Jean Pierre Polnareff

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- Entonces... te gusta.

- No lo sé, Nori... es un buen tipo, pero siento que es así conmigo por pura amabilidad, ya sabes... aquí todos somos amigos ¿no? Por eso no quiero hacerme ilusiones tontas.

- No creo que sea así, Polnareff puede ser algo tonto pero se nota que está loco por ti ¿Por qué no te das una oportunidad con el? Ya sé que este viaje está lleno de peligros y cosas realmente raras pero... si los dos se gustan ¿cuál es el problema?

- Puede que tengas razón, Nori... gracias por escucharme.

En aquel mismo hotel Jotaro y el francés se encontraban fumando en el balcón, los dos mirando la ciudad en la que estaban descansando en aquel momento mientras conversaban como el par de amigos que era, aunque la plática en su mayoría era hecha por Polnareff.

- Es imposible ¿No lo crees? Ella es tan genial, tan linda, poderosa... muy inteligente ¿y la haz visto pelear? Mon amie, es la mujer perfecta.

- Polnareff, llevas hablando de ella como por dos horas ¿piensas decirle que te gusta o eres idiota?

- ¡Hey! No es así de fácil, para empezar la situación en la que estamos es muy rara, en serio creo que sería una mala idea apresurar eso, no quiero que el resto del viaje se vuelva incómodo.

- Tsk, ustedes dos son unos idiotas, definitivamente.- Apagó el cigarrillo, mirándolo de reojo-. Dile lo que sientes y ya, si tanto te molesta... además, es mejor decirle lo que sientes antes de que pase algo, estamos poniendo en peligro nuestras vidas todos los días.

- Jotaro...

- Yare yare daze, ustedes dos son unos idiotas.

Jotaro salió de ahí con cara de molestia, pero una pequeña sonrisa se asomó en su rostro al ver a la fémina caminando hacia el balcón, tal vez Kakyoin había hecho lo mismo que el y por alguna razón se sentía feliz por eso. 

La fémina llegó al lado del francés, mirándolo de reojo con las mejillas rojas. El más alto al darse cuenta de la presencia de ella apagó el cigarrillo, intentando disipar el humo con sus manos para no molestarla con el olor.

- Oh, mon cherrie... ¿Qué haces afuera a estas horas? Pensé que estarías durmiendo.

- No podía dormir... me quedé hablando con Nori, y terminé aquí por alguna extraña razón...¿Te molesta que te acompañe?

- En absoluto, me halagas al estar aquí conmigo.- Los dos rieron suavemente, mirándose con la más dulce sonrisa-. Ha sido un viaje largo ¿no lo crees?

- Ni que lo digas... es todo un caos, cuando Joestar-san me dijo que necesitaba ayuda pensé que sería algo más fácil... Pero creo que fue bueno, si no hubiera sido por este viaje no te hubiera conocido.

- M-Mon cherrie... yo, necesito hablar contigo.- Se giró hacia ella bastante serio, tomándola de las manos con algo de vergüenza.

- Si me dices que eres un falso Polnareff como pasó con Nori, no dudaré en golpearte.- Los dos soltaron una carcajada, aliviando un poco el ambiente con aquella broma-. Perdón, perdón, es que contigo siempre se me salen esos chistes malos.

- Y eso me encanta de ti... Lo he estado pensando mucho, creo que eres una chica muy genial, inteligente, sabes adaptarte muy bien a todo lo que pasa, eres bastante comprensiva con todos... además eres increíblemente fuerte, vamos con gusto dejaría que me patees el trasero, hasta te lo agradecería~.- Entrelazó sus dedos, acercándose más a ella, sintiendo como su corazón latía con fuerza por todo lo que estaba diciendo-. Hemos pasado por mucho, sé que no nos hemos conocido por mucho tiempo, pero este viaje nos ha mostrado a nuestro verdadero yo, y la verdad es que no necesité mucho para caer ante tus pies, mon cherrie.

- P-Pol...

- Déjame terminar, por favor.- Llevó una de sus manos a la mejilla de la fémina, acariciando esta con cuidado mientras sonreía desde lo más profundo de su alma, como no lo había hecho en muchísimo tiempo-. Me encantaste desde que te vi, y al conocerte mejor pude confirmar que mi corazón se muere por ti y solo por ti, al principio pensé que este viaje sería solo para cobrar venganza, no pensé que conseguiría a los mejores amigos que he tenido en la vida y... a la persona que quiero proteger y amar con todo mi corazón, esa persona eres tu.

- Oh Dios, Polnareff...- La fémina se quedó sin palabras, lo único que se escuchaba eran los ruidos provenientes de la ciudad, manteniendo su mirada en el rostro del peliplateado. No dudó más, jaló al francés hacia ella para poder besarlo, entrelazando sus manos sobre su cuello con cuidado, guiando el suave movimiento entre sus labios. El beso que los dos habían estado esperando desde hace mucho se hizo realidad, y no pudo ser más perfecto. 

A pesar de su apariencia, Polnareff era la persona más dulce y delicada para tratarla, la sostenía entre sus brazos como si estuviera hecha de cristal, ubicando sus manos en lugares que no incomodaran a la fémina. Realmente era como un sueño, vaya que besaba bien, en serio no podía ser más perfecto.

- Pol...- Se separaron con una sonrisa, los dos mirándose a los ojos con un brillo especial en estos, prácticamente suspirando sobre los labios del otro-. Eres el mejor hombre que he conocido, me gustas muchísimo.

- Y tu me gustas mucho más a mi, mon cherrie~... ¿Quieres ser mi todo?

- Estaría encantada de serlo~.

Los dos rieron contra sus labios, volviendo a besarse, esta vez un poco más profundo, buscando conocer el sabor del otro con paciencia ante la brillante luna de aquella noche. Aunque ninguno de los dos lo supiera, Jotaro y Kakyoin estaban celebrando la unión de aquella pareja, pues el plan para que se confesaran había funcionado con éxito.

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