Cap 30. Helado de pistaches.

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MAKARENA


Me sentía confundida.

Lucien había entrado en mi vida como un relámpago, trayendo consigo emociones fuertes y adrenalina, y eso me encantaba.

Era rudo y dulce en proporciones iguales y desbordantes, y eso me atraía.

Había aceptado venir con él porque quería seguir compartiendo momentos.

No sé si era la vulnerabilidad tras la pérdida de mi abuelo, lo guapo y sexy que era, o simplemente lo bueno que estaba, pero me atraía de una manera que no podía evitar.

Por otro lado, siento tanta rabia hacia Sebak por la manera en que me usó y manipuló, y ni siquiera tuve la oportunidad de insultarlo.

Pero es de sabios no pelear cuando estás mal, y la pérdida de mi abuelo fue la gota que colmó el vaso.

Cuando acepté venir y Lucien me ofreció pasar unos días en esta bella villa, fue alucinante. El lugar, sus campos y paisajes, todo es hermoso.

Hoy caminamos por una pradera tomados de la mano, me trata como si fuese su novia y ha preparado un picnic preciosísimo.

Me burlo de él.

Lo dicho, Lucien es rudo y tierno a partes iguales. Organizó un picnic, y esto es súper lindo. Lo es aún más cuando me sube a horcajadas sobre él y, de la manera más dulce, me propone ser su novia.

Y lo mejor viene cuando me dice que lo importante soy yo.

Amor, no importa el tipo, lo que me importa eres tú y quiero ser tu novio. ¿Aceptas?

Lo pienso por un segundo.  “Qué Sebak se vaya a la mierda con todo y prometida”. Me daré una oportunidad con Lucien de conocerlo y empezar algo bonito.

Después de cenar juntos, voy a bañarme. Estoy revisando algunos correos y pendientes que dejé después de lo de Adán.

Pero estoy algo anciosa, por mi recién adquirido compromiso.  Lucien me encanta, pero tampoco quiero ser la fácil, que se lo comen en la primera oportunidad, mi experiencia sexual se resume a Sebak, y si estoy nerviosa, espero y Lucí pueda comprender y darme algo de tiempo para entregarme a el.

Lo veo ingresar a la habitación y empezar a prepararse para dormir. Se detiene justo en la puerta. Y espero y no me pase lo que me suponía.

Lo miro y él me mira.

—¡Qué! No creerás que dejaré de dormir contigo, si ya lo hacíamos y no éramos nada. —me dice haciendo pucheros, y de inmediato me hace reír.

Es cierto llevo más de 15 días desde Stanford durmiendo con Luci, desde lo de mi abuelo, pero solo dormimos y el me acaricia, nada es sexual.

Sonrío, Lucien y su carita tierna. Igualmente, se mete en mi cama, y al final terminamos dormidos abrazados.

A la mañana siguiente, me despierto con una nota en la mesita de noche:

"Buenos días, hermosa. Desayuno en la cocina."

Bajo y encuentro la mesa llena de mis comidas favoritas, y a Lucien con una sonrisa que ilumina la habitación.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora