Goku & Caulifla - Corazón Saiyajin.

52: Memorias de un pasado. [I]

El pasado puede dejar muchas marcas, negativas, positivas, sin duda es algo desconocido...
Pero si hay algo seguro es que el pasado siempre influye en nuestro presente y nuestro presente día a día, hora a hora y minuto a minuto esta definiendo nuestro futuro.

─¿No es asi? ─Son Goku, entonces creo que puedes entender muchas cosas si te cuento una historia, si tanto quieres entenderla a ella o a mi, no se ─Sera mejor que escuches...

─¿Que quieres decir Kale?─ pregunta Goku.

─Es solo una historia, espero que no te aburra...

Año 768.
Había pasado un año tras la pelea contra el malvado Cell..
Faltaban seis años para que Babidi y sus secuaces hicieran sus movimientos finales con el objetivo de revivir a Majin Buu.

Pero en otro lugar (Universo) otras historias se desarrollaban, el avance del tiempo es inexorable, el pasado puede significar muchas cosas...

Sexto Universo.
Planeta Sadala.

Era una tarde nublada, las nubes grises vociferaban lluvia a gritos.
En aquel camino que atravesaba bosque por la mitad se encontraba la pequeña Kale, sin saber donde estaba, solo sabia a donde quería llegar.

Y siendo ignorada por todas las personas que circulan en el camino, ni hablar de los vehículos que circulaban a toda velocidad.

─¿Alguien sabe donde queda la...?

─Capital...

Sin que nadie le hiciera caso se aferra al abrigo de un saiyajin que murmura algo en voz baja debido a la lluvia que se aproximaba.

─Señor hacia donde q-queda la capital ─¿Me puede decir p-por favor la dirección?

─¿La capital? ─Niña eso queda muy lejos ─¿Acaso estás perdida?─ le responde aquel hombre.

─No se d-donde estoy ─Pero tengo que ir...

Contestaba Kale.
Decidida pero afligida a la vez.

Lentamente las nubes grises se cerraban sobre el área y la llovizna caería sobre ellos en cuestión de segundos.

─Escucha niña, no lo sé bien, no soy de esta parte y tengo prisa pero puede que esto te ayude─ fue la respuesta de ese hombre, entregándole a Kale una bolsita pequeña llena de monedas.

─Gracias señor─ atinó a responder la pequeña Kale pero ya el hombre se había alejado.

Y rápidamente las personas a lo largo del camino salvó los vehículos iban desapareciendo...

La llovizna se convirtió en un diluvio.
Ahí estaba, Kale.
Sola bajo la lluvia, así que optaría por tomar refugio entre los árboles.

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Varios minutos después.

Con la pequeña bolsa que contenía las monedas en la mano y aguardando que la lluvia cesará...

Kale miraba hacia el cielo, con la esperanza de llegar a su destino.
Pero los pensamientos de aquella niña serían interrumpidos por varias voces adultas.