Cap 141. ¿Que no está bien?

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MIKAEL MAISTER

Después de llegar de Bruselas estoy harto de esta mierda.

Las cosas están difíciles y he pasado una semana de mierda. Los Hoffmann han sido atacados varias veces, pero Lucien es muy bueno en tácticas y ha logrado salir inmune.

Senne, por otro lado, no se queda atrás; es el estratega de los Lombart. Su plan es bueno, y voy a apoyarlos.

Tengo su más preciado tesoro en mi poder, y lo peor es que la deseo.

Ahora entiendo el afán de mis tíos. Quieren que me una a ellos, y la mejor forma es una mujer. Me llegó una invitación de los checos; quieren que me una a su organización en contra de los Hoffmann y Lombart. Pero tocaron un punto sensible: la quieren a ella. Desean violarla y torturarla hasta matarla, y es ahí cuando me doy cuenta de que el plan de mis tíos funcionó.

Han sellado mi fidelidad con ellos para siempre, pues jamás permitiría eso.

Pero quiero mi premio, y ese premio es ella.

Cuando vuelvo a casa, organizo todo: un atuendo, una cena, y me porto de lo mejor, hasta que la invito a la mazmorra.

Entro y sé que estás así, asombrada. Busco una correa y le hago el ritual...

Pequeña, quiero que seas mi sumisa. —Ella no contesta, solo observa todo.

—¡¿Qué?! —Quiero probarte. Si me gustas, haremos un contrato. —Le hablo claro: “no amor, no relación, solo un contrato”.

—¿Estás loco, Mikael? ¿Me ves cara de sumisa? —me responde enojada. Ella no es como cualquier otra; Makarena es inigualable. —Jajaja, es una broma, ¿cierto? —dice histérica. Yo solo guardo silencio y mantengo la compostura.

Intenta quitarse el collar de sumisa que le puse hace unos minutos.

—¿Crees que porque me diste este horrible collar ya me sometiste? Mírame, Mikael, no soy sumisa. No me gusta que me humillen ni que me manden. No obedezco, y hago lo que me da la gana. —me grita y se arranca el collar.

Cuando sale, busco un trago de Negroni. Te voy a tener, pequeña sabandija. Te deseo y me saciaré de ti.

Al día siguiente la espero. Hoy tiene prácticas, y cuando me ve, sigue enojada. Llega al estacionamiento, toma una motocicleta, la enciende y se va. De inmediato mando a cerrar las puertas.

No tarda ni cinco minutos en regresar, aún en la moto.

No se baja, y con enojo grita:

Mikael, necesito salir. Da la orden. —dice desde la moto, mientras yo estoy en el auto esperándola.

No hago nada, y ella se desespera viendo el reloj. Salgo del auto y me dirijo a mi oficina, no voy a perder el tiempo. Si ella es jodida, yo lo seré más.

—¡Mikael! —grita. Sigo caminando, pero ella se baja y me alcanza.

Eres un idiota. ¿Qué te hice? ¡Déjame salir, tengo prácticas, ya lo sabes! —me dice a mi lado.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora