Eddie Munson | Una confesión

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Te encontrabas en tú habitación, dando vueltas y vueltas sobre tú cama, pues no podías dormir, algo en tú cabeza rondaba desde hace días, algo que habías querido pasar por alto meses atrás y que no lograbas, siempre volvía, ese algo era alguien, Eddie Munson, tú mejor amigo.

Tú y Eddie habían sido amigos desde siempre, desde que tenías memoria, más bien, siempre estaban el uno para el otro, en las buenas y en las malas, siempre estabas ahí cuando alguna chica rompía su corazón, o cuando necesitaba pasar un examen, cuando quería un abrazo o simplemente cuando quería tú compañía, al igual que él para ti.

Pero meses atrás algo en ti había cambiado y eso eran tus sentimientos hacía él, habías querido ignorar aquello pero últimamente no lo estabas logrando, tenías mucho miedo de decirle a Eddie lo que sentías pero si no lo hacías te volverías loca algún día cercano.

Tú buen amiga Robin era la única en el mundo que sabía aquel horrible secreto tuyo, y era la que te apoyaba cada vez que podía a decirle a Eddie lo que sentías, ella decía que estaba cien por ciento segura de que él sentía lo mismo.

Levantaste la mirada y viste la hora, no era tan tarde, las 10:00 pm aproximadamente.
Te sentaste sobre tu cama y suspiraste, decidiendo si tomar el teléfono, que estaba sobre tu mesita de noche.

Lo pensaste un tiempo, hasta que decidiste tomarlo y marcar, esperaste a que alguien más respondiera al otro lado, nerviosa enredabas tu dedo en el cable del teléfono.

-Aló. -Escuchaste la voz de Eddie al otro lado.

-H-hola. -Maldeciste en tu cabeza al haber sonado tan nerviosa con un simple saludo.

-¡Hola preciosa! -Saludó Eddie alegre al reconocer tú voz. -¿Pasa algo? Siempre te duermes temprano en día de clases.

-No podía dormir. -Admitiste.

-¿Y eso por qué? -Preguntó él curioso.

Escuchaste como rasgaba sus dedos en su guitarra, lo más seguro haya estado tocando antes de contestar la llamada.

-Tengo que decirte algo.

-Dime. -Te ánimo él.

-Pero no por aquí, bueno ¿Por qué no vienes mañana a casa y así de paso estudiamos para inglés? -Qué excusa tan tonta, la verdad en ese momento ninguno de los dos necesitaba estudiar mucho.

-¿Estudiar? -Preguntó Eddie en tono confundido.

-Si, si quieres. -Dijiste en tono apagado.

-No, está bien. Iré. -Dijo él.

-Está bien, nos vemos. -Te apresuraste a decir.

-Descansa, preciosa. -Eddie terminó la llamada.

Volviste casi que a respirar, pensaste en lo mal que había salido aquella llamada y lo estúpida que te sentías ahora.

Decidiste volver acostarte en la cama, solo esperando a que el sueño llegara y empezar a dejar de pensar en aquella conversación con Eddie.

•••

Guardaste algunas cosas en tú casillero, venías saliendo de clase de inglés, que para tú buena suerte, la profesora había dejado una tarea, ya tenías una excusa más creíble para esa tarde con Eddie.

-Parece que tenemos mucho que hacer. -Escuchaste a Eddie quejarte.

-Si pusieras más atención te darías cuenta lo fácil que es. -Le respondiste y cerraste el casillero.

-Para eso te tengo a ti, preciosa. -Sonrió él.

Tú corazón dio un vuelco al oír salir esas palabras de su boca, intentaste controlarle lo más que podías en esas situaciones que tenías a diario con Eddie.

-¿Vamos almorzar? -Te apresuraste a decir.

Eddie afirmó con la cabeza y con su típica sonrisa de siempre.

-¿Sigue en pie lo de esta tarde? -Preguntó Eddie mientras caminaba juntos a la cafetería.

-Si, claro. -Afirmaste algo nerviosa.

-Tiene que ser como a las cuatro ¿Si? Tengo un juego con el club en la tarde. -Informó él. -¿Quieres ir?

-No, esta tarde no. -Negaste.

-Algo te pasa ¿Verdad? -Preguntó Eddie curioso.

-¿Por qué lo dices? -Frunciste el ceño mirándolo.

Habían llegado a la cafetería.
Ambos se acercaron a tomar una bandeja con comida y luego caminaron hacía la mesa, donde ya estaban todos los demás.

-Porque no quieres ir al club. -Por fin Eddie respondió.

Ambos tomaron asiento.

-¿No quieres ir? -Preguntó Gareth volteando a verte.

-¿Ya te aburriste de nosotros? -Dustin se hizo el ofendido.

-Claro que no. -Negaste. -Es solo que debo llegar temprano a casa. -Mentiste.

Eddie te miró frunciendo el ceño, ni tú madre ni tú padre llegaban a casa temprano, pasaban trabajando la mayor parte del tiempo, pero gracias al cielo él no dijo nada más sobre el tema.

Por la tarde a la salida, saliste casi corriendo de clases para dirigirte a tú casa, decidiste salir por el lado de atrás, en un intento de no encontrarte con Eddie, pues no lo habías visto en la última clase, así que pensante en qué tal vez andaba por ahí en los pasillos.

Saliste al patio, la mayoría se iba y otras se quedaban en los clubes que habían en la escuela.

-¡Chrissy!

Te sobresaltaste al escuchar la voz de Jason, el capitán del equipo de la escuela, se encontraba al lado tuyo y al gritar te asustaste.

-Lo siento. -Se disculpó él al verte.

-No te preocupes. -Dijiste con una media sonrisa.

Levantaste la mirada y viste a Chrissy, que venía saliendo del bosque, parecía algo nerviosa, camino hacía Jason y ambos se alejaron mientras hablaban sobre algo.

Acomodaste tú mochila para seguir tú camino, pero sentiste un hueco en tú estómago al ver a Eddie Munson también salir del bosque, la misma dirección de la que había salido Chrissy.

Muchas veces Eddie te había hablado sobre Chrissy y sobre cómo Jason no la merecía, siempre habías pensado que él sentía algo por ella, y tú cómo su mejor amiga debías escucharlo hablar sobre eso, aunque muchas veces solo lo ignorabas.

Ambos conectaron miradas, pero tú rápidamente la desviaste y empezaste a caminar rápido, ahora estabas arrepentida de todo, solo querías llegar a tú casa y encerrarte para no salir nunca.

¿Qué diablos estabas pensado?
Eddie tal vez estaba perdidamente enamorado de Chrissy, tal vez siempre lo ha estado y tú solo no te hacías a la idea.
No debiste nunca pensar en decirle a Eddie sobre tus sentimientos, te sentías la persona más tonta de todo el mundo en ese momento.

One Shots | Joseph Quinn/Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora