, Abbacchio se encargó de eso, le debo comida~.- La fémina miró con una sonrisa al más alto, quien solo soltó un suspiro para asentir con la cabeza. De inmediato buscó con la mirada a Mista, sonriendo con un leve sonrojo en las mejillas al verlo junto a Trish-. Hey, hola.

- H-Hola... ¿Cómo estás?.- Caminó hacia el, comenzando a conversar de como había ido la misión, cuantos tipos noquearon, y hasta las noches conversando con Abbacchio. 

Mista y ella se llevaban de maravilla, como si se conocieran de toda la vida, podían charlas de cualquier cosa a cualquier hora ¿Charlas acerca de su vida a las 2 am? Mista estaba listo ¿Qué debería ponerme para salir el día sábado? Mista estaba ahí para elegir algún outfit ¿Una cena incómoda con Passione? Mista era su acompañante n° 1, todo lo hacían juntos si era posible, y eso tenía más que encantado a Mista.

Algo hizo click en la cabeza de Trish al ver la tonta sonrisita de Mista al hablar con la fémina, miró a Narancia haciéndole una seña con las cejas, y este no dudó en codear a Fugo para que lo viera también. Los tres se miraron con una sonrisa cómplice, carraspeando la garganta casi al mismo tiempo.

- Hey, Ellie ¿No crees que hay algo diferente en Mista?.- La sonrisa gatuna de Trish le pusieron los pelos de punta a Mista, con solo una mirada la pelirosa le dijo que ya lo sabía todo.

- Algo diferente... uhm...- Miró al pistolero de arriba a abajo, acercándose a el con una sonrisa, pasó sus manos por su cuello, olfateando este con cuidado-. ¡Usas un nuevo perfume! Vaya, hueles muy bien, Mista.

-¿Eh?.- Todos miraron a la fémina con una ceja alzada, pues pensaban que Mista simplemente se comenzó a bañar más seguido.

- Mista cambió de colonia, antes usaba una más suave... ahora usas una diferente ¿No? ¡Creíste que no lo notaría!

- U-Uhm... no pensé que fuera tan fácil que lo hicieras.- Soltó una risita nerviosa, desviando la mirada mientras rascaba su cuello-. Vaya que me prestas mucha atención.

- Obviamente, paso mucho tiempo contigo y notaría cualquier cosa~. Me gusta como huele~.

- Vaya, le prestas bastante atención a Mista ¿No crees? Como si te gustara o algo.

-¡N-Narancia!.- El chico del gorro sentía que iba a morir ahí mismo, luego se las arreglaría con esos tres.

- Bueno... no estás muy equivocado.- La fémina se encogió de hombros con un leve sonrojo en las mejillas, intentando no tomarle mucha atención al asunto. Tenía muy en claro sus sentimientos, pero no quería que eso fuera algo incómodo, así que no negaba nada.

- Oh...- Los tres muchachos miraron a Mista, bastante sorprendidos, por su lado el pelinegro no reaccionaba, solo la miraba con el rostro rojo de la vergüenza y los ojos bien abierto.

- Uh, eh... tu... ¿Salimos a cenar hoy? ¿Quieres?

- Me encantaría~... iré a descansar a mi habitación, nos vemos luego chicos.- Se despidió dándole un beso en la mejilla a Mista, dejándolo aún peor de lo que estaba.

- ¿Así que perfume~?

- Oh Mista, que bien hueles~.

- Y yo que pensaba que solo te bañabas más seguido.

- ¡C-Cállense! ¿Qué acaba de pasar? Oh Dios, necesito arreglarme para hoy.

- Yo te ayudo, creo que vas por buen camino.- Trish palmeó su espalda, mirándolo con una gran sonrisa-. No pensé que molestarlos funcionaría~.

Del otro lado de la habitación estaban Abbacchio y la fémina, el más alto la miraba con una expresión triunfante, palmeando la cabeza de la chica que estaba hecha un manojo de nervios frente a el.

- Te dije que resultaría, ahora anda descansa y prepárate para esa cita hoy.

- Muchas gracias por apoyarme, Abbacchio.

- Lo que sea para mis idiotas.

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