-¿Vicky? -Se escuchó la voz de Eddie al otro lado. -Ya te dije que no te preocupes por mi. Estaré bien.
Suspiraste, tomando coraje para lo que estabas a punto de hacer. Giraste el pomo de la puerta y abriste. Eddie estaba acostado sobre la cama, su labio lucía hinchado y él lucia cansado.
-No soy Vicky. -Murmuraste, quedando al pie de la puerta.
Eddie te miró atento, y se regañó internamente al sentir su corazón latir con rapidez al verte. Se acomodó en la cama, quedando sentado, sin despegar la mirada de ti. No sabía si estaba ya soñando o si de verdad eras tú.
-Vicky me dio unas pastillas para poder dormir, ¿estoy alucinando? -Preguntó él.
-Nop. -Negaste, haciendo una pequeña mueca con tu boca. Inspeccionando su habitación, aunque ya habías estado ahí. -¿Puedo... acercarme? -Pusiste de nuevo tu mirada sobre él.
-Sí. -Asintió.
Lentamente cerraste la puerta detrás de ti y te acercaste, casi dudándolo. Tomando asiento sobre su cama, al lado de él, cruzando las piernas y poniendo toda tu atención sobre Eddie.
-¿Quieres hablar sobre lo que dije? -Preguntó Eddie.
-No. -Negaste. -Quería saber cómo te sentías. -Miraste su labio. -¿Te duele mucho?
-Poco. -Respondió. -Vicky sería buena enfermera. -Comentó.
-Quiero disculparme. -Soltaste de repente, pero tu mirada se desvió. -Por como sucedió todo.
-No es tu culpa.
-Ni tampoco tuya.
Eddie te miró, ladeando un poco la cabeza.
-¿Me crees? -Preguntó.
-Um, bueno. Aún no lo he analizado detalladamente. -Dijiste y sonreíste un poco.
-Quisiera que me creyeras. -Suspiró Eddie.
-¿Y si te creo? ¿Qué? ¿No te has puesto a pensar en lo demás?
-¿Por qué debería pensar en los demás? No quiero sonar egoísta, pero no puedo cambiar lo que siento.
-Eddie. -Suspiraste. -Piensa en Chrissy; sabes que te entiendo pero ella está herida. No creo que lo que hizo esta noche haya estado bien, pero estaba ebria y celosa. Y como dijo una buena amiga mía, celos y alcohol no se mezclan. -Dijiste en tono divertido.
-Conozco a esa amiga. -Sonrió Eddie. -Y lo sé. Sé que Chrissy tal vez lo haya pasado mal, pero eso no le da el derecho hacer lo que hizo. Uno no elige a quien amar.
-Cierto. -Asentiste. -Pero se puede ser empático, ¿no?
-Dios, eres tan dulce __. -Dijo mirándote con ternura. -Una cosa es la empatía pero otra cosa es luchar por lo que quieres. Yo por ejemplo, te quiero a ti, y no porque Chrissy haya tenido una reacción de celos, y ni siquiera fue contigo, voy a detenerme.
-¿Y Billy?
Eddie guardó silencio, decidiendo en su cabeza si debía mostrarte la carta o no. Decidió que aún no.
-Billy sabía lo que sentía por ti.
-¿Qué? Él me lo hubiera dicho.
-¡Me crees! -Sonrió él.
-Ahora ya no lo sé.
-¿Estas segura que él te lo hubiera dicho?
-Sinceramente no.
-Fue muy comprensible conmigo. En una de nuestras fiestas, creo que Vicky cumplía años, se acercó a preguntarme y le dije que si y luego solo asintió y me invitó a una cerveza. Siempre me decía que confiaba en mí y que confiaba en ti y en tu forma de no ver las cosas que tienes de frente. -Sonrió Eddie.