No estás segura de que distracción quieres buscar en el momento en que te acurrucas sobre el sofá y cambias entre desplazarte por tú teléfono y ver algunas comedias en la televisión.
Era sábado y después de una semana agotadora, te dijiste a ti misma que necesitabas un fin de semana para ti y así tal vez hacer un poco de limpieza en tu departamento, lavar los platos, sacar la basura o hacer algún deporte. Pero este era un plan completamente diferente, estabas ahí navegando en el teléfono mirando memes durante más de dos horas, con los platos aún sin lavar y la basura intacta.
Una nueva notificación te saco de tu estado de trance y viste que uno de tus amigos te envío un mensaje con una foto adjunta.
¿No es este el tipo con el que has estado obsesionada todo el verano?
¡Estamos de fiesta con él! Esta comprando bebidas a todo el mundo.
-Imagen adjunta-
De ninguna manera.
Te sentaste abruptamente, aferrándote a tu teléfono, con las manos temblorosas, y haciendo zoom a la imagen. Ahí estaba Joseph Quinn, en el mismo bar que tus amigos, a quienes les habías cancelado debido a tú estupidez de pasar un fin de semana contigo misma.
Mierdaaaa
¡No lo puedo creer!
¡Ya voy!
¡No se muevan de ahí!
Escribiste con rapidez.
Te olvidaste por completo de la televisión y con una manta todavía enredada alrededor de tus piernas, tropezaste pero igual corriste a cambiarte por un aspecto más decente en un tiempo récord, porque no todos los días te encuentras con tú crush famoso.
Te sorprendes a ti misma por lo rápido que habías logrado cambiarte y por lo rápido que había llegado el Uber, habías logrado llegar alrededor de 30 minutos después de recibir el mensaje.
Te abriste camino a través de la gente que ya estaba ebria, dirigiéndote hacia tu grupo de amigos que ya te estaban haciendo señas.
-¡Tienen que estar bromeando! El único fin de semana que cancelo, y mi futuro esposo está en el mismo puto bar. -Balbuceas de inmediato.
-O quiere que todos sepamos que es rico o que es británico, o ambos. -Dijo uno de tus amigos. -Pero este hombre puso un temporizador y cada 20 minutos está invitando a los tragos. -Dando un resumen de lo que había sucedido en tu ausencia.
-Ya tenemos algunas rondas invitadas por él, ¿quieres? -Pregunta una de tus amigas.
La miras con los ojos bien abiertos y luego a la mesa que tenía un ronda de shots de tequila, la mayoría de ellos ya vacíos. Asentiste rápidamente y de inmediato bebiste dos tragos, desesperada por ganar un poco de confianza de ebria. Cerrando los ojos por un segundo, acostumbrándote a la sensación de ardor que baja por la garganta.
-No puedo creer que realmente esté aquí.
-Bueno, vamos, habla con él.
Miraste a tú amiga como si estuviera loca.
-¿Qué? ¿Qué le digo? "¿hola, lloré más por la muerte de Eddie que en el funeral de mi abuela?"
-Apuesto a que ya está tan ebrio que te haría caso.
Suspiraste profundamente, centrando tus ojos en el hombre que estaba en medio de la barra, destacaba por sus desordenados rizos, rodeado por un grupo, aparentemente otros fanáticos o simplemente personas que interactuaban con él a cambio de alcohol gratis.