Un regalo|Eddie Munson

1K 115 6
                                    

Eddie Munson había sido tu amigo desde que lo conociste en el patio durante el recreo en tercer grado. Te había defendido contra un imbécil que intento quitarte tu juguete. Lo empujó al suelo y le gritó, y habían sido inseparables desde entonces. Atravesaron juntos todas las fases incómodas de convertirse en adolescentes durante la secundaria y finalmente se graduaron después.

Ahora ambos tenían veinte años, todavía tenían noches de cine todos los viernes después del trabajo. Tuviste la oportunidad de irte, ir a una universidad en Nueva York, pero lo rechazaste. No es que se lo hayas dicho a Eddie, no querías que se sintiera culpable. La verdad es que te quedaste por él, tenías miedo de que no pudiera seguir sin ti, pero, ¿realmente te necesitaba?

Eddie era un chico con un gran corazón, hacía amigos con facilidad. Parecía que cualquiera que tuviera la oportunidad de hablar realmente con él podía ver más allá. Estaba rodeado de personas que lo amaban. A veces te arrepentías de haberte quedado, tal vez podrías haberte convertido en algo. Tal vez podrías haber obtenido un título, sacar a tus padres de esta ciudad de mierda, pero tenías miedo.

La verdad es que usas a Eddie como muleta, siempre lo habías hecho. Escondiéndote detrás de él, tomando la parte posterior de su camisa mientras te defendía de otra persona, o limpiándolo después de pelear con un tipo por manosearte, Eddie era tu protector.

Así que decidiste quedarte, en el mismo lugar de siempre, revolcándote en la compasión que sientes por ti misma por ser una cobarde, aunque siempre lo habías sido, y pasar bebiendo y fumando con Eddie y sus amigos.

Hoy era un día especial, Eddie había encontrado trabajo en el taller de autos. Siempre decía que cuando recibiera su primer pago te compraría algo especial. Saltaba de un trabajo a otro hasta que encontró a Earl; fue la única persona que en realidad le había dado una oportunidad a Eddie.

-Cariño, estoy en casa. -Bromea él, entrando al remolque.

Lo estabas esperando acostada sobre su cama, como siempre lo hacías. Cuando lo viste traía la cara cubierta de manchas de aceite y el cabello atado.

-Voy a ducharme y vuelvo. Tengo algo emocionante para ti, cariño. -Sonrió para luego tomar el montón de ropa que le habías dejado sobre la cama para luego alejarse.

Dios mío, ¿que te había hecho Eddie? Siempre tenía la costumbre de exagerar las cosas, siempre diciendo que tenía que cuidar de su "princesa" por ser su amistad más larga. Siempre divagando sobre cómo te merecías el mundo por quedarte a su lado. A Robin y Steve les gustaba burlarse de él, burlándose de su amistad. Creyendo siempre que había sentimientos más allá de amistad. Siempre te preguntaban con miradas interrogativas sobre eso, aunque nunca te creyeron.

-Me siento mucho mejor. -Suspiró él cuando volvió, lanzándose a tu lado. Se acurruca sobre la almohada, tirando de las sábanas sobre si mismo.

-¿No te olvidas de algo? -Ríes.

-Oh, mierda, lo siento, estoy cansado. -Murmura.

-Solo duerme Eds. Puedes darme lo que sea mañana. -Susurras. Tratando de que vuelva a cerrar los ojos mientras le acaricias el cabello.

-No, he estado esperando darte esto. -Murmura con sus ojos parpadeando lentamente.

Debe haber estado muy cansado como para olvidarse de cenar. Eddie nunca se saltaba las comidas, siempre diciendo que eran su parte favorita del día. Lo miras mientras se queda dormido, tranquilo con los ojos cerrados y los labios ligeramente separados. No es hasta que oyes sonar el teléfono que alejas la mano de su cabello.

-¿Hola? -Susurras, tratando de no despertar a Eddie.

-¡Oh, hola! ¿Y Eddie? -Pregunta Steve.

-Literalmente llegó a casa y se quedó dormido de inmediato, yo estaba a punto de hacer algo para cenar, ¿qué pasa?

One Shots | Joseph Quinn/Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora