Cap 169. Pendientes..

59 13 1
                                    

MAKARENA


Estoy con mi nena, mi Sennecita Alpina.

Entonces, ¿tendré otro hermanito, mami? —me pregunta mi chiquita.

Sí, mi princesa, aquí está tu hermanito. Y Evans. —le completa Lucien, quien está esperándome que termine de vestir a nuestra chiquita.

Sí, mami, qué bien. —nos dice ella, celebrando.

Mi vida, estás lista, la doctora te espera. —me dice Lucien, quien está muy entusiasmado con mi embarazo.

Asiento y salgo junto con él. No hemos hablado del tema, ha pasado solo un día, y hoy Lucien quiere que vayamos a la cita con la obstetra para saber cómo está mi embarazo y cuánto tiempo tengo realmente.

Cuando bajo, me sorprende.

—¿Todos irán? —pregunto, y prácticamente me responden a coro.

También es nuestro hijo, amor, Risitos, Conejita, Princesa, amor mío. —No digo nada, y ahora es León quien me lleva de su brazo.

Viajamos en dos automóviles diferentes, no cabemos los siete en uno de cinco puestos.

Cuando llego, me pongo un poco roja. Todos voltean a verme por la cantidad de guapos hombres que vienen conmigo.

La obstetra nos recibe, y gracias al cielo, me conoce, fue mi anterior obstetra.

Vamos a ver cómo está tu bebé. Mmm... déjame ajustar un poco la imagen.

Sentí una pequeña presión en el pecho mientras la doctora deslizaba el aparato por mi estómago. El silencio en la sala era denso.

Sabía que todos estaban tan ansiosos como yo, aunque intentaban disimularlo. Podía sentir la tensión de Lucien a mi lado, su respiración contenida, sus manos entrelazadas nerviosamente.

—¿Todo está bien, doctora? —preguntó él al fin, incapaz de aguantar más la incertidumbre.

La doctora esbozó una sonrisa tranquila sin apartar la vista de la pantalla.

Sí, tranquilo —respondió con calma—. El embrión mide aproximadamente 3 milímetros, lo que es perfecto para tus dos semanas y tres días de gestación.

Lucien soltó un suspiqro, y por un momento vi cómo sus hombros se relajaban. Estaba visiblemente más calmado, aunque la emoción aún brillaba en sus ojos.

Al oír el veredicto positivo, León, de pie en el otro extremo de la sala, sonrió y asintió, cruzando los brazos como si hubiera estado seguro de que todo estaría bien desde el principio.

Pero entonces, algo cambió. La expresión de la doctora se volvió más concentrada, como si hubiera notado algo que le llamaba la atención.

Espera un momento... —dijo, ajustando el monitor con más cuidado. Todos en la sala nos tensamos nuevamente, el ambiente se llenó de expectación.

Los ojos de Yanka se abrieron un poco más, moviéndose nervioso de un pie a otro.

Sebak, que normalmente mantiene la compostura, levantó una ceja y se inclinó ligeramente hacia adelante, como si con ese gesto pudiera ver mejor la pantalla.

SOY MAKARENA GALLEGO. « La  Reina ». Donde viven las historias. Descúbrelo ahora