Tatuaje|Eddie Munson

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Parte 2•

Dos días después es cuando vuelves a tener noticias de Eddie.

Tú teléfono sonó justo cuando estabas a punto de tomar una ducha antes de acostarte, ya era un poco tarde. Abrazas un poco más fuerte la toalla que tenías alrededor del cuerpo y caminas apresuradamente hasta el teléfono que estaba en la pared.

-¿Hola?

-Hola _____. -Lo reconoces de inmediato. -Soy Eddie... el de la tienda de tatuajes.

-Por supuesto. Hola, Eddie, ¿ocurre algo?

-Oh, no. No. -Él hace una pausa y lo escuchas mover unos papeles. -Tuve una cancelación mañana y pensé que tal vez podrías querer ese espacio.

Odias el hecho de saber que él pensara en ti, te hiciera ponerte nerviosa además de sentir una opresión en tú estómago. Por supuesto que hubiera podido llamar a sus innumerables clientes antes que a ti, pero te agradaba la idea de que haya marcado tu número primero.

Retuerces el cable del teléfono en tu dedo.

-Eso sería genial. Gracias por pensar en mí. -Respondes.

Si tan solo supieras, pensó Eddie.

Si tan solo supieras lo mucho que realmente pensó en ti, fue casi exasperante. Como una persona podría tener tal efecto en él cuando no se conocen en lo absoluto. Él sabe que eres muy bonita, y que dices "lo siento" demasiadas veces, y que hueles bien, muy bien, pero eso es todo.

-Si. Nos vemos entonces.

-Bien, nos vemos...

Él cuelga antes de que puedas decir otra palabra.

Miras el teléfono por un segundo, antes de devolverlo, preguntándote si toda esa conversación realmente sucedió, o si acabas solo de soñar todo.

Repites la conversación en tú cabeza una y otra vez, preguntándote por qué colgó tan bruscamente, preocupándote de inmediato por cómo vas a actuar mañana.

Eddie te había llamado desde su oficina, a pesar de que ya había pasado el cierre de la tienda. Realmente necesitaba controlarse, en serio. No puede solo estar pensando tanto en un cliente. Sobre todo, alguien a quien no conoce. No puede.

Su cabeza descansa sobre sus brazos, en el escritorio, cuando escuchó la puerta de la oficina abrirse. Solo había una persona que nunca tocaba antes de entrar, y ese era Steve.

Él levantó la mirada y ve apoyado a su amigo en el marco de la puerta.

-¿Por qué sigues aquí, Steve?

-¿Por qué sigues aquí? -Lo confrontó Steve.

-Tenía algunas cosas que hacer. -Responde Eddie.

-Tú estado de ánimo no tiene nada que ver con la chica con la que acabas de hablar por teléfono, ¿verdad? -Enarcó una ceja Steve.

De todas las personas de las que podría ser amigo Eddie, Steve era el menos improbable, sin embargo, aquí están. Compañeros de trabajo y amigos cercanos. Es casi molesto lo rápido que puede saber cuál es exactamente el problema.

-Ella no sale de mi cabeza. -Se encogió de hombros, mirando el cuaderno de bocetos que estaba abierto sobre su escritorio, llenos de dibujos de tú tatuaje. -Es molesto.

-Esa son muchas lunas, amigo. -Dice Steve mientras se acerca.

-Cállate.

-Solo decía. Tal vez esto sea algo bueno. Nunca te he visto con novia.

One Shots | Joseph Quinn/Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora