¿Una broma?|Eddie Munson

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Nunca estuvo en ninguno de los juegos, lo cual para ser justos, ¿por qué lo estaría?

Sin embargo, no pudiste evitar la decepción cuando escaneaste entre la multitud es busca de sus rizos desordenados, pero sin suerte. Habías practicado la rutina un millón de veces más, aunque probablemente nadie te estaría mirando, todos mirarían a Chrissy.

Era así, a menudo.

Buscabas a Eddie con la mirada, y cuando finalmente lo encontrabas, te sentabas y lo observabas, admirándolo desde lejos. Él algunas veces volteaba a verte y sonreía, aunque esa era la única interacción que tenían. Después de todo, eras una animadora, y sabias como el equipo de baloncesto trataba a la gente como Eddie. Sabías que probablemente pensaba lo mismo de ti, pero tenías ganas de demostrarle lo contrario.

Tenías que hacer algo al respecto sobre la forma en que tú corazón estaba tan obsesionado con él, no podías solo seguir dejando las cosas así.

Sabías que tenía su reunión habitual en su club Hellfire hoy, y de repente la rutina que estabas haciendo era el menor de tus preocupaciones, incluso llegaste a pisar a alguien durante el proceso, pero no importaba. Ibas hacerlo. Ibas a darle la sonrisa más dulce y sincera y le preguntarías a Eddie Munson si le gustaría salir en una cita, sin importar lo que pensaran tus amigos. No te importaba si tú status social iba en picada. Te arriesgarías por él.

Después de cambiarte rápidamente mientras ignorabas la mirada molesta de tus amigos por fallar tanto durante la rutina, te apresuraste para llegar a la sala del club Hellfire.

Te balanceaste de un lado a otro, apoyándote en una de las paredes mientras jugabas con la correa de tú mochila. Tan pronto como la puerta se abrió se dejaron ver varios miembros salir de la habitación, la mayoría de ellos ignorándote o dándote una mirada sospechosa, excepto Mike, quien te saludó, ya que conocías a Nancy. Ella era una de las pocas personas en las que confiabas tus sentimientos sobre Eddie. Cuando todos habían desaparecido, entraste solo para ver a Eddie ordenando algunas cosas de la campaña.

No dijiste nada.

De repente sentías el corazón en la garganta y las manos sudorosas. Él se acercó a la mesa, sin darse cuenta de tu presencia.

-¿Eddie? -Lo llamaste en voz baja, haciéndolo sorprenderse y dejando caer unos dados al suelo.

-¿Eh, sí? -Preguntó él volteándose, un poco confundido, la sospecha sonaba en su tono de voz.

Tomó los dados del suelo y siguió empacando las cosas mientras aún seguías ahí de pie.

-Yo, um, no sé si sabes mi nombre pero...

-_____, sí, lo sé. -Se quejó, no parecía interesado en lo que tenías que decir.

Trataste de no dejar que te derrotara el coraje que sentiste de repente.

-¿Fue... una buena campaña? -Preguntaste con voz cansada. Habías leído en secreto una pequeña guía de cómo jugar calabozos y dragones, para intentar entenderlo mejor.

Se burló.

¿Qué clase de mierda eran los deportistas ahora?

Ni siquiera se molestó en responder, sabiendo que esa no era la razón por la que estabas aquí, probablemente era una tonta pregunta engañosa. Las animadoras siempre habían sido malas con él.

Cuando no respondió, sentiste que tu cara se ponía roja de la vergüenza, ¿habías dicho algo mal?

-Está bien, bueno, me preguntaba si... -Tartamudeaste, te equivocaste en todas las palabras mientras seguías jugando con la correa de tú mochila. -¿Te gustaría hacer algo conmigo alguna vez? ¿Como pasar el rato? ¿En una cita o algo así? -Preguntaste.

One Shots | Joseph Quinn/Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora