Prosciutto

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Regalos

- Prosci, no debes comprarme todo lo que veo, por favor.- Iba tomando la mano del rubio con cuidado, mientras en la otra llevaba un par de fundas repletas de ropa o accesorios que el mismo había decidido comprar-. Te debo mucho.

- No me debes nada, bella mia. Eres mi pareja y mereces lo mejor de lo mejor ¿No lo crees? 

- No quiero ser una molestia para ti, ya te he dicho...

- ¿Molestia? Bella mia ¿Cuantos años llevamos juntos? Desde que nos conocimos he sido así contigo, no digas que eres una molestia por permitir que haga cosas por ti.

- Prosciutto...- Apretó su mano, asintiendo con la cabeza. 

El rubio es ese tipo de hombre que no admite un "no" por respuesta, desde que empezó a trabajar para Passione la comenzó a llenar de todos los lujos que quisiera, la mimaba como ningún otro, y no podía estar más feliz por eso. Prosciutto buscaba cualquier forma de hacerla feliz, no importaba el costo, su mayor deseo era la felicidad para aquella persona que lo amó desde antes de tener un lugar en el mundo.

Aunque para la fémina eso no era importante, los dos se habían conocido cuando ninguno tenía más que una amistad sincera y un lugar de confort para el otro, por eso desde que pudo entrar a Passione y tener dinero comenzó a tratarla así.

Después de otra hora más de compras donde simplemente el rubio le compraba cualquier cosa que mirara a su pareja por fin llegaron al apartamento, Prosciutto quería la mejor vida para su pareja y así sería, aunque había pedido que al menos la deje hacer las labores de casa, pues no quería pasarse ahí sin hacer nada.

- Uhm, Prosci, quédate aquí ¿Si? .- Tomó al rubio de las manos con una pequeña sonrisa, a lo cual accedió, quedándose cerca de la puerta con una expresión de duda. La fémina volvió a los pocos minutos con una pequeña caja entre las manos, sonriendo de oreja a oreja al ver la confusión del mafioso.

- Bella mia, si me vas a proponer matrimonio en este momento me voy a sentir mal por no haberlo hecho yo primero.- Los dos soltaron una risa, mirándose el uno al otro-. ¿y bien?

- Estuve reuniendo algo de dinero por mi cuenta, quería hacerte un regalo especial, y pues... tus gustos a veces son algo raros así que me tardé mucho en escogerlo, además quería algo significativo, así que en serio fue algo difícil de escoger.- Abrió la caja con cuidado, mostrando un collar que venía a juego con unos pequeños aretes con la misma forma. El enorme dije circular con una punta venía junto a una cinta morada, era un collar bastante extravagante digno de la personalidad del rubio-. Es... bueno, no sé si te guste en realidad, perdón si no es así...

- ¿Estás bromeando? Es lo mejor que me han dado.- Tomó el collar con una sonrisa, poniéndolo en su cuello sin dudarlo ni un segundo. Sacó los aretes de la caja con cuidado, mirándolos con una sonrisa para acercarse a su pareja, poniendo el mismo cada arete-. Somos la pareja perfecta ¿No lo crees, bella mia?

- Sabía que harías algo como eso, creo que escogí bien entonces~.

- Usaré esto hasta el día que muera, me encanta~.- Bajó sus manos hacia sus mejillas, acercando a la fémina para besarla con cuidado, recorriendo sus labios con paciencia y cariño, mordiendo apenas su labio inferior-. Y ahora... quiero que te pruebes esa linda lencería que compramos~.

- No cambias nunca, Prosci.- La fémina dejó un corto beso entre sus labios, volteándose a ver las fundas después de ver el lindo sonrojo en el rostro del rubio, era de sus cosas favoritas hacer eso porque aquel suave contacto derretía a su pareja sin poder evitarlo.

- Oh bella mia, me encantas, te amo~.

- Yo te amo más, Prosciutto... ahora vamos, antes de que me arrepienta~.

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JoJo ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora