Noriaki Kakyoin

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-Agh~... al fin tenemos tiempo para descansar, nos han estado atacando muy seguido ¿no lo creen?

- Por eso hay que tener más cuidado.

-No podemos bajar la guardia.- Jotaro miró a sus compañeros, soltando un suspiro al ver la misma cara de emoción en los dos-. Yare yare daze... No, no los voy a acompañar a donde quiera que estén pensando ir.

- Jotaro~... ni siquiera hemos dicho algo ¿por qué te niegas~?

- Vamos Jotaro, no creo que sea tan malo... podemos recorrer el lugar.

-Olvídenlo, quiero dormir... ¿por qué no van ustedes dos solos?

- Queríamos incluirte también, casi no sales mucho.- El pelirrojo soltó un suspiro, negando con la cabeza-. Bueno... entonces seremos tú y yo ¿te parece?

- M-Me encantaría.- Asintió con una sonrisa, y por un breve momento juró ver a Jotaro sonreír.

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- Es una noche maravillosa ¿no lo crees?.- Noriaki la miró con la más hermosa sonrisa del mundo, tomando su mano con cuidado para caminar entre la gente sin perderse. Por un momento la fémina sintió su corazón dar una vuelta, encantada por aquella sonrisa-. ¿te sientes mal?

-¡N-No! Es... es realmente hermosa.- Soltó una risita, intentando desviar su atención de aquella expresión que tanto le encantaba-. Noriaki...¿Quieres hablar de algo?

- Me lees demasiado fácil.- El pelirrojo bajó la mirada hacia sus manos, apretando el agarre con cuidado. Los dos caminaron un rato entre la gente en silencio, la fémina con la vista fija en la mirada de su compañero.

Al poco rato llegaron a un lugar más alejado, los dos aún tomados de las manos, sentándose cerca de unas rocas. A pesar de las luces de la ciudad podían divisar las estrellas y la luna, era un escenario bastante tranquilo a comparación de la ajetreada ciudad, tal vez los dos necesitaban aquel momento de tranquilidad. Todo hubiera sido silencio si no hubiera sido por Kakyoin, que llamó la atención de la fémina llamándola por su nombre.

- Hay algo de lo que debo hablar contigo...

-¿Si, Nori?

- Este viaje... han sido los mejores días de mi vida, desde que ustedes me salvaron de Dio mi vida cambió, y... he sido muy feliz. Quería agradecerte por estar a mi lado sin importar la situación, a pesar de que no nos conocemos desde hace mucho haz llegado a ser especial para mi, y todas las veces que me haz salvado... bueno, creo que las palabras nunca serán suficiente para agradecerte por aquello.- La mirada del pelirrojo derrochaba amor, la fémina sintió como su corazón latía aún más rápido que antes, sin saber realmente que decir ante aquella confesión-. Eres increíble, como una luz que guía mi camino, y... quería decirte eso.

- Nori...

- Creo que me gustas, nunca había sentido algo así por nadie más... en verdad haces que me sienta una mejor persona a tu lado, la soledad que antes me perseguía es un sentimiento que ha quedado en el olvido desde que te conocí. Ahora lo único que siento es felicidad, felicidad por poder ver tu sonrisa, felicidad por poder compartir momentos a tu lado, felicidad por poder estar simplemente contigo.

- Eres tan.... tan dulce.- La fémina apretó su mano con cuidado, levantándose de su lugar para quedar frente a el, subiendo su mano libre a su mejilla con una pequeña sonrisa-. Noriaki, creo que eres el chico perfecto, sin tu dulce sonrisa no tendría las energías para seguir peleando día a día contra esos bastardos que nos persiguen, no sé qué le viste a una chica como yo para enamorarte así de mi pero... gracias.

-Ven acá.- Jaló a la fémina para que se sentara sobre su regazo, rodeando su cuerpo con sus brazos mientras sonreía. La fémina no dudó en devolver el abrazo, pegando la cabeza del muchacho contra su pecho-. Esto...¿es a lo que llaman amor correspondido?

- Lo más probable...- Llevó sus manos al cabello del estudiante, soltando una risita con las mejillas algo rojas. Los dos se miraron por unos segundos, acercándose al rostro contrario sin mucho apuro.

-¿Puedo?

- Todo un caballero~... claro que puedes.- Noriaki solo sonrió ante aquello, uniendo sus labios en un lento y suave beso. 

Era el primer beso de los dos, dulce, tomándose el tiempo para explorar la boca del otro, recorriendo el cuerpo contrario con sus manos con paciencia y completo amor, como si los únicos que existieran en aquel momento fueran ellos. Noriaki fue el primero en separarse, tomando la mejilla de la fémina con la más hermosa sonrisa de todas, acercándose para dejar otro beso en la comisura de sus labios. Su corazón latía a mil, aunque eso había quedado de lado pues estaba demasiado concentrado viendo el hermoso rostro sonrojado de su compañera.

- Entonces... ¿te gustaría salir conmigo?

- Estaba a punto de pedirlo yo...- Los dos rieron, volviendo a unirse en un dulce beso, algo bastante corto a comparación del anterior-. Te quiero, Noriaki.

-Yo también te quiero.

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