Risotto Nero

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Ropa

- Amore ¿Haz visto mi... ropa?.- Risotto paró en seco al ver a su pareja jugando con su atuendo frente al espejo, la chaqueta le quedaba estúpidamente grande y no era para menos, con los 2 metros que medía su pareja cualquiera de sus cosas le quedaba así de grande-. ¿Qué estás haciendo?

- Quería ver que tan cómodo es esto... siempre lo usas, así que debe serlo ¿No? Pero es pesado... aunque me gusta tu sombrero, tiene mucho estilo.- Movió la cabeza intentando hacer sonar los cascabeles, soltando una risa mientras jugaba con las mangas de la chaqueta. Todo olía a el, y no había esencia que más amara en el mundo-. Aunque... dejas poco a la imaginación, Ris, siento celos.

- Bueno, eres pequeña, obviamente va a pesar para ti.- Se paró junto a ella, palmeando su cabeza sobre el gorro con una ligera sonrisa, no podía negar que su novia se veía endemoniadamente tierna con su ropa puesta-. No necesito cubrirme, además mientras menos ropa tenga puedo usar mejor a Metallica.

- ¿No te da frío?.- Se volteó hacia el, posando su mano en su pecho con cuidado, mirando hacia arriba por la gran diferencia en sus alturas-. Debes tenerlo...

- No tanto, me da un poco igual...- No pudo evitar reír suavemente ante la inocente preocupación de su pareja, el frío era lo ultimo en lo que pensaba a la hora de hacer su trabajo a decir verdad-. Puedes quedarte con el gorro si quieres, tengo otros más en la base.

- ¿En serio?.- La emoción de sus ojos hizo que su corazón temblara ¿Quién diría que el poderoso líder de La Squadra fuera así de débil contra una chica?

- Claro, tesoro.- Se agachó con cuidado, llegando a sus labios para depositar un suave beso entre estos, rodeando su cintura con su brazo para pegarla a su cuerpo sin problema. El contacto duró unos minutos, lo suficiente para dejar sin aliento a la fémina, quien se derritió entre sus brazos entre suspiros y jadeos, aferrándose a su pecho desnudo como podía.

- Risotto...

- ¿Si, teroso?.- La suave sonrisa que tenía el más alto en el rostro lo decía todo, estaba jugando con ella y de la forma más baja posible-. ¿Pasa algo?

- Otro más, por favor.- Obedeció cual fiel sirviente, besándola nuevamente. Esta vez la fémina entrelazó sus brazos sobre su cuello, poniéndose de puntitas para alcanzarlo mejor, aunque fallara en el intento. Risotto no esperó más, la tomó entre sus brazos para que enrollara sus piernas en su cintura, por fin alcanzando cómodamente los labios de su pareja-. Ris... ¿Cuando dices que debes irte?

- Depende... ¿Quieres que me quede?

- No deberías preguntarlo ¿En serio estás jugando así conmigo?.- Acarició el cabello del más alto, enredando sus dedos entre las hebras blancas con cuidado, mirándolo con un puchero en los labios-. No puedes... simplemente hacer eso, y luego preguntarme si quiero que te quedes.

- ¿Hacer qué, amore?.- La grave voz del asesino hizo que temblara, la mirada fija en sus ojos, la manera en como sostenía su cuerpo, todo lo que hacía la volvía loca.

- Actuar tan estúpidamente sexy y dejarme como si nada, es injusto...

- Uhm~... no sé, tesoro ¿Te haz portado bien últimamente?.- La fémina ya veía venir eso, pero aún así tragó saliva, asintiendo mientras lo miraba a los ojos-. ¿En serio lo haz hecho?

- Claro que si, mi Capo.- No había cosa que prendiera más a Risotto que ser llamado así por su pareja, el asesino no tenía muchos kinks, pero que la fémina dijera cosas así, con esa mirada, y sobre todo con esa voz hacía que su corazón latiera mucho más rápido.

- Entonces... creo que podemos seguir.- Con cuidado guió a la fémina hacia la cama, volviendo a unir sus labios en un beso más profundo, recorriendo su boca para saborear hasta el ultimo lugar.

JoJo ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora