Seis meses
Eso es exactamente lo que ha pasado desde la última vez que lo viste. Desde esa noche. Todavía no te has acostumbrado del todo, pero lo tomaste con calma día a día. Los dos primeros meses desde que se fue fueron las peores partes de tu vida. Mirabas fijamente a la nada mientras te sentabas en el sofá. Apenas comías. Apenas te movías. Apenas salías con tus amigos. Ocupada, eso es lo que siempre les decías. Ocupada con el trabajo. Pero los fines de semana lo pasabas en tu cama, durmiendo todo el día o llorando en ciertos momentos en los que encontrabas un pedazo de él en tu departamento. Una vieja camiseta en alguna esquina dentro de tus cajones, su aroma aún persistía en la tela. Un pedazo de papel donde había garabateado pequeñas flores o corazones para ti. Todo te consumió de una manera que no podías moverte en el momento en que encontraste pequeños pedazos de él en tu departamento.
Deberías empezar a limpiar.
Te lo dijiste a ti misma, pero nunca lo lograste. Era como si estuvieras demasiado asustada para tirar las cosas que quedaban porque sabías que en el momento en que todas sus cosas se hayan ido, sabías que tenías que enfrentar la dura realidad de que él realmente ya no era parte de tu vida. Que nunca más lo volverías a ver. Fueron cuatro años en los que ustedes dos estuvieron juntos, y en un abrir y cerrar de ojos, él se había ido. Era como si esos cuatro años no existieran, pero en tu corazón y en tu mente, esos cuatro años seguían siendo muy claros.
-Hola. -Siempre aparecía detrás de ti luego de un largo día de rodaje.
Llegaba a casa y te encontraba cocinando la cena. Había algo en esos pequeños momentos que te hacían sentir cálida y acogedora por dentro. Sus labios permanecían en la parte posterior de tu cuello, su cálido aliento te hacía la piel de gallina y tú siempre te inclinabas hacia él y suspirabas felizmente.
-Joe. -Le advertías. -Estoy cocinando. No me distraigas.
Una pequeña risa salía de ti, y empeoraría aún más cuando empezaba a besarte en el cuello y hombros.
La cocina siempre fue un lugar especial para ustedes dos. A Joe le encantaba cocinar y cuando no estaba trabajando, te mostraba en su lenguaje de amor, preparando una deliciosa comida casera para consentirte y pasar el día viendo películas en la sala de estar. A veces, ustedes dos se quedaban dormidos en el mismo sofá. Fueron pequeños momentos como estos lo que te hicieron quererlo aún más. Fueron esos pequeños momentos como estos los que te hicieron doler el corazón cada vez que reaparecía en tus recuerdos. No pudiste entrar en la cocina en las primeras dos semanas desde que se fue. Pedías siempre comida y así evitabas por completo entrar ahí a menos que realmente necesitaras algo. Incluso compraste una mini nevera para guardar tus botellas de agua en la habitación.
La cocina puede tener buenos recuerdos, pero también fue el último recuerdo que tuviste con él, y no fue bueno. Sabías que las cosas entre ustedes habían estado un poco mal, distantes. Él había estado ocupado con sus rodajes, y tú habías estado ocupada con tu propio trabajo. Después de que te ascendieron en la oficina, lo veías cada vez menos. Joe volaba a Estados Unidos para filmar, y tú te sentabas en el departamento sola, cenando sola. Realmente no se te ocurrió al principio debido al hecho de que también estabas muy ocupada. Apoyar las carreras del otro fue uno de los rasgos más fuertes que ustedes dos tuvieron en la relación, pero ¿cómo todo se volvió así? ¿Cómo terminó así?
Joe tardó unos dos meses lejos de ti y empezaste a sentir esa distancia entre ustedes dos. No solo el hecho de que estuviera al otro lado del mundo, sino como estaba empezando a distanciarse de ti, incluso estando en casa. Él enviaba mensajes de textos o llamadas durante las primeras semanas de rodaje estando en otro país, pero luego comenzó a dejar de hacer eso. La única vez que lo veías era en las fotos de los paparazzi de él y sus coprotagonistas pasando el rato en un bar o en algún concierto.
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One Shots | Joseph Quinn/Eddie Munson
FanfictionOne Shots de Joseph Quinn/ Eddie Munson.