Loki|Joseph Quinn

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•Parte 3•

Después de lo sucedido Joe no se separó de ti, te sentías culpable de que haya tenido que posponer algunos viajes pero estabas muy agradecida de que estuviera contigo para las próximas citas con el médico, las ecografías, los antojos, las náuseas  matutinas y todo lo que conlleva el embarazo.

-Cariño ¿Estas bien? -Te miró Joe preocupado, una mañana que ambos se encontraba desayunando.

-No. -Murmuraste para luego salir corriendo al baño, debías vomitar.

Joe ya se había acostumbrado a eso, así que fue detrás de ti, y mientras vomitabas tú desayuno él sostuvo tú cabello.

-¿Mejor? -Preguntó él.

Asentiste lentamente mientras te ponías de pie con su ayuda, para enjugarte la boca, era horrible estar vomitando lo que comías.

Esa mañana tenían otra de las citas con el médico, para charlar sobre el embarazo y cómo querían que fuera el parto.

Volteaste a ver a Joe con lágrimas en los ojos, él relajó sus facciones en cuanto te vio y se acercó a ti a limpiar las lágrimas, también estaba acostumbrado a que lloraras todo el tiempo, las hormonas te estaban afectando mucho en esta etapa.

-¿Qué pasa? -Murmuró él, mientras seguía limpiando con su pulgar las lágrimas que caían sobre tus mejillas.

-Es que tengo hambre. -Sollozaste un poco. -Y todo me da nauseas.

-Mi pobre chica. -Dijo Joe riendo un poco mientras te envolvía en sus brazos.

Apoyaste tú cabeza sobre su pecho, y al mismo tiempo intentabas dejar de llorar.

En la cita médica la doctora te hablo sobre todas las formas de dar a luz, discutieron todas las opciones, y hablaron sobre las ventajas y las desventajas, Joe se encontraba ahí escuchando muy atento cada palabra, mientras tomaba tú mano, aunque no entendía mucho del tema.

Al final aceptaste un parto natural si todo estaba bien y si no llegara a existir ningún tipo de complicación; el agarre de Joe era suave pero sabias que sus pensamientos eran todo lo contrario.

•••

Cuánto más se acercaba la fecha más ansioso y sobre protector se volvía, probablemente estaba aún más nervioso que tú, la mayoría de los pensamientos de Joe eran sobre ti y su bebé que estaba ya casi por nacer.

Se involucró tanto en el embarazo que se había tomado un tiempo libre del trabajo, en lo cual le habías insistido que no era necesario, pero él no te hizo caso.

Joe sintió todas y cada una de las patadas que daba el pequeño bebé, hablaba siempre contra tú vientre, siempre intentaba cumplir con todos y cada uno de los antojos que tuvieras, algunas noches mientras te quedabas dormida él seguía hablando con el bebé, no se perdía ni una sola cita médica contigo, ambos hicieron realidad la habitación de sus sueños para el bebé.

Un día llego con unos libros sobre "¿Como tener un buen parto?" Y "¿Qué esperar cuando estas esperando?" te habías reído tanto ese día, y al final ninguno de los dos logró terminar ni un solo capítulo de aquellos libros.

Por mucho que estuviera involucrado él sabía cuando debía dar un paso hacía atrás, entendía que algunas cosas querías decidirlas y una de estas fue que querías mantener el sexo del bebé como una sorpresa, a lo cual él acepto sin protestar, lo cual los llevó a buscar como locos nombres para bebés.

En una de las muchas citas con la médico mencionó sobre cómo Joe podía estar en la sala de partos cuando fuera el momento, volteaste a verlo divertida por la cara de susto que había puesto, pero en cuando la doctora dijo que era de mucha ayuda para ti y para el bebé, él aceptó contento.

One Shots | Joseph Quinn/Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora