Doppio/Diavolo

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- ¿Doppio?.- La silueta que estaba parada en la puerta definitivamente era Doppio, pero había algo raro en su mirada. Aquellos ojos café llenos de ternura no estaban ahí, habían sido reemplazados por brillantes orbes verdes, que la veían desde su lugar con un un sentimiento indescifrable-. ¿Q-Qué pasó?

- Doppio, el...- La gruesa voz que salió de los labios del pelirrosa hizo que se diera cuenta de quien era en realidad, se levantó con rapidez de la cama, yendo a auxiliar al hombre que se encontraba frente a ella-. Está herido, necesito medicina.

- Maldición... acuéstate en la cama.- La fémina lo llevó a la cama como pudo, haciendo que se recostara para ver mejor la herida.

Había tenido su mano presionando aquella herida, podía ver como la sangre brotaba de esta sin problema ¿Había recorrido todo el camino a casa así? Pero...¿Por qué lo haría? Diavolo nunca estaría de acuerdo con eso ¿Acaso fue Doppio quien obligó a llevar al límite su cuerpo?

No pensó más, corrió a buscar el pequeño equipo médico que tenía en el baño, sacando todo lo necesario para quitar la bala y detener la sangre, la cama quedaría hecha un desastre después de aquello.

- Va a doler, uhm... ¿Diavolo? Necesito que muerdas algo, perdón por no tener anestesia pero...

- Deja de hablar y hazlo, no me va a doler.- A pesar de lo que dijo llevó su mano hacia su boca, mordiendo el dorso de esta mientras aquella penetrante mirada verdosa se mantenía sobre ella-. Solo hazlo.

- Perdón, mio amore.- La fémina suspiró profundo, primero echando alcohol en la herida, sintiendo como todo el cuerpo del hombre se tensaba bajo ella. 

Con muchísimo cuidado sacó la bala con unas pinzas, los gruñidos y gritos ahogados del jefe de la mafia le preocupaban bastante, pero si el mismo dijo que podía soportarlo, tomaría su palabra. Dejó la bala en la mesa de noche, presionando la herida para que la sangre deje de salir, utilizando aún más alcohol para desinfectar bien el agujero que le había quedado en el estómago, por suerte el proyectil no había llegado tan profundo, así que no debía preocuparse por algún órgano dañado. Con cuidado comenzó a vendar su abdomen, intentando cerrar la herida con la presión de las vendas, no tenía el mejor conocimiento médico pero después de pasar tantos años junto al pelirrosa había aprendido bastantes trucos.

- ¿Diavolo?.- Obtuvo un gruñido de respuesta, haciendo que la fémina suelte un suspiro de alivio pues había estado bastante callado durante los últimos minutos-. Gracias al cielo estás consciente... ¿Qué sucedió? ¿Por qué no fuiste a tratar esto primero?

- Deja de parlotear tanto, haces que me duela la cabeza.- Miró a la fémina con el ceño fruncido, pero rápidamente su mirada se suavizó al notar la verdadera preocupación en el rostro que tanto amaba-. Fue un pequeño descuido, acabamos con el desgraciado... Doppio te había prometido volver hoy a casa ¿no? Lo prometimos, y nosotros siempre cumplimos nuestras promesas.

- Oh... mi dulce Doppio.- A pesar de la situación no pudo evitar sonreír, acercándose un poco para llevar su mano al rostro del hombre, recorriendo las facciones marcadas en su rostro, cada pequeña marca y rasguño, las pequeñas pecas que compartía con Doppio. Acarició cada parte de este con sumo cuidado, acercándose para finalmente besar sus labios, suspirando contra estos-. Me alegra que hayan regresado vivos a casa...

- Siempre volveré, volveremos, no dudes nunca de esto, cara.

- Eso no quita el que me preocupe por ti.

- Estaremos bien... solo necesito descansar un poco, no sé si sea seguro dejar a Doppio afuera.

- Estaré aquí cuidando de el... no debes preocuparte.- Los ojos verdes de Diavolo se pasearon por toda la figura de la fémina, jalándola hacia el para besarla nuevamente con bastante hambre, no había tenido contacto por más de una semana, y al igual que Doppio, estaba desesperado por tocarla-. D-Diavolo, tus heridas.

- Pueden esperar un poco.- Se encogió de hombros, volviendo a probar sus labios con hambre, recorriendo cada centímetro de estos con la mejor sonrisa de victoria en el rostro. Definitivamente la había extrañado, pero nunca lo admitiría-. Dejaré a Doppio descansar unos cuantos días, tómalo como un regalo... pero no olvides que estoy aquí, y que eres mía también.

- Diavolo... los amo a los dos, soy tuya, soy de Doppio, mi corazón y mi cuerpo les pertenece... nunca olvidaría eso.

- Más te vale, dolcezza.

Le dio un ultimo beso, acostándose en la cama con los ojos cerrados, soltando un suave suspiro. La fémina tomó su mano, acariciando sus dedos con una pequeña sonrisa, la cual se amplió más al ver como el hombre abría los ojos nuevamente, dejando ver aquellos orbes chocolate que tanto amaba.

- ¡L-La misión!.- La fémina tuvo que apoyar sus manos sobre los hombros del pelirrosa para que no se levante, manteniéndolo acostado en la cama-.  ¿mio bella?

- Tranquilo amore, el... jefe se encargó de traerte, estás en casa, no te muevas mucho ¿si? Te heriste.

- Oh no, que idiota fui...- Dejó de hacer fuerza para levantarse cuando sintió una punzada en el abdomen, haciendo que se acueste nuevamente sin problema-. Y le dí problemas al jefe, soy un mal subordinado...

- Claro que no, Doppio. Eres el mejor subordinado que tiene el jefe.- Llevó su mano a la mejilla del muchacho, sonriendo levemente-. Hiciste un excelente trabajo, a pesar de tus heridas viniste a casa...

- Prometí que regresaría, me estabas esperando, no puedo romper una promesa...

- Agradezco mucho eso, pero la próxima trata tus heridas primero ¿Si?.- Dejó un suave beso en su frente, bajando a sus mejillas con cuidado, para finalmente besar sus labios con dulzura, perdiéndose un momento en estos con una ligera sonrisa en el rostro-. Eres el mejor, Doppio.

- G-Gracias bella... te extrañé mucho, yo... uhm, no puedo hacer mucho por culpa de esta herida, perdón...

- Me basta con que estés a mi lado, es lo único que necesito ¿No tienes sueño?

- Aún no, creo que tengo mucha adrenalina en el cuerpo aún...

- Entonces cuéntame qué ciudad visitaste ahora ¿Te parece?

- Y tu debes contarme qué hiciste mientras no estaba.

- Trato ¿no quieres nada? ¿Comida? ¿Agua? ¿no tienes frío o mucho calor así?

- Bella, estoy bien... solo te necesito a ti a mi lado.

- Eres el amor de mi vida, Doppio.- La fémina solo rió, acostándose con cuidado a su lado, empezando a hablar de su semana en casa para el pelirrosa, tranquila al saber que estaría a salvo con ella.

- Te amo, bella.

- Y yo te amo mucho más, mi lindo Doppio~.

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JoJo ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora