Viernes por la noche, y a diferencia que a la mayoría de tus amigos, no estabas en alguna fiesta divertida, sino que te encontrabas atrapada en casa intentado desesperadamente en ponerte al día con un proyecto escolar, era como si todos tus profesores se hubieran puesto de acuerdo para llenarte de tareas todo el fin de semana.
Era muy probable que la mayoría de tus compañeros no se molestaran en realizar las tareas, pero a pesar de tu disgusto, te obligaste adelantar los trabajos antes de que se acumularan y terminaras el domingo a altas horas de la noche intentado terminar todo.
Desplazaste una de las páginas del libro de biología, la esquina de la hoja atrapo tu dedo, realizando un pequeño corte, rodando los ojos llevaste tu dedo entre tus labios para continuar aún con el trabajo.
Pocos segundos después, creíste escuchar un pequeño golpeteo en tú ventana, volteaste a mirar confundida, cuando de nuevo volvió a escucharse el golpeteo.
Te levantaste de tú asiento, dejando tú tarea de lado y acercándote a la ventana, tirando hacía atrás las cortinas para observar, sonreíste una vez que viste a Eddie ahí.
-¿Por qué tardas tanto, cariño? -Preguntó él en broma, entrando a tú habitación por la ventana.
-Creí que no vendrías esta noche. -Respondiste. -¿Qué pasó con la mejor campaña del mundo? -Reíste mientras enfatizabas las últimas palabras.
-Ja-ja. -Respondió él con ironía. -Terminó antes de lo esperado y pensé, ¿Por que desperdiciar una noche tan perfecta estando solo en casa?
-Wow, casi suenas como alguien romántico.
Él dio unos pasos hacía ti y envolvió sus brazos alrededor de tu cintura, inclinándose lo suficiente para que lograras percibir el aroma a cigarros junto con su típica colonia.
-¿Cuando no soy romántico? -Sonrió lentamente, y finalmente se acercó eliminando la distancia que había entre ustedes, por fin besando tus labios.
No pudiste evitar recordar la primera vez que besaste sus labios, te habías sorprendido de los suaves que eran, ya que el exterior de Eddie decía que era un chico rudo, fue hasta que lo conociste a profundidad que te diste cuenta que era el chico más tierno que habías visto jamás.
-Por mucho que me encantaría seguir con esto... -Dijiste separándote de él, colocando una mano sobre su pecho. -Tengo que terminar la tarea de biología.
Eddie gimió de dolor al escuchar las palabras salir de tú boca, para luego apretar su agarre para no dejarte ir.
-Sabes... -Murmuró él, mientras empezó a dejar suaves y delicados besos desde tú mejilla hasta tú cuello. -Sé un poco sobre biología. -Dijo mientras seguía con sus movimientos seductores.
-Eddieee. -Te quejaste, en un mal intento de detenerlo. -Hablo en serio.
-Bien. -Se quejó él. -Pero no me iré, me quedaré aquí en tú suave y cómoda cama.
Se separó de ti para lanzarse sobre tú cama, mientras te dirigías a regañadientes al escritorio donde seguía tú libro de bilogía abierto.
Pasaste unos minutos tomando algunos apuntes mientras él seguía recostado tatareando alguna canción que tenía en su cabeza.-¿Puedes dejar de hacer eso? -Preguntaste.
-¿Hacer qué?
-Sabes qué.
-No, no lo sé.
Te volteaste en tú silla, para intentar lanzarle una mirada de molestia, pero él simplemente te miró con una sonrisa presumida sobre su cara.
-Te odio.
-No, no lo haces. -Dejó su posición de descanso, acomodándose para poder observarte mejor. -Creo que sé que ropa interior traes ahora. -Dijo de repente.
Tus ojos se abrieron de par en par mientras él solo sonreía con suficiencia.
-¿Disculpa? -Dijiste. -¿Como se supone que sabes eso?
-Bueno, no es que sé exactamente qué traes debajo de la ropa, pero tengo una idea bastante buena.
Lo miraste unos segundos y te rendiste, cerraste el libro de biología, renunciando a hacer cualquier tarea esa noche, y volteaste hacía el chico que te estaba causando problemas, te acercaste a él, sentándote sobre él.
Rápidamente él aseguró sus manos a tus caderas.
Lo que empezó como un beso inocente se convirtió en algo más profundo en cuestión de segundos, poco después te inclinaste un poco hacía atrás para mirarlo.-¿Como es que eres tan preciosa? -Sonrió él, estando debajo tuyo.
-Podría decir lo mismo de ti, Munson.
-Sabes que odio que me digas así.
-Oh, lo siento mucho ¿A Eddie no le gusta eso? -Te burlaste.
-Tampoco así, debes decirme cariño o mi amor o algo así. -Dijo en tono divertido.
Riendo un poco te volviste a inclinar sobre sus labios, continuando el beso, lentamente sus manos subieron de tus caderas hacía el dobladillo de tu blusa, sentiste sus dedos contra tú piel, lo que envío un escalofrío a tú columna, poco después el tiro de tú blusa y para ayudarlo levantaste los brazos, para poder deshacerse de la prenda.
Copiando sus acciones, también tiraste de su camisa y él en un rápido movimiento se deshizo de ella, acariciaste su suave piel, sobre su pecho, mientras te inclinabas a besarlo de nuevo, el gruño ante tú tacto mientras cerrabas los ojos, mientras volvía apoyar la cabeza sobre la cabecera.
Bajaste tus manos hacía la hebilla de su cinturón, y justo cuando estabas a punto de deshacerla escuchaste a Eddie murmurar.
-Lo sabía.
Te detuviste mientras lo mirabas atenta.
-¿Qué dijiste? -No estabas segura de lo que estaba diciendo.
-Lo sabía. -Sonrió él.
Estabas confundida.
-¿Sabías qué?
-Tú ropa interior, es tú sujetador negro de encaje, como me imaginé que sería. -Sonreía con orgullo.
-¿En serio, Munson? ¿Tienes a una chica medio desnuda sobre ti y a punto de quitarte los pantalones y todo lo que piensas es que tenías razón sobre el sujetador que estoy usando?
-Bueno... no es lo único en lo que estoy pensando. -Dijo mientras te miraba descaradamente y a toda tu figura.
-Eres un idiota Edward Munson. -No pudiste evitar sonreír mientras tomabas sus mejillas para que te mirara.
-Sí... -Se encogió de hombros. -Pero soy tú idiota. -Dijo para abalanzarse una vez más sobre tus labios.
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Uno cortito :)
Espero les gusteeee