Niñeros|Joseph Quinn

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-Amigo. -Jamie se inclinó para mirar más de cerca, observando atentamente esos profundos ojos marrones algo impresionados mirándolo de vuelta, desde una pequeña cuna, con sus pequeñas manitas cerca de su cabeza. -Tuviste una bebé.

Joseph se rió mientras Charlie y Joe Keery reían ante la expresión de Jamie, era el único que no había conocido a la pequeña Gianna.

-Sí, lo sé Jamie. -Respondió Joe entre risas.

-No, pero es... Eres un padre. Ella está compuesta por la mitad de tu ADN y por la mitad del ADN de _____. -Continuó Jamie algo impresionado.

Keery casi se ahoga con un pedazo de pizza, que habían pedido hacía poco, le había parecido gracioso el cometario de Jamie.

-¿Estas bien? -Joe miró divertido a Joe Keery.

-Sí. -Respondió mientras tomaba un poco de gaseosa.

-Ella es... Oh ¡Tiene tus ojos! -Jamie dejó de mirar a la bebé para luego mirar atentamente a Joe.

-¡Quiero ver! -Charlie empujó a Joseph para mirar a la bebé.

-Yo también. -Se acercó Joe Keery también alrededor de la cuna.

Los tres la observaron atentamente un momento para luego voltear a mirar a Joseph y sus ojos.

-Es verdad. -Joe Keery acercó su mano a la pequeña mejilla regordeta de Gianna, para acariciarla con cuidado.

-Ya lo sé. -Suspiró Joseph mientras volteaba los ojos divertido, abriéndose paso de nuevo para también observar a su pequeña hija.

Desde que Joe y tú trajeron a casa a la pequeña Gianna, hace aproximadamente un mes, se habían vuelto muy apegados a ella.

Estaban total y completamente obsesionados con ella, era el ser más lindo y perfecto que ambos hubieran visto jamás, era increíble como al principio no te ilusionaba tanto la idea del parto, del dolor y todo eso, pero en el momento que te la trajeron envuelta en una pequeña cobija y la colocaron sobre tú pecho, desde ese momento supiste que iba a ser complicado dejar de mirarla o de alejarte de ella.

Culpabas constantemente al olor de recién nacido, era tu debilidad, siempre que la tenías acurrucada entre tus brazos no podías evitar oler su cabecita, que se encontraba adornada de algunos pequeños rizos.

Te encantaba estar con ella, no te cansabas ni te aburrías, pero tú madre y la madre de Joseph, se habían asegurado de que Joe se asegurará que no te alejarías de la sociedad, que aún debías tener una vida social una vez que Gianna estuviera en casa, y luego habían aterrado a Joe con sus historias sobre la depresión post-parto.

Así es como Joe insistió en que tuvieras una salida con algunas amigas, terminaste ese día saliendo con Maya, Natalia y Maika.

Habías empezado a llorar después de haberle dado un baño a Gianna, dejando besos por todo su rostro, y literalmente terminaste siendo arrastrada por las chicas mientras los chicos se quedaban a cuidar a tú pequeña, aunque Joe sabía que lo pasarías bien.

Al igual que sabía que podía manejar a Gianna por su propia cuenta, los chicos decidieron ir ayudar a cuidarla y Jamie llegó también porque moría por conocerla.

Hacía unos días Gaten también había pasado a conocer a la pequeña junto con Noah, quienes andaban por la ciudad.

Noah rápidamente se adaptó y empezó abrazarla cada vez que pudiera, lo que te parecía realmente tierno y la vez te asustaba ya que Noah solía ser bastante torpe en algunas ocasiones; en algún momento al fin Noah se la entregó a Gaten y en ese preciso momento Gianna empezó a llorar porque necesitaba un cambio de pañal.

One Shots | Joseph Quinn/Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora