Cinco días|Joseph Quinn

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•Parte 2•

-Oh Dios mío. -Murmuraste.

Tus ojos se elevaron hacía los techos altos del pasillo de Joe, mirando hacía las escaleras en la parte superior. Al final del pasillo podías ver la cocina, y asumiste que la puerta lateral conducía a la sala de estar.

Joe colocó tu maleta en la parte inferior de las escaleras y se rascó la nuca.

-Sí, lo sé. -Parecía casi culpable por lo bonita que era esta casa.

-¿Todo esto por aparecer en Stranger Things?

Joe mordió su labio inferior, abriendo grandes sus ojos, pero no respondió. Sin embargo, ya lo había hecho, porque esos ojos hablaban mucho. Todo esto salió del dinero de Stranger Things.

-Oh Dios mío. -Repetiste.

-Espera que veas arriba.

Y Joe tenía razón, el piso de arriba era una locura, los baños tenían unas bañeras profundas y cabezales de ducha que eran tan grades como una pizza. Joe te mostró los alrededores, y aunque te maravillabas con cada habitación, Joe también tenía razón sobre el desorden y la falta de muebles. La mayoría de las habitaciones estaban algo vacías, solo habían algunas cajas y parecía que nadie vivía ahí.

Excepto por la habitación de invitados. Tú habitación.

-Tengo que dejar de decir "oh Dios mío", pero oh Dios mío.

Sentiste como si hubieras entrado en una suite de hotel muy elegante. Techo alto, cómoda ancha, cortinas despampanantes y grandes puertas que llevaban a un armario, hacía el cual Joe caminó.

-Mira.

Había un escritorio dentro. Un pequeño rincón, el cual sería tu oficina, y con una puerta para que pudieras ocultar tu desorden antes de ir a la cama.

En el tocador te habían dejado lo que solo se podía describir como un paquete, que abarcaba casi toda la superficie. Habían patatas fritas junto a botellas de agua, muestras de perfume colocadas junto a toallitas de maquillaje, y cosas para el cuidado de la piel y otro montón de cosas.

-Si necesitas algo más házmelo saber. -Dijo Joe y te reíste de él.

-Creo que descubrirás que eso será al revés en los próximos cinco días.

-Oh sí, tienes razón. -Rió Joe.

Nunca antes había tenido a alguien "nuevo" como asistente personal.

Echas otro vistazo, caminaste hasta el baño y suspiraste.

-¿Podría quedarme permanentemente? Esto es precioso.

Joe también lo era. Pero ya sabes, eres profesional. Mantuviste los cumplidos para los objetos inanimados en lugar de a él.

-Lo sé. -Rió Joe. -Ven a ver mi habitación, es ridículo en comparación a esto.

Subiendo otro tramo de escaleras, entraste en una espacio cómicamente grande, haciendo que uno de sus muebles más grandes, o sea su cama, pareciendo absolutamente pequeño.

-Mierda. -Murmuraste entre risas.

-Se ve muy mal, ¿cierto? -Joe arrugó la cara, y te reíste de él, pero la habitación realmente se veía un poco... triste.

¿El espacio en sí? Precioso.

Más o menos del tamaño de tu departamento completo. Pero esto alcanzaba los niveles de Airbnb. Cero personalidad. No habían cortinas en las ventanas; había una mesita de noche a la izquierda de la cama. Dos maletas grandes y abiertas en el suelo con mucha ropa derramada. Ni siquiera la ropa de cama parecía la adecuada.

One Shots | Joseph Quinn/Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora