Biblioteca|Eddie Munson

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Eddie salió corriendo de la cafetería, corriendo por el pasillo, riendo mientras escuchaba a Jason gritarle amenazas.

-¡Eres hombre muerto, Munson!

No era una situación en la que pensó que estaría, pero cuando vio a Jason y sus amigos molestando a Dustin, Mike y Lucas, sus instintos de amigo protector lo hicieron actuar. Eddie tropezó con Jason haciendo que aterrizara sobre su bandeja de comida, cubriendo su chaqueta de puré de papas, algo de salsa y pastel de carne.

Eddie siguió corriendo, dando vuelta en la esquina para tratar de perder a Jason. Finalmente llegó a la biblioteca, tomó un libro al azar y se sentó en una de las mesas, abrió el libro y lo sostuvo para poder esconderse detrás de él.

Después de unos minutos, echo un vistazo por encima del libro para asegurarse de que todo estuviera despejado. Sin señales de Jason ni de sus tontos amigos, bajo el libro y dio un suspiro de alivio. Acomodó su cabello mientras reía al pensar en esos idiotas que todavía corrían por ahí buscándolo. Estaba a punto de levantarse de la mesa y dirigirse a algún lugar del bosque para fumar, pero se detuvo en el momento en que te vio.

En su desesperación por esconderse de Jason, se sentó en la primera mesa que vio, y no se dio cuenta que alguien ya estaba sentado ahí, y mucho menos que era posiblemente la mujer más hermosa que había visto.

Tenias los auriculares puestos, y Eddie notó el walkman sobre la mesa y que el cassette decía Iron Maiden lo que hizo que su corazón diera un salto. Vio algunos parches en tu mochila, Metallica, Black Sabbath, lo que lo hizo sonreír. Y luego, el libro que estabas leyendo, era El Señor de los Anillos. Eddie estaba completamente convencido de que su alma gemela estaba justo frente a él.

Empezó a pensar en cómo iniciar una conversación contigo, pero en el momento en que sus ojos se desviaron del libro para mirarte, entró en pánico, él miró de nuevo hacia abajo, fingiendo que leía el libro que había tomado. Se reprendió mentalmente, así que lo intentó de nuevo, levantó de nuevo la mirada, pero justo cuando iba a decir algo, sonó la campana, así que te levantaste y te fuiste.

Eddie se desplomó en la silla y dejó salir un suspiro frustrado.

-Mierda. -Murmuró.

Al día siguiente, en el almuerzo, Eddie decidió que pasaría por la biblioteca y ver si estabas ahí, pero no lo estabas. Estaba a punto de ir hacia la cafetería, pero le vino un pensamiento a la cabeza. Tal vez ibas de camino a la biblioteca. Así que entró, y miró los estantes fingiendo estar interesado, mirando las mesas cada dos segundos con la esperanza de que estuvieras sentada ahí.

Después de pasear un rato por los estantes, finalmente te vio entrar en la biblioteca y sentarte en la misma mesa del día anterior.

Para no parecer espeluznante, Eddie espero un par de minutos antes de tomar un libro al azar y tomar asiento también.

Ambos se sentaron ahí en silencio, Eddie echó un vistazo a tu libro, aprovechando para mirarte cada vez que tenía la oportunidad. Eras tan hermosa como recordaba; aún leías el Señor de los Anillos y escuchabas música. Eddie quería gritar de la emoción cuando vio que esta vez escuchas a Metallica.

Negó con la cabeza, la campana ya había sonado y no te había dicho ni una sola palabra, no tenía idea de qué decirte.

-Mañana hablaré con ella. -Se dijo a si mismo.

Dijo eso todos los días durante las próximas dos semanas. Cada día te encontraba en la biblioteca o esperaba en la biblioteca hasta que aparecieras, tomaba un libro y se sentaba frente a ti, y cada día no lograba reunir el valor para hablar contigo. Habías terminado el libro, pasando a leer otro. Habías escuchado más Iron Maiden y Metallica, así como algo de Aerosmith, Kiss y Van Halen.

