Cap 47. Una vida sin barreras, sin límites.

114 12 2
                                    

LUCIEN HOFFMANN


El amor siempre había sido un juego peligroso para mí, algo que me hacía cuestionar si realmente existía o si todo se reducía a un acto mecánico, lleno de lujuria, deseo y, por supuesto, dinero.

El amor, a mi parecer, era una cadena exclusiva que te ataba a alguien que tal vez no te mereciera y te hacía débil. En realidad, nunca lo había experimentado. Pero desde que conocí y sentí a Makarena Gallego, mi perspectiva sobre el amor cambió.

Sigo pensando que te encadenas, pero ahora lo veo como un acto voluntario y placentero, donde esa persona se convierte en tu todo, y solo quieres compartirlo todo con ella.

Así me siento yo. Pasamos la mejor luna de miel en Saint-Rémy-de-Provence; no quise llevarla a una playa o algún lugar común.

Makarena es una mujer que lo ha tenido todo, y eso me obliga a esforzarme más, a darle detalles que sean memorables e inolvidables.

El jet aterriza suavemente en Bruselas, donde haremos una escala para asistir a la recepción de Nochevieja organizada por Yanka Lombart, el líder de nuestra organización en Bélgica.

Hace unas noches, después de visitar una catedral en Provenza, convencí a mi hermosa esposa, Makarena, de casarnos por la iglesia, y así lo haremos. Ya he confirmado todo con mi madre, quien se encargará de los preparativos.

Nuestra boda será el próximo mes, exactamente el tres de febrero. Esta vez no será una ceremonia reservada, sino una gran celebración digna de un líder de la mafia, con la asistencia de muchos de nuestros socios y amigos.

Aunque ya habíamos pasado una semana de ensueño en Provenza, la realidad no nos da tregua.

Makarena duerme a mi lado, su rostro refleja la paz que siempre he buscado, pero rara vez la he encontrado. La observo unos instantes antes de decidir que es hora de despertarla.

Aún no sabe sobre la recepción de esta noche, pero estoy seguro de que no será una sorpresa desagradable.

-Mi vida -susurro, acariciando suavemente su mejilla-. Hemos llegado.

Sus ojos se abren lentamente, como si se resistiera a abandonar el mundo de sus sueños.

Esos ojos que ahora son la razón por la que he comenzado a creer en el amor. Antes, el amor era un concepto abstracto para mí, una debilidad, pero ella lo ha cambiado todo.

-¿Ya? -pregunta, aún adormilada.

-Sí, mi amor. Esta noche nos espera una recepción de Nochevieja organizada por Yanka Lombart.

Ella frunce ligeramente el ceño, confundida.

-Ese nombre me suena... ¿Lombart? -pregunta.

Asiento. Makarena entiende sin necesidad de más explicaciones. Es una mujer inteligente, y aunque este mundo es nuevo para ella, confío en que se adaptará a nuestro estilo de vida.

No la he forzado a nada; cada situación se ha desarrollado libremente, sin interferir en su día a día.

Se estira en su asiento antes de levantarse para prepararse. La sigo, no solo porque también necesito alistarme, sino porque estar cerca de ella me da una calma que nunca antes había experimentado.

La recepción en Bruselas es más que una simple celebración de Nochevieja. Yanka no es solo un líder de la organización; es también alguien que comparte mis valores y mi visión de poder.

Aunque su enfoque es más brutal, es un hombre que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo.

Esta noche no solo celebramos el cambio de año, sino también fortalecemos alianzas.

Después de ir al hotel, le muestro a Makarena un hermoso vestido rojo que mandé a hacer especialmente para ella. Es sensual y le queda perfecto.

Al llegar al castillo donde se llevará a cabo la recepción, la atmósfera es tan elegante como esperaba.

Los invitados, todos poderosos en su propio derecho, conversan mientras disfrutan de manjares y bebidas lujosas.

Mi esposa está tan bella y radiante que, al entrar, se roba todas las miradas, incluidas las de Yanka Lombart y mi querido hermano mellizo, León Hoffmann. Camino hacia ellos y los saludo.

-Buenas noches, señores -digo. Yanka me saluda de inmediato, con una pregunta en mente.

-Lucien, qué gusto verte. ¿Quién es tu bella acompañante? -pregunta Yanka.

Pero mi Pantera se adelanta, disfrutando de la atención.

-Makarena Gallego. Pero ya nos conocemos, ¿recuerdas? De aquella vez en California cuando estabas con León -responde ella, dejando que una ligera sonrisa curve sus labios.

Me sorprendo. No sabía que Makarena ya los conocía; siempre pensé que conoció a León después de mí.

Decido marcar territorio.

-Oh, claro, por eso me resultabas conocida. Eres la bailarina, ¿verdad? - ¿Qué haces por aquí? -. comenta Yanka, casi con incredulidad.

-Es mi mujer -respondo, rodeándola con un brazo y dándole un tierno beso en los labios. Noto la sonrisa de Yanka, esa mirada estremecedora que conozco desde la infancia. Sé muy bien que esa mirada no augura nada bueno, especialmente cuando se trata de mi esposa.

Lucien, Makarena! Bienvenidos a mi fiesta. Disfruten la velada -dice Yanka, abrazándome efusivamente antes de besar la mano de Makarena.

-Gracias por recibirnos, Yanka. La noche promete ser interesante -respondo, devolviéndole la sonrisa. Mmm mmmmm

A medida que avanzamos por el castillo, puedo sentir que hay algo más en el aire, algo que va más allá de la simple celebración.

°°°°

Los días se convierten en semanas, y Makarena y yo seguimos en el penthouse, compartiendo espacio con León.

Sé muy bien que mi hermano tiene intenciones profundas con mi Pantera; puedo verlo cada vez que la observa.

No me arrepiento de haber sugerido tener un trío con mi hermano. Lo hice tanto por él como por ella, ya había notado su comportamiento y la tensión sexual que flotaba en el aire.

No estoy seguro si han vuelto a intimar, pues después de que le pedí matrimonio a mi Pantera, León estuvo extraño y distante por algunos días.

Pero es mi hermano mellizo, y siempre hemos estado juntos. Ahora, todo ha vuelto a la normalidad.

Sé que León tiene sentimientos por mi mujer, es imposible negarlo; él mismo me lo confesó. Sin embargo, aún no ha tenido el valor de pedirme que la comparta, aunque lo estoy esperando, de manera silenciosa.

Mientras tanto, disfruto observando el sutil juego que se desarrolla ante mis ojos.

Cada vez que Makarena sonríe al notar la atención de León, siento una extraña mezcla de orgullo y anticipación.

Es como si estuviéramos en medio de una partida de ajedrez en la que ya conozco el desenlace, pero disfruto cada movimiento. Porque, al final del día, todo esto es parte de la vida que hemos elegido. Una vida sin barreras, sin límites.

_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠___🔸___________










SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora