Joseph Quinn estaba tan enamorado de ti, que era algo totalmente ridículo, era algo impactante la gran cantidad de amor que él sentía por ti.
A veces se preguntaba cómo era capaz alguien de sentir tanto amor y apreciación por una sola persona, él no sabía responder eso, pero no le importaba.
Llevaban conociéndose de años, de hecho se conocieron en las grabaciones de Game Of Thrones, cuando él hizo una pequeña aparición en alguno de los capítulos donde hiciste un papel un poco mas duradero durante aquella temporada, intercambiaron números y desde ahí se volvieron muy unidos.
Desde ahí ambos fueron creciendo como actores, de hecho Joseph fue quien te incitó a entrar en Stranger Things, que para suerte de ambos, entraron en el cast y aquello fue lo mejor que le pudo haber sucedido a tú amigo, estabas muy contenta por él y por su gran papel de Eddie Munson.
Pero había un gran problema, él estaba sumamente enamorado de ti, sí, pero tú no tenías idea de aquello. Eras una chica inteligente, pero cuando se trataba sobre amor y sentimientos eras alguien totalmente despistada.
Joseph nunca había dicho una palabra de aquello, se había acostumbrado a la idea de tú posible rechazo, de que no lo amabas como él a ti, de hecho intento muchas veces salir con otras chicas, tener otras relaciones, pero de alguna manera siempre volvía a ti y tú ni siquiera te dabas cuenta de aquello.
Para todo el cast y amigos en común era algo más que obvio lo mucho que él te quería y admiraba, pero nadie nunca se dio cuenta de tus sentimientos hacía él, ni nunca habías dicho ni una sola palabra de aquello a nadie, de hecho actualmente te habías convencido a ti misma que Joe era demasiado para ti, sabías que su actual popularidad le estaba beneficiando muchísimo con las chicas y tú simplemente decidiste aceptar aquello.
Ambos eran bastante tontos.
Esa noche habían planeado una fiesta para celebrar Halloween, así que te encontrabas en tú departamento cambiándote y maquillándote un poco, escuchaste el timbre de tú departamento y segundos después la puerta abrirse, supiste de inmediato que era Joe, pues era el único que tenía una llave.
-¿Ya estás lista? -Lo escuchaste decir mientras se acercaba a tú habitación.
-Ya casi. -Respondiste mientras te mirabas en el espejo y aplicabas un poco de rubor en tus mejillas.
Joe se asomó por la puerta y te miró, no pudo evitar sonreír al verte.
-¿Qué tal? -Te levantaste de tú asiento y le modelaste cómicamente tú conjunto.
Sus ojos marrones te miraron con un poco de sorpresa al verte vestir un conjunto un poco más atrevido de lo que normalmente usabas.
-Cariño, te ves preciosa. -Dijo casi sin aliento.
-Tú tampoco estás nada mal. -Lo miraste atenta.
Siempre te había gustado el estilo de Joe al vestir, pero esa noche lucía mucho mejor de lo que normalmente lo hacía.
-¿Crees que deba llevar abrigo? -Preguntaste curiosa. -Arruinaría el estilo pero si hace frío sé que no lo soportaría.
Joseph necesitaba tomar fuerzas para no tomarte entre sus brazos y besarte ahí mismo, te miraba con ternura y al mismo tiempo sorprendido de lo bien que lucías el conjunto de esa noche.
-No te preocupes, si eso ocurre te daré mi saco. -Respondió después un corto silencio, recordándose a él mismo que debía dejar de mirarte así. -Aunque sé que no combina mucho tampoco. -Sonrió divertido.
-De acuerdo. -Lo miraste agradecida.
-Creo que deberíamos irnos. -Tartamudeo un poco nervioso mirando su reloj en la muñeca. -Sabes como se pone Maya cuando llegamos tarde a una de sus fiestas.