Se dio cuenta de que los viernes ibas a la biblioteca después de que terminaban las clases, así que es ahí donde estaba. Caminando alrededor de los estantes hasta que te vio entrar y sentarte en la misma mesa de siempre.

Como siempre, tomó cualquier libro que estuviera cerca de él, lo más casualmente posible, se acercó a la mesa y se sentó.

Te miró un par de veces antes de que finalmente hablaras, sin levantar la mirada del libro.

-Entonces, ¿me invitarás a salir o seguirás viniendo a fingir que lees?

-¿Q-qué? -Eddie no esperaba que dijeras nada.

-Has estado fingiendo leer un libro durante las últimas dos semanas, y siempre pareces aparecer por arte de magia cuando me siento. -Sonríes.

-Yo... yo... eh. -Rió él con nerviosismo. -¿Cómo sabías...? ¿Cómo sabías que estaba fingiendo?

-Bueno. -Cerraste el libro y lo pusiste sobre la mesa. -Al principio no estaba tan segura, pero cuando tenias un libro diferente cada vez, empecé a sospechar, y luego al día siguiente tomaste ¿Qué esperar cuando estás esperando? Y sabía que estabas fingiendo.

Eddie se sintió avergonzado, sus mejillas se volvieron de un color rojo.

-¿Por qué ese libro estaría disponible en la biblioteca de la secundaria?

-Eso es una buena pregunta, pero todavía estoy esperando una respuesta a mi pregunta anterior. -Pusiste los codos sobre la mesa y descansaste tu barbilla sobre las manos.

-Um, ¿qué... cuál era la pregunta? -Estaba tan nervioso y avergonzado que olvidó por completo lo que le habías preguntado.

Su nerviosismo te pareció tierno y no pudiste evitar sonreír.

-¿Me vas a invitar a salir?

-Oh, sí, eso. -Rasco su nuca con nerviosismo. -Si no te parezco un completo idiota, ¿te gustaría salir alguna vez?

-Claro, suena genial. -Respondiste y Eddie sonrió.

-¡Eddie! -Él volteó para mirar a Dustin de pie en la entrada de la biblioteca. -¿Qué estás haciendo? ¡Se supone que debemos empezar la campaña en cinco minutos!

-¡Shh! -Dijo el bibliotecario.

-¡Shh, a ti! -Gritó Dustin. -¡Vamos!

-Parece que te necesitan. -Lo miraste.

Eddie pellizcó el puente de su nariz durante unos segundos.

-Sí, supongo que si.

-En realidad, debo irme. -Tomaste un pedazo de papel, garabateaste algo y se lo entregaste. -Llámame más tarde, así podremos discutir los detalles de nuestra cita.

-Está bien. -Sonrió Eddie, con una mirada completamente enamorada en sus ojos.

-Nos hablamos más tarde, Eddie.

-Espera, nunca te dije mi nombre, ¿cómo lo sabes...?

-Bueno, tu amigo lo acaba de anunciar a toda la biblioteca, pero incluso, antes de eso, ya sabía quién eras. Tu reputación te precede. -Te pusiste de pie y tomaste tu mochila.

El calor lleno las mejillas de Eddie de nuevo cuando se dio cuenta que nunca te había preguntado tú nombre.

-Y tu nombre es...

Señalaste el trozo de papel antes de salir de la biblioteca. Eddie miró hacia abajo, junto a tu número había una nota.

Probablemente deberías saber mi nombre antes de invitarme a salir, tonto. Es ___.

Leyó tú nombre una y otra vez. Sonrió al pedazo de papel, emocionado de llamarte tan pronto como llegara a casa.

-¡Eddie! -Dustin chasqueó dos dedos frente a la cara de Eddie. -¡Vamos! ¡Todo mundo está esperando!

-Lo siento, ¡lo siento! -Eddie se levantó de la mesa y empujó juguetonamente a Dustin hacia la salida. -Vamos.

Dustin volteó los ojos.

-Invitar a una chica a salir en la biblioteca. -Murmuró en voz baja. -Y dicen que yo soy el idiota.







Hola, había escrito este hace tiempo, porque he estado un poco ocupada y no he escrito nada. Espero les guste este ¡Bye!

One Shots | Joseph Quinn/Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora